miércoles

Café: Esquina de tango.



Recuerdos de un viejo porteño, según él, más viejo que porteño y que hilvané hasta construir un relato de Buenos Aires.

María Rosa

 

“No sé de qué viejo sueño, ni de qué recóndito pasaje de mi vida, llegué hasta el barrio de la infancia. Todo había cambiado, sólo algunas casas seguían en pie con paredes descascaradas, como mapas desmayados y puertas  a las que apenas se les reconocía el color. Los nuevos edificios dibujaban sus líneas entre nubes, recortando un cielo gris y a su alrededor los jardines se  miraban inquietos, preguntándose quién les había robado el sol.

 

Ya no está más el café, donde los muchachos del barrio nos reuníamos  por las tardes después del taller, costumbre que ya se ha perdido en Buenos Aires. A veces cierro los ojos y entre la bruma de los recuerdos aquel ambiente  regresa  y se regodea dibujando caras que por años estuvieron olvidadas y los vuelvo a ver: Carlos el eterno estudiante de medicina y a Juancito el hincha  de Platense y escucho la música de fondo donde las risas, el chocar de vasos y las voces, dibujaban un pentagrama inolvidable. En sus mesas, un poeta loco escribió una noche versos de amor a la luna y el Chino Perales, me susurró más de una vez la “fija” segura del domingo, esa, que nunca se cumplió  y los hermanos Figueroa,  zurdos a muerte que  venían a refugiarse en el galponcito del fondo cada vez que el gobierno de Perón los corría luego de alguna de sus muchas hazañas y que murieron;  uno en Uruguay nunca supe cómo y el otro en un entrevero con los de la Revolución Libertadora, al fin terminó defendiendo a Perón, cosas de la política.

 

Hoy las persianas bajas del bar agrupan telarañas, oxido y escarcha de años y en sus veredas crecen yuyos entre baldosas  flojas, que saben que pronto serán escombro en algún corralón y a pesar de todo, el bar sigue en pie, ha durado más que sus dueños. El viejo  porteño, sigue hablando de la gente del barrio y recuerda, que los primeros dueños fueron unos santiagueños que bautizaron el lugar: “Esquina de tango.”  Comenzaron con una glorieta en la que se bailaba el tango de martes a domingo,  muchos años después, llegó un gallego que  rejuveneció el lugar y respetó el nombre primero.

 

Ya no reconozco caras amigas —me dice— y si alguna queda, no sabe quién soy, hemos cambiado tanto, tal vez no debía haber regresado. ¿Qué esperaba encontrar? No lo sé….

A veces creo que soy pura nostalgia o como el bar, un trozo de barrio  que sueña en el ayer y sigue en pie esperando la piqueta del destino.”



Fija: se le dice al informe secreto, sobre el caballo ganador de una carrera.

Cuento reeditado y corregido.
 

25 comentarios:

Jorge M dijo...

Esos recuerdos que quedan por siempre, de un lugar que formo parte de nuestra vida, pero todo cambia, y el tiempo hace lo suyo.
Un hermoso relato con muy bellos recuerdos amiga, cuídate mucho

Susana Moreno dijo...

Los lugares permanecen mientras la gente se va. Un beso

Elda dijo...

Un cuento entrañable, donde los recuerdos brotan con melancolía, como pasa cuando no se encuentra a los que formaban parte de unos tiempos pasados, ni siquiera el entorno del lugar que todavía pueda seguir en pie donde nacen los recuerdos.
Me encanta este detalle: " Los nuevos edificios dibujaban sus líneas entre nubes, recortando un cielo gris y a su alrededor los jardines se miraban inquietos, preguntándose quién les había robado el sol".
Como siempre, un placer leer tus historias María Rosa.
Un abrazo.

Rafael dijo...

Hay mucha nostalgia en este relato por parte del protagonista.
Un abrazo.

Campirela_ dijo...

Que linda historia , la comprendo perfectamente, cuando uno pasa mucho tiempo de su vida en un lugar y te ausentas por años al regreso todo ha cambiado y la nostalgia te invade en recordar a esas personas que formaron parte de tu vida. Un abrazo y muy lindo tu entrada

J.P. Alexander dijo...

Uy un bello relato con mucha melancolía y nostalgia. Me gusto mucho Te mando un beso

Sandra Figueroa dijo...

Bellos recuerdos, nostalgia del ayer. Las cosas cambian, los recuerdos quedan... Saludos amiga.

A. Javier dijo...

Lo recuerdos y esa añoranza es magia pura.

Un placer su lectura y disfrutar
de esa melancolía.


besos!!!!

Mari-Pi-R dijo...

Yo cuando voy a mi pueblo busco las viejas casa de mis recuerdos que ya no encuentro por haber sido reconstruidas de nuevo, siempre los recuerdos nos vienen y tan solo recuperarlos es cerrando los ojos.
Un abrazo.

Margarita HP dijo...

El paso inexorable del tiempo, los recuerdos reposando sobre el alfeizar de la ventana, y la nostalgia de salvamantel.
Me ha encantado amiga mía.
Besos :D

Recomenzar dijo...

los recuerdos yo ando por ahi a veces y aun no lo entiendo

Rita dijo...

¡Me ha encantado tu historia! ¡Resulta tan bonita y entrañable! Yo también, a veces, voy por el barrio que me vio nacer, y me pasa lo que al protagonista de tu relato, que ya nada es igual y nada está en su sitio, y ya no conozco a nadie y me siento extraña en un lugar tan querido y añorado. Pero las cosas son así, la vida cambia y no se puede hacer nada por evitarlo.
Me ha gustado mucho, mucho leerte.
Un abrazo

Lady Blue dijo...

Hola María Rosa! Me gustó mucho tu nostálgico relato. Podrán pasar los años pero los bellos recuerdos quedarán por siempre atesorados en el corazón.

Gracias por contarnos el significado de fija. No sabía qué era.

Te dejo un abrazo cariñoso.

Milena dijo...

La nostalgia trae siempre un bonito aderezo al alma...
Me gustó mucho tu relato, Maria Rosa, es un placer leerte
Abrazo

Milena dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Mª Jesús Muñoz dijo...

Ay el tiempo, amiga...Se va llevando todo poco a poco. Nos hemos sentido identificados con estos recuerdos. Todos volvemos a nuestras calles y casas antiguas y ya se reformaron. Sólo en nuestra mente persiste el pasado. Te felicito por la claridad y maestría que pones en tus relatos y los haces reales y cercanos.
Mi felicitación y mi abrazo de fin de semana, María Rosa.

María Pilar dijo...

Nostalgia a flor de piel. El tiempo pasa y se lo va llevando todo y cuando quieres recuperar aquello que viviste solo lo puedes hacer al cerrar los ojos y mirar hacia dentro. Me ha enternecido mucho tu relato porque a la par iba sintiendo lo que un día viví y ya no está.

Precioso y muy emotivo.
Un abrazo, María Rosa.

Laura. M dijo...

Historias de antaño que nos quedan en el recuerdo y nunca se olvidan. Lo triste es cuando volvemos al lugar y no reconocemos nada mariarosa.
Mucha nostalgia nos traes hoy.
Buena prinavera. Cuídate.
Un abrazo.

Beatriz Martín dijo...

Son huellas imborrables en el alma que luego uno plasma precioso escribes con el alma, un abrazo desde mi brillo del mar

José A. García dijo...

Como dice el tango: "¿Te acordás hermano? 25 abriles volver a tenerlos"
O algo así.

Saludos,

J.

Hada de las Rosas dijo...

Señoras y señores: aplausos de pie para este relato maravilloso! Un viejo cafe, el antiguo barrio, los vecinos del ayer... nada es igual, todo ha desaparecido ya.... creo que hasta uno se preguntaria, existo yo todavia?
Me gusto muchisimo esta recopilacion con ecos de un pasado bohemio.
Besos

Hada de las Rosas dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
El Baile de Norte dijo...

Es el eterno contrapunto entre la realidad y los recuerdos.
Hermoso cuento Mariarosa!

Himawan Sant dijo...

Es una historia nostálgica llena de impresiones. A medida que envejecemos, a menudo somos testigos de muchos cambios que ocurren a nuestro alrededor. Pero así es como hay una realidad de la vida, siempre girando y cambiando.

Saludos de amistad desde Indonesia.

Meulen dijo...

Siempre hay lugares especiales , al menos está en pie
pues en este tiempo lo que se hace es botar lo antiguo ,porque dicen es más caro
arreglar aquello que hacer algo nuevo
nunca se olvidan esos espacios donde compartimos...o fuimos a comprar

pero hay que adaptarse a veces a todos esos cambios.

estés muy bien!

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