domingo

Una pulsera sin importancia.


La mujer subió al taxi, se notaba muy nerviosa, no dijo una palabra, solo le extendió un papel con una dirección. Raúl pudo ver en su muñeca una pulsera muy fina. Durante el viaje la pasajera no habló, él la observaba por el espejito, ella miraba la calle con ojos inquietos, parecía alterada.

Llegaron a la dirección convenida, ella pagó el viaje, bajó y entró apurada en un edificio.

Al llegar a la agencia y mientras esperaba su turno, algo llamó su atención en el asiento de atrás, una pulsera, la reconoció, era la que llevaba la última pasajera. La agarró, la hizo girar en su mano y le pareció de oro, él no era un entendido, pero estaba seguro que no era una fantasía.

Pensó: ¿y si la vendiera? Terminaría de pagar el departamento y podría comprar  una bicicleta a Juancito. Pero, era arriesgado, si la mujer hacía la denuncia y reclamaba en la agencia, es seguro que lo dejaban en la calle y adiós departamento y chau bicicleta. Mañana se acercaría a la casa y la entregaría a su dueña.

Antes del mediodía llegó a la dirección, tocó el timbre. En pocos minutos la mujer abrió, lo miró sorprendida y dijo:

-No he pedido taxi…

-Señora, ayer la llevé en un viaje y luego encontré su pulsera en el asiento de atrás…

Ella lo miró sorprendida y dijo:

-Que amable, no hacía falta es una baratija…sin importancia.

-Me pareció importante, pensé que era de valor.

Se notaba en ella los mismos gestos del día anterior cuando subió a su taxi, inquieta, nerviosa, lo miró de arriba abajo y con un gesto despectivo, exclamó:

-No vale nada, ya que le gustó, guárdela, tal vez pueda regalarla a una amiga y quedar bien, Gracias.

Y sin agregar palabra, de un golpe, cerró la puerta.

Raúl quedó como una estaca, parado y sin entender los modos de la mujer, ni su gesto grosero.

Subió a su coche y observó la pulsera, nuevamente dudo, de que fuera una fantasía, mejor era sacarse la duda.

En la calle Libertad son varios los negocios que compran joyas, entró en uno, luego en otro y cada vez se sentía más mareado.

El valor de la pulsera era increíble, no se había equivocado, al fin la vendió al que mejor valuación le dio. Con el dinero en efectivo, fue directo al banco, hizo el depósito y recién ahí respiro tranquilo.

Pagaría el departamento y con suerte compraría la bici a Juancito.

Pero, que le había pasado a esa mujer. ¿Por qué dijo que era una baratija? ¿Por qué lo trato tan mal?

Vaya uno a saber, se dijo por lo bajo, hay cada loco suelto…

Pensando y maquinando miles de respuestas, subió a su taxi, lo estaban reclamando de la agencia, un pasajero apurado lo esperaba..

 



 

 

15 comentarios:

Hada de las Rosas dijo...

Buenas noches, maria rosa, que tal!
las apariencias pueden ser muy engañosas, no? la pulsera, el comportamiento desconcertante de la sra. muchas veces, no entendemos del todo las situaciones ni a las personas que nos rodean, la vida nos brinda incertidumbres todo el tiempo pero por lo menos en esta oportunidad el taxista pudo comprar su 🏰
Besos y buen inicio de semana.

Alfred dijo...

El misterio nos queda en el comportamiento de la pasajera, igual quería desprenderse de algo que la avergonzaba...

Besos.

Kasioles dijo...

Hay personas que por tenerlo todo, no dan valor a nada, seguramente para ella, y pese a su valor, aquella pulsera sería en verdad una baratija.
Siempre disfruto leyéndote.
Te deseo un buen comienzo de este mes de junio.
Cariños.
kasioles

Campirela_ dijo...

Me gusto, como nos lo cuentas, para mí, que esos nervios de la mujer tal vez fuera porque la robo y se sentía culpable, pero el misterio queda. Un besazo.

Cabrónidas dijo...

El valor sentimental no se paga con dinero. Para la mujer no era tal.

Ernesto. dijo...

Entretenidas historis Mariarosa.
Empezamos bien el día, semana, mes... Tramo de vida!
Abrazo.

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

Para bien o para mal, esa pulsera lo sacó de las deuda... un golpe de suerte.

Un abrazo.

Elda dijo...

Qué cuento más misterioso, me he quedado con ganas de más. Me ha gustado mucho.
Abrazos y buena semana María Rosa.

J.P. Alexander dijo...

Buen relato. Las apariencias engañan. Te mando un beso.

Laura. M dijo...

Nos dejas con intriga. Al taxista lo apañó.
Gracias Mariarosa. 🤗〰〰💕
Buen junio.
Un abrazo.

Mª Jesús Muñoz dijo...

Una historia que puede tener varias interpretaciones...Quizá la dueña quiso desprenderse de la pulsera, porque la había robado o era regalo de alguien que quería olvidar...Lo cierto es que al taxista le vino de maravilla...Una historia intrigante, que deja el misterio en el aire.
Mi abrazo agradecido, M.Rosa.

Lu dijo...

Hola María Rosa. ¡vaya intriga! Los nervios de la mujer, los malos modos, el regalar la pulsera...
¿Por qué situación estaría pasando?
Seguramente cada lector/lectora dará diferentes interpretaciones a tu intrigante y bien narrado relato.
Como sea, lo estupendo es que el taxista ha tenido mucha suerte.
Va mi abrazo

Vivir y dejar Vivir...Liz dijo...

Querida amiga, hermoso cuento lleno de intriga.
Pienso que ella sufrió una desilusión amorosa y esa pulsera le traía recuerdos que le hacían mal y por su desilusión todo lo que la unía a el perdió valor.
Me encantó visitarte.
♥️Abrazos y te dejo besitos♥️
*♥♫♥**♥♫♥**♥♫♥*--*♥♫♥**♥*

Carlos augusto pereyra martinez dijo...

Es un relato que hace partícipe al lector con el final abierto. La pulsera y su su autenticidad lleva a pensar que encierra una malignidad que obra sobre quien la posee, por lo que hay que deshacerse de ella. Un abrazo. Carlos

Soñadora dijo...

Que misterio alrededor de esa pulsera. A él le cayó del cielo, a ella, porque ese rechazo?
Abrazo y buena semana!

Tarde o temprano, iba a suceder.

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