Había aceptado volver a
encontrarnos, creo que guardaba la pequeña ilusión de que aquel amor
retomara nuevas alas, a pesar de haber
terminado tan mal.
A veces soy tonta y creo que la
gente puede cambiar; pero Pablo no era de esos,
él se sabía muy seguro de sus
decisiones.
El bar en que me citó era el de
siempre, en el que nos habíamos encontrado la primera vez ,y hasta me pareció
que flotaba en el aire el mismo aroma a vainilla de las medialunas recién
horneadas que en aquellos tiempos preparaba don Juan. También allí nos
separamos, luego de hablar casi dos horas, en las que mi té de frutillas quedó helado como mi
cuerpo.
No puedo engañarte —me había
dicho— conocí a otra persona y en ella descubrí el verdadero amor.
Recuerdo que me mantuve digna y
hasta ensayé una pobre sonrisa, no quería delatar el dolor que me cerraba la
garganta.
Pablo se fue sin mirar
atrás, casi diría que feliz; se había
sacado de encima y sin problemas, una camisa a la que no quería volver.
El bar comenzó a llenarse de
gente, era la hora en que las oficinas
abrían sus bocazas y los empleados salían a la calle buscando un café
dónde reunirse a charlar con amigos.
Y Pablo no llegaba. Como
siempre, llevaba 20 minutos de retraso y yo no tenía ganas de volver a las
viejas costumbres. Iba a llamar al mozo cuando lo vi entrar, dirigió su mirada
a la mesa de siempre, pero yo había elegido otra en el fondo. Al fin me descubrió.
Estaba distinto, delgado, más
calmo al hablar, sus manos que siempre se agitaban al son de sus palabras
permanecían quietas sobre la mesa.
Confesó con naturalidad su
fracaso sentimental; aquella mujer, a la
que había anunciado, como el amor de su
vida, resultó un dolor de cabeza; un desengaño. No le interesó preguntar qué
había sido de mí en estos dos años, sólo hablaba de sus pesares, de su trabajo
y problemas económicos. Me aburría escucharlo. La realidad era que yo había
cambiado, en un momento le dije que me iba y Pablo insistió en vernos
nuevamente.
—No me interesa volver a
encontrarnos —dije y esta vez no sonreí, me dolía la garganta, serían las palabrotas
acumuladas que intentaban salir.
—Siempre la misma mina difícil,
no cambiaste…
Me puse de pie sin responder,
elevó la voz al decirme:
—Dame una nueva oportunidad, no
quiero irme con las manos vacías.
Iba a decir una grosería y
comprendí que era un lugar público, desde las mesas cercanas nos observaban. Lo
miré directa y profundamente a los ojos
y en ese gesto, él que me conocía lo bastante para interpretar la furia que
burbujeaba en mi, bajó la mirada y me fui.
Caminé hasta el subte, seguía
escuchando sus palabras, pero más que su voz, era su ira que me acompañaba. Fin de la ilusión —me dije— y entendí que esta vez había sido yo, la que
dejó a un lado una camisa que, a pesar
de su bello color, no era para mí.
28 comentarios:
Mejor acabar con lo que no funciona. Un beso
Por qué será que tantas personas viven la vida a destiempo? Luego quieren volver atrás, pero ya no se puede. La vida no es un camino de dos direcciones.
Feliz día
Bisous
Una historia muy bien relatada. Con esos detalles extraídos de la vida misma...
Abrazo Mariarosa.
No siempre los sentimientos y los recuerdos permiten un final como el que ofreces en tu relato. Felicidades.
Un abrazo.
Mejor permanecer sola que con un hombre que no te quiere y solo busca el consuelo a su sufrimiento. Ahora ya sabe también lo que es sufrir.
Besos
Uno sabe cuánto el amor dolió y nos dejo vacía, muy bello relato María Rosa. Gracias.
Abrazo
Una buena historia de desamor..a veces las ilusiones de retomar una antigua relación no es otra cosa que eso una ilusión efímera , él seguía siendo el egoísta que no tuvo reparos en abandonarla sin embargo en su fracaso quería volver a tenerla sin preguntarle que había sido de ella esos dos largos años.
Muy buen decisión de la protagonista ..el amor muere del todo cuando te desilusionas de la persona .
Un abrazo y feliz noche.
Una buena historia con final creíble, lo has narrado directa y fluidamente. Me ha encantado el desenlace. Un abrazo
un buen relato. Me gusto ella que tenía su amor propio y no dejo que él volviera con ella como si fuera una segunda opción.
Que preciosidad de relato y que bien lo cuentas. Una historia de tantas con un protagonista de un gran egoísmo y bastante tóxico para cualquier mujer.
Como siempre es un verdadero placer leer tus relatos tan entretenidos y tan bien ejecutados.
Felicitaciones M. Rosa. Un abrazo.
Hola Mariarosa.Una historia sacada de la vida misma y muy bien redactada.Este hombre es un perfecto egoísta que sólo piensa en él y no merece la más mínima atención. La protagonista me ha parecido una mujer digna,que ha sabido manejar la situación y se quita un buen peso de encima.
Bravo por ella.
Un abrazo
Me ha gustado mucho este relato. La protagonista tuvo la suerte de encontrar la revancha. Era tan lamentable la actitud del individuo que no merecía la menor consideración. Lo importante es que la protagonista quedó curada para siempre, aquel hombre ya no tendría la capacidad de volver a hacerle daño. Un abrazo.
Gran relato María Rosa, y muy común hoy por hoy, el hombre parece que nunca va a cambiar, menos mal que todos no son así. Me ha dejado el desenlace un buen sabor en boca.
Un placer volver a leerte.
Ahora he vuelto a mi primer blog de Rodar y Volar, a ver si le doy vida que dejo de actualizar.
Feliz noche.
Un abrazo María Rosa.
¡Bien por ella! Desde la distancia de la separación lo pudo ver sin idealizaciones, tal cual era, un egoísta y un veleta.
Como siempre, sabés como enganchar al lector para conducirlo a un final, en este caso, positivo para la protagonista.
Besos.
Bueno se cumple eso que la vida es una rueda...a todos les llega su hora
Y por supuesto algunos nunca aprenden.
Como sea, al menos una persona dormirá al fin muy tranquila y cobstruira su nuevo camino.
Un abrazo para ti.
Un relato muy bien construido y realista...Me viene a la memoria algo que siempre decía nuestra amiga argentina M.del Carmen: "Todo lo que damos vuelve..." Y es así, muchas veces.
Mi felicitación y mi abrazo por tu buen hacer, María Rosa.
Bonita historia de desamor, me gusta, como de la vida real, saludos
Vengativa tu prota. Para qué buscarlo de nuevo. Pero, así son la mayoría de personas, hasta por curiosidad.
Un abrazo grande.
La sensación de ambiente congelado entre los dos ha sido relatada de manera notable. Y las palabras como cuchillo.
Felicito.
Hola MªRosa:Paso por tu Blog y me encuentro con este relato que se ve y se vive conforme se lee.
Siempre tú. Un abrazo
Bien escrito :)
Me encanta como narras las historia María Rosa. Es una buena historia, muy buena, pues estaba en juego la dignidad de esa mujer, que por suerte, supo que hacer.
Un beso preciosa :D
Algo que aprendí del cine es que las segundas partes nunca son buenas...
Ni las terceras.
Ni las cuartas.
Ni mucho menos las quintas.
Saludos,
J.
Una historia muy bien relatado, como nos tienes acostumbrados. Es mejor vivir solos que mal acompañados. Un abrazo, Maria Rosa.
Siempre es duro pero mejor dejarlo antes que tarde.
Un abrazo.
siempre donde hubo fuego Maria algo queda como viruta del alma pero que nos conforma el todo del que somos hoy ,ha sido un placer leerte , desde mis horas rotas mando mis saludos y te invito a mi post . jr.
Ilusiones que se desvanecen,... afortunadamente.
Buen fin de semana!
Estimada
Tengas una hermosa Navidad junto a tu familia
Que el.amor.de Dios este en tu camino
🎄💜🎍🌼🎄🎄🎍🎍
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