lunes

Premio a la perseverancia bloguera.


 

Hola  a todos: me ha llegado un premio como en los viejos tiempos de mi comienzo en la web. Esta vez ha sido Ester del blog: Autodidacta.  “Premio a la perseverancia bloguera” quien me ha elegido y me ha regalado el premio.

Este premio tiene preguntas para conocernos y debo elegir tres blogueros valientes en su permanencia, que serán libres de continuar con el premio o no. Es un juego quien desea jugar sigue...

Voy a comenzar respondiendo las preguntas que son las mismas para todos quienes reciben el premio.

1)¿POR QÉ INICIASTE EL BLOG?

Porque me gusta escribir, nunca he publicado libros y pensé que una forma de dar a conocer mis obras era a través de un blog. Al principio no fue fácil, me costaba armar cuentos, dibujos que tuvieran que ver con el tema y que quedara lo mejor posible. 

Conocer, al menos por escrito a tantos blogueros ha sido muy bueno.


2) ¿QUÉ ES LO QUÉ NO HARÍAS NUNCA?

No sé, la palabra nunca es difícil, seriamente, nunca me iría de mi país, lo amo a pesar de todos nuestros defectos y en broma… nunca sería hincha de River Plate.


3) ¿ALGO DE QUE TE SIENTAS ORGULLOSA?

De mis hijos. Son tres, ya adultos, buenas personas, trabajadores y hermosos. Durante los problemas que he vivido con mi salud, ellos fueron el sostén, siempre a mi lado.


4) ¿SI PUDIERAS DAR TUS TRES DESEOS A QUIÉN SE LOS DARIAS?

A mis dos amigas Elvira y Lidia, que ellas elijan que hacer con ellos.


4) ¿PALOMA O GAVIOTA?

Gaviota, me gusta verlas planear sobre el mar, volar libres y hermosas. Las envidio.


5) ¿CIUDAD O CAMPO?

Campo. Amo ese aroma del amanecer mezcla de menta y yuyos salvajes, el silencio y la paz que se respira a la sombre de un sauce.


Le paso el premio a:

Carlos, https://lajorobadelcamello.blogspot.com/ un poeta que sabe transmitir la belleza en cada una de sus poesías, donde la realidad siempre brilla.

Maite, https://volarela.blogspot.com/ escritora, poeta, mujer sensible que sabe entrar en la naturaleza y llevarnos a disfrutar de ella desde nuestras pantallas.

Carolina, https://angelesyrosas.blogspot.com/ que desde su blog “Ángeles y Rosas” nos comparte el misterio y la historia de la pintura y sus creadores.

Judit, https://enamoradadelasletras.blogspot.com/ Escritora de interesantes novelas e inquieta descubridora de novedades que comparte con sus seguidores desde su blog.

 

 

 

 

 

martes

La niña del parque.


 

Llegué a la plaza cansada y con calor, busqué un lugar con sombra, me senté apoyada en el tronco de un pino y cerré los ojos. Una vocecita me sacó de mi descanso;

-¿Por qué los chicos no juegan?

La que preguntaba era una niña de unos 8 años, muy delgada y me sorprendieron sus ojos muy claros, se quitó su sombrero blanco con cintas azules y se sentó sobre el césped a mi lado. No la había escuchado llegar.

-¿Qué chicos?  -pregunté.

Señaló a un grupo que como yo sentados a la sombra estaban absortos en sus celulares.

-No sé, seguramente les resulta muy entretenido jugar online.

Ella miró al grupo con cierto desdén.

-Son tontos, en mis tiempos me gustaba correr por este parque y también jugar a la pelota con los varones.

-¿En tus tiempos? -Al decir esto la observe, vestía un equipo marinerito, zoquetes blancos con puntilla y zapatitos Guillermina, parecía salida de una revista de Caras y Caretas.

¡Quedé muda!

-¿Por qué me mira así? – nerviosa, se puso de pie- ya me descubrió, no se lo diga a nadie…

Se fue corriendo y yo quedé como una tonta con la boca abierta sin saber si lo sucedido fue real o me había quedado dormida y fue un sueño.

Su sombrerito con cintas azules, olvidado sobre el césped, me dio la respuesta.




lunes

Lo que no fue.


 


Recorríamos la casa, la anciana me guiaba, relataba la historia de la antigua vivienda en cada habitación que abría, en una de ellas, quedé sorprendida ante la pintura de una bella joven, la anciana nada dijo y pasó al otro cuarto, la seguí, era un dormitorio.

Con admiración me detuve a contemplar, sobre la cama un vestido de novia, el tocado y un ramo de rosas que parecían naturales, de mi hija, exclamó con un tono de voz muy bajo, la que usted vio recién en la pintura. “Bello vestido”, exclamé, admirando el diseño en una seda blanca muy fina. La mujer sonrió y me dijo: Una hermosura, como era ella, pero nunca llegó a estrenarlo. Quedé muda, ella movió la cabeza en un gesto que no logré entender y sin la menor expresión en su cara, siguió hasta al otro cuarto…





Una historia increible.




El viejo Manuel era dueño de la única cantina de la isla Esmeralda, le gustaba escuchar las historias de los marineros que visitaban cada noche su taberna, cada uno armaba sus relatos de amores, de pueblos perdidos donde el oro nacía entre las piedras o juraban haber conocido islas habitadas por amazonas hermosas, y mientras

desgranaban sus cuentos, Manuel los escuchaba y sonreía. Alguien le pregunto una vez, si siempre había habitado en la isla Esmeralda, respondió que no, dijo que fue marino y cansado de esa vida errante se radicó en Esmeralda buscando tranquilidad.

- ¿Qué transportaba tu barco? - preguntó uno de los presentes.

-Éramos piratas, ladrones del mar…

Todos asombrados, guardaron silencio y con la mirada le pidieron que dijera más.

-Cada barco que asaltábamos, cada isla que invadíamos era una batalla, dejábamos un tendal de muertes que terminó por agotarme, la última isla a la que llegamos, era habitada por fuertes guerreros.

Manuel se sirvió una copa de grapa, miró a los hombres que apoyados en el mostrador seguían con interés su relato y prosiguió.

-Fue una guerra, solo sobrevivimos el capitán y tres marineros, fui uno de ellos, aquellos hombres eran demonios…nosotros estábamos acostumbrados a pelear con cuchillos, armas de fuego, pero ellos con sus brazos, nos vencieron como si fuéramos niños, hacían sonar nuestros huesos como cascaras de nueces, las balas nada les hacían rebotaban en sus cuerpos, parecían de hierro, cincuenta y dos de nuestros hombres quedaron muertos en esa isla. -Manuel se estremeció al recordar- ¡Eran gigantes enormes!  ¡Fuertes, nos quebraban con un abrir y cerrar de sus manos!

Quedó en silencio estremecido de recordar.

-No te creo Manuel, esos hombres solo existen en tu imaginación-dijo uno de los marineros.

-Eres un embustero-exclamó otro.

El grupo se largó a reír, burlándose de Manuel que los miraba muy serio, se sirvió otra grapa, la bebió, se limpió la boca con el dorso de la mano y les dijo:

-¡Ya se van a convencer!

Desapareció tras la cortina que separaba la taberna de su casa y en pocos minutos regresó.

-¿Así que soy un embustero? Mentirosos son ustedes que nunca salieron de esta isla, solo salen a pescar e inventan historias que nunca vivieron, si yo miento a quién pertenece esto, sino a un gigante….

Y tiró sobre la mesa, varias muelas del tamaño de una manzana.

El silencio cubrió la taberna, el asombro se dibujo en la cara de los presentes y uno tras otro se fueron retirando con la cabeza gacha.

 

 



 

domingo

La mujer fantasma.


 

 

Cada mañana era la misma duda. 

No había hablado con nadie sobre lo que le estaba pasando, temía que lo juzgaran mal. Sin embargo, todo sucedía sin que el provocara ese sueño, luego la duda y la visión, lo perseguía durante el día.

Todo comenzó cuando se mudó a la costa.  Amaba el mar, así que alquiló una pequeña casa cerca de la playa e hizo caso omiso a las bromas de sus amigos, diciendo que en el bosque que rodeaba el pueblo deambulaban duendes y fantasmas.

Su trabajo le permitía escribir sus historias y enviarlas a la editorial por mail, así que la distancia con la ciudad nunca fue para él una preocupación.

Una tarde mientras disfrutaba en el parque, bajo la sombra de un tilo, vio entrar en la casa a una mujer desconocida, fue tras ella, al entrar y buscarla por las habitaciones, no la encontró. Quedó perplejo, estaba seguro de lo que había visto, se retorcía las manos, miraba a todos lados, recorría los rincones de la casa, nada encontró, al fin llegó a la conclusión de que se había quedado dormido y solo había sido una visión onírica.

Cuando ya casi había olvidado a aquella mujer, ella apareció en su sueño, la vio entrar en su cuarto,  con un largo vestido blanco que le cubría los pies, se acercó a él y sonrió, luego se esfumó como una voluta de humo. A partir de ese día, llegaba cada noche, flotaba en una brisa tan ilusoria como ella, se metía en su cama y era tan real la pasión que vivían, que despertaba con la sensación que deja una borrachera. Cada amanecer ella se iba, la buscaba, recorría la casa, el parque… no estaba.

Creía estar loco. Comprendió que no podía seguir así, esa noche cerró el cuarto con llave, tomo una pastilla para dormir y se acostó.

De nada sirvió la puerta cerrada ni la pastilla, ella volvió, esa y cada noche, no entendía lo que estaba viviendo, se estaba enamorando de un fantasma creado por su imaginación.

¿Tal vez un terapeuta lo ayudara? 

No quería perderla, estaba viviendo una locura de amor como nunca hubiera imaginado. Quería amarla y quería dejarla, una batalla en su cabeza le decía que debía buscar una solución.

Comenzó terapia. La voz del profesional lo serenaba, le hacían ver un mundo diferente, debía convencerse que ella no existía. No era real. Lo repetía cada vez que la imagen de la mujer aparecía en su mente y en sus sueños.

Cuando creía que estaba caminando hacía una cura de su pasión por un ser irreal, ella lo convenció de lo contrario. Una mañana al despertar y luego de una noche de pasión, bajó de la cama, al intentar caminar, algo retuvo sus pasos y cayó al suelo.

Enredado entre sus pies el vestido blanco de la mujer parecía reírse de él.




viernes

Noche de frío.


 

La plaza está vacía.

El día ha apagado su luz, solo los focos alumbran el sendero  cubierto de hojas. La niebla comienza a bañar el ambiente y un aroma a verde nace de los arbustos.

Me siento en un banco y espero. La ilusión me dice que vendrá. La soledad es total, nadie se anima a salir de su casa, el calor hogareño los retiene. El viento helado agita los árboles y más hojas como mariposas nocturnas caen sobre mí.

Tal vez mañana la encuentre, o pasado, o nunca. De qué me sirvió haberla amado tanto… dicen que el asesino siempre regresa al lugar de su crimen, pero ella no regresa.



jueves

La casa del ayer.


 

 

 

He quedado sola. El frío pasa bostezando por mis cuartos, armado con cien cuchillos que me atraviesan, sólo soy un despojo por donde asoman  ladrillos color sangre.

Se ha perdido lo que  fuera  mi antiguo señorío, han levantado mis pisos y entre las piedras los arbustos han crecido atravesando los huecos del techo.

Mis habitaciones desnudas, vestidas antiguamente con cuadros y  tapices famosos, lloran su pobreza y hasta las estatuas que alegraba el jardín han sido retiradas.

Soy una casa vieja, los frisos adornados con ángeles desaparecieron y lo poco que  queda de aquella belleza va cayendo bajo el golpe de la piqueta.

Dónde están las damas que se reunían a tomar el té a las cinco de la tarde y dejaban sobre el mantel de hilo jirones de vida ajena, sus amoríos, aquellas pasiones que duraban el tiempo de que un nuevo viento alzara la falda de su vestido. Y  qué fue de aquellos señores encerrados en la biblioteca, discutiendo de política y mujeres, entre cigarros y  vino francés.

Todo pasó.

Mis habitantes  se llevaron a la tumba sus fiestas, sus amores, sus sueños y mi orgullo siguió sus huellas.

Hoy solo soy un despojo de aquel ayer, el  fin de una familia y de una época.

Soy una vieja casa que espera la destrucción, y no falta mucho…los fantasmas de los seres que he amado están aquí…ya casi no los veo…se van esfumando  con cada pared que cae, sólo percibo una niebla gris que me va llevando…y el ruido de la piqueta…nada…más…

 

 

Inspirado en la novela: LA CASA, de Manuel Mujica Lainez.

 

 

 

 

 

Premio a la perseverancia bloguera.

  Hola   a todos: me ha llegado un premio como en los viejos tiempos de mi comienzo en la web. Esta vez ha sido Ester del blog: Autodidacta....