jueves

La calesita



La monotonía de un viejo vals acompaña el girar del carrusel. El hombre del saco gris se detiene, se aferra al alambrado y observa a los chicos que disfrutaban felices en sus caballos de madera pintada.
Los mira y añora su infancia.
¡Está tan solo!
De pronto, todo parece detenerse.
Los niños quietos en un gesto, sus bocas abiertas y mudas. El calesitero con su mano en alto sujetando la sortija. Una mujer de piel de jazmín detiene su andar, su pierna en el aire parece bailar un minué.
¿Qué está pasando?
Todos quedan paralizados, hasta el gorrión que cantaba en el aromo de la plaza.
El hombre de saco gris se siente confuso, no comprende que sucede.
¿Será un juego de su imaginación? Se pregunta.
Quiere moverse, no lo consigue. Su cuerpo está rígido como una roca, sólo sus ojos siguen la escena. Reina un silencio que aturde.

Lo ve llegar. Es su hermano que regresa del fondo del tiempo. Tan joven, como lo vio partir una mañana en un viaje sin retorno. Se detiene a su lado envuelto en la niebla del tiempo. Juntos presencian la calesita, la misma que los vio jugar en sus caballos azules y rojos, hace muchos años. Le palmea el hombro, y le susurra al oído: “Te quiero mucho hermano”
Se va. Quiere correr tras él y no puede.
La figura querida se aleja hasta terminar en un punto, al final de la calle.
Recomienza el vals, los niños sonríen, intentando sacar la sortija tan esquiva.
La mujer de piel blanca termina su minué y cruza la calle. La calesita gira, y su musiquita alegra la tarde.
El gorrión canta feliz en el aromo. La vida continúa y el hombre del saco gris se siente un poco menos solo y se aleja pensando que la vida es parecida a la sortija.

36 comentarios:

El Gaucho Santillán dijo...

Excelente, Mariarosa.

Que buena descripciòn de un momento en el tiempo.

Y me gustò que el hermano no haya muerto, (o eso imagino) y que el hombre, se fuese contento.

un abrazo.

Anónimo dijo...

Es curioso. Me ha parecido estar dentro de un sueño.

Magnífico texto que capta la atención de principio a fín.

Te dejo mi aplauso y mi abrazo.

Unknown dijo...

que talento amiga que historia que nos eleva a volar en esa magia que es esta historia lindo

saludos
linda semana

abrazos

Mabel dijo...

Que buen relato amiga!!, mientras leía, viajaba a aquella esquina de mi barrio donde por años nos divertíamos en la calesita.
Me encantó
Besos

Soñadora dijo...

Que momento tan emotivo para el hombre del saco gris! A veces sucede la magia de la vida!
Besitos,

Primavera dijo...

Que bonito relato, me gusto mucho por el final que le has dado, genial.
Primavera

Pluma Roja dijo...

Muy bueno, la paralización del tiempo en el recuerdo. Felicitaciones.

Saludos cordiales.

Josep Capsir dijo...

Buffffff, si te lo explico te caes de culo. No tengo saco, pero tengo un sueño recurrente muy parecido, en el que se para el tiempo y aparece un ser querido que perdí hace un par de años. Me has dejado un poco helado. Realmente, cuando despierto de ese angustioso sueño, me siento mucho más cercano a ese ser querido.
Brillante como siempre Mariarosa.
Un beso guapa

Anónimo dijo...

Que grandiosa eres...tus cuentos son verdaderas preciosidades siempre con un mensaje, una reflexiòn...


abrazos

Alexander Camelot dijo...

MariaRosa
Siempre estas en mi corazòn,
gracias por tan bellos momentos compartidos
quedan vuestras sonrisas, làgrimas, alegrias, palabras, y todo,
en el precioso cofre de la vida, el corazòn.
Un abrazo inmenso en la distancia
Dios te bendiga y guie siempre.

Alexander♥

lanochedemedianoche dijo...

Hola Mariarosa, que relato tan bello escribiste, si me emocionó el solo pensar en la calesita, la descripción fantástica gracias por este regalo.

Besos

Gladys dijo...

Hola Mariarosa que bello relato lleno de magia, muy entretenido leerte amiga.
Un abrazo que estes muy bien.

Mujer de agua dijo...

muy bonito el detener el tiempo para poder seguir, y recobrar el sentido.

Mercedes Pinto dijo...

Amiga Mariarosa, nos has traído un texto magnífico. Parece sencillo contar algo así, pero nada más lejos de la realidad, eres tú la que lo haces sencillo.
Ya me gustaría a mí que alguno de los que se fueron pararan el tiempo para decirme, una vez más, que me quieren.
Un abrazo.

Rosa dijo...

Realmente precioso.
Te deseo un feliz fin de semana
Un besito Rosa

cachos de vida dijo...

Hermoso relato.
Feliz fin de semana.
Un beso.

E. Martí dijo...

Qué prosa, amiga... Me dejas atónita... Esa imaginación, los personajes que van apareciendo en el paisaje misterioso; la imagen de la calesita y la sortija; la aparición, la niebla... La rueda gira, todo gira, vuelve, revuelve, aparece, se va... Como la noria, como la esfera terrestre... Y todos nos vemos involucrados en el movimiento.
Genial.
Abrazos, amiga

Anónimo dijo...

tienes mucho talento para crear tantas imágenes.
besos

Claudio Ariño dijo...

Maravilla fantástica donde el tiempo y el amor fraternal se conujugan entre si, dejando una sensación muy grata en el lector.
Muchas gracias por tu relato.

LEON PLATA dijo...

Compañeros poetas; hoy el blog "Un cigarrillo y un Café" está de plácemes; llega a su primer año con la vitalidad que ustedes le han infundido, por ello es una bitácora colectiva; lleva la huella de todos ustedes. Quiero participarles ese motivo de júbilo, con el deseo de seguir adelante junto a sus letras. Un abrazo fraternal.

Maite dijo...

Conmovedor relato, los hechos le recordaron a su hermano.

Buenas letras

un abrazo

Maite

Marisa dijo...

Bonito sueño el de poder parar el carrusel de la vida en el momento que deseemos, y también sería práctico hacerlo girar más deprisa en aquellos otros que anhelamos que pasen con celeridad.
Pero la espada implacable del tiempo, jamás lo permitirá, aunque siempre podremos hacerle frente con la imaginación y los sueños.

Excelente relato.
Un abrazo.

MAJECARMU dijo...

Maria Rosa,tus cuentos nos llegan porque plasmas la vida de forma real y cercana.Entramos a tu cuento y vivimos lo que pasa en cada momento.Creo que,ello es lo mejor que puede conseguir un escritor.
Te diré que,me encanta parar el tiempo y sentir.Siento mucha fuerza para seguir adelante, cuando estoy unida a mi misma, y el tiempo no me lleva por delante.
Ha sido un placer leerte,amiga.
Mi abrazo inmenso y mi ánimo.
M.Jesús

Anónimo dijo...

Muy original y novedoso.
Cabalgar en caballo blanco hacía la profundidad del no tiempo.
Realmente hermoso.




Gracias.

Ángel dijo...

Excelente entrada mariarosa.
A parte de entretenernos, nos haces reflexionar en ellos con alguna de tus citas.

Buen fin de semana.

Bikiños. Ángel.

Ricardo Miñana dijo...

Lo has escrito muy bonito y con imaginacion.

Siempre es un placer pasar a leerte.

Que tengas un feliz fin de semana.
un abrazo.

Anónimo dijo...

buen texto, me gusta.

Netomancia dijo...

Che, que lindo. Me imaginé al hombre llegando en medio de la quietud, el final nos deja pensativos. Muy bueno Mariarosa!

Josefa dijo...

Precioso cuento que te engancha deseando llegar al final.
Me ha gustado. Pasaré a menudo para leer otros.
Un besito.

Anca Balaj dijo...

Sería bueno poder disfrutar de reencuentros así, aunque hubiera que detener el tiempo y a una misma con él. Sólo por ver y sentir la presencia que se añora y que de otro modo no podrá volver a suceder.

Un beso

oliva dijo...

Sí, es cierto, coincido con los otros comentaristas, es una auténtica preciosidad. Recrear un momento determinado de nuestra historia o nuestro pasado, es algo hermoso y necesario para mantener vivo ese recuerdo.

"Recuerdo esos pantalones cortos que heredaba y tus manos asomando en el embozo de la sábana pidiéndome como asustadas que te tapara, un cuento mas, que no eras capaz de imaginar, que te arrullara cuando la noche no te gustaba; recuerdo como te leía y te mimaba. agradeciendo que me reclamaras, tus piernas largas que ocupaban todo el coche que me atrapaban igual que si fuera un suspiro que no ocupaba nada, que no aprendieron a correr enamoradas,
que no aprendieron a correr, a saltar para robarle las uvas a la parra..."

El recuerdo de un hermano a alguien muy querido no desaparece. Me gustaron mucho tus palabras, descripiciones y sensaciones, tanto de la feria, como de los miedos (el hombre del saco) y la pierna de la mujer en el aire que parecía bailar un minué...

saludos.

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

Tierno y dulce sin ser melodramático. Me gusta ese flash back, que empleas deteniendo el tiempo, para traer la memoria del hermano muerto, y revivir los tiempos de niño,en la alegría de montar la calesita, que hoy él opera. Un beso. carlos

María Bote dijo...

Preciosísimo cuento, MaríaRosa. me alegro mucho de haber venido a tu blog. Ha sido un placer leerte.

Besos. María.

cachos de vida dijo...

Es imposible no emocionarse con este relato. Los niños, la soledad y la vejez tienen esas cosas.
Un beso.

Mercedes Pajarón dijo...

Un instante emotivo y mágico envuelto en otra historia fantástica (en todas sus acepciones).

Un abrazo!

Anónimo dijo...

Muy buen texto, me quedo con eso de que la vida se parece a una sortija. Primera vez que paso por acá.

Saludos

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