jueves

Historias de la guerra.




Las guerras dejan  historias, algunas, las pocas; felices. Otras son dramas que nunca se olvidan y que algunas personas, guardan difuminadas en sus corazones.

Suelo escuchar con interés a los que cuentan sus vivencias de aquellos años, a veces ellos ya no están entre nosotros, y son sus hijos o nietos los que  repiten  como una oración lo que sus antepasados vivieron, tradiciones orales que van pasando de unos a otros.

Esta historia fue real, sólo cambie el país. La he escrito en primera persona, para darle  la misma fuerza que el protagonista le dio en su momento al relatarla.

 

“Durante años odie a mi madre. De ella sólo recuerdo su mirada azul como un cielo despejado de verano, su cabello rubio y  su despedida en una estación del ferrocarril, un tren que estaba a punto de partir y ella que lloraba desesperadamente y la mirada torva de mi viejo. Recuerdo que me aferré a mi madre, me abracé sus piernas y mi padre me arrancó de un manotazo y le dijo a ella que subiera al tren. Nunca más la vi.

Estábamos en plena guerra, Europa se desangraba, faltaban alimentos, abrigos y yo rogaba que ella regresara a mi lado, la necesitaba, me hacía falta su cariño, pero eso nunca sucedió. Cuando  preguntaba por ella, tenía apenas cinco años, la respuesta de mi padre era siempre la misma: tu madre nos abandono.

Cómo puede una mujer abandonar a su hijo tan pequeño, me pregunté tantas veces, y una sola respuesta venia a mi mente, seguramente influenciada por las opiniones de mi padre; porque era una mala mujer.

Mi viejo era duro, pero me supo educar, le conocí varios amores, pero  nunca volvió a casarse.

Con el paso de los años, la vida en nuestro país después de la guerra fue difícil, y emigramos a la Argentina. Nunca olvide aquellos ojos de cielo, pero ya no preguntaba por ella.

Pasaron los años, estudié, me convertí en arquitecto, formé una familia y enviude. Mi padre envejeció y cuando  se dio cuenta que no le quedaba mucha vida me llamó a su lado y me relató qué había sucedido con mi madre. 

 

Descubrió que ella tenía un amorío con un soldado alemán, enfurecido, casi la mata. Ella debió estar encerrada varias semanas debido a los golpes y moretones.  Él resolvió, que no era digna de ser mi madre y educarme. La amenazó: “Te vas o te denuncio  al ejército”. Para los franceses, era una gran afrenta que sus mujeres se acostaran con alemanes. Denunciarla,  era denigrarla, convertirla en el pasatiempo de los soldados, y luego que todos se hubieron cansado de ella; la cárcel y la muerte segura. El viejo nunca había sido sincero conmigo y pensar… que yo crecí odiándola. 

Él la condenó. Al conocer la verdad, yo no pude hacerlo, seguramente porque he vivido otro tiempo y otra educación, cuando nací, mi madre tenía  dieciséis años y mi padre treinta, fue un matrimonio arreglado por las familias, costumbre de aquella época, nunca hubo amor entre ellos.

Mi padre murió y yo busqué a mi madre. Me llevó años encontrarla.

Al fin y con la ayuda de la embajada, la hallé, pero ya era tarde. Viaje a Francia.

Sus hermanas ya muy ancianas me recibieron emocionadas y me dijeron que había fallecido  en 1956 en un accidente  callejero. Ella no se había vuelto a casar, ni había tenido otros hijos.

Me mostraron el álbum de fotos que a escondidas de mi padre se había llevado oculto en su maleta, todas fotos mías y de ella, en la playa, en el patio de la casa, imágenes de un tiempo lejano y perdido, que deben haber sido su refugio, su compañía, su consuelo.”

 

Terminó de relatar la historia con una sonrisa, seguramente con los años había logrado asimilar el dolor, con la paciencia que da la aceptación.

Uno de tantos dramas que se viven en la guerra y quedan marcados a fuego, para todos los protagonistas, ninguno sale  sano espiritualmente de ella.

 

 

 

 

32 comentarios:

" R y k @ r d o " dijo...

O saber não ocupa lugar. Gostei muito de ler
.
Deixando um abraço

Campirela_ dijo...

Madre mia que bonito lo has contado, que pena del muchacho haber crecido pensando que su madre le había abandonado. Eran tiempos difíciles y el padre no perdonó la ofensa. Que injusto es que los hijos paguen por los errores de los padres. Muy bueno y muy relatado. Gracias maria rosa.
Besotes muchos.

Susana Moreno dijo...

Triste historia de amor y guerra y un niño por medio. Un beso

Pitt Tristán dijo...

El relato, real o ficticio, es magnífico, y sigue una máxima que nunca debe olvidar un buen escritor: no juzgar a los protagonistas.
Enhorabuena.

Rafael dijo...

Las guerras siempre son algo horrible y no debería estar en la conciencia de ninguna persona.
Un abrazo.

Ester dijo...

Un relato duro, las guerras no tiene buenas noticias ni aun las que lo parecen. Abrazos

Milena dijo...

Qué relato tan emocionante, María Rosa, y qué grave injusticia es separar a hijos y madres...

Abrazo

Jorge M dijo...

Hola Mariarosa es un relato triste, doloroso, como lo es la guerra y las historias y heridas que deja, hoy en día aunque no se diga hay muchas guerras activas que van dejando huérfanos y familias enteras asesinadas.
Muy bello tu relato me gusto mucho, saludos

J.P. Alexander dijo...

Uy una bella historia algo melancólica por lo menos supo la verdad y tiene un mejor recuerdo de su madre. Te mando un beso y te deseo un buen fin de semana

Laura. M dijo...

Duele hasta hasta al leerlo. Crueldad y miseria es lo que traen las guerras.
El que avisa no roba :))Las que quieras.
Buen fin de semana mariarosa. Cuídate.
Un abrazo.

Elda dijo...

Que historia más triste, y que rabia siento por ese padre que no fue sincero con su hijo, por lo menos que lo hubiera hecho cuanto fuera mayor y comprendiera lo sucedido. Me ha dado mucha pena mientras lo estaba leyendo, y desde luego eso se debe a lo bien que escribes y cuentas todo.
Mi padre me contaba algunos episodios de lo que había pasado en la guerra civil de aquí, siendo yo pequeña mientras le peinaba (que le gustaba mucho, jjj), y me encantaba.
Un placer la lectura María Rosa.
Un abrazo.

Rita dijo...

¡Qué historia más triste!La guerra trae muchas desgracias, pero no olvidemos que la guerra la produce el hombre,nace de la intransigencia del ser humano, y que todo ese dolor se podría evitar. Ésta es una historia terrible, pero desgraciadamente, hay muchas otras también.Me ha gustado mucho leerle. Siento debilidad por las historias de guerra.
Un abrazo

Margarita HP dijo...

Oh María Rosa. Como siempre, me has llegado al corazón. Del todo. Qué pena, qué dura puede ser a veces la vida y cuánto dolor se puede sufrir. BEsos cariño :)

mariarosa dijo...

Veo que ha todos la ha parecido una historia triste, yo agregaría cruel, pero es real, tal vez por eso es más terrible. Las historias que nacen de la imaginación, al menos las que yo escribo, no son tan angustiantes.

Perdón por lo difícil de asimilar, pero es la vida y somos los seres humanos los protagonistas que la escribimos..

mariarosa

Mª Jesús Muñoz dijo...

Muy buena la historia, María Rosa...Esa joven de 16 años que el marido no perdonó y condenó a vivir sin su hijo. Imagino todo lo que sufriría pensando en él, asi como también sufrió el hijo pensando en su madre...Qué dureza del padre callándolo toda la vida.
Mi gratitud por la entrega y maestría que has puesto en el relato, que todos hemos disfrutado por su realismo y cercanía, amiga.
Mi abrazo y feliz fin de semana, escritora.

Mnc dijo...

Cuentas las historias tan bonito que dan ganas de hacerte partícipe de las propias, solo por el placer de que algún día las escribas y leerlas en tus palabras.

Meulen dijo...

Pues es gran verdad que en una guerra , la peor muerte o sufrimiento es la espiritual...de tantos modos se muere...se abraza el odio, la rabia y todos esas sentimientos que adormecen al ser humano en su propio ver , la dureza del vivir una vida amarrado a esos dolores y la culpa...inútil al fin que solo siembra lo peor y lo más malo en las nuevas generaciones...cuanta responsabilidad de los padres, así del ayer ,como en el hoy ...
No es que exista a veces tantas diferencias no?...por este tiempo mucho se cae en esto , la falta entre los esposos, la familia se destruye y lo sufren lo peor los hijos e hijas, que siguen repitiendo lo mismo...
Al menos él protagonista tendrá la posibilidad de vivir el perdón tanto para su padre , para su madre y sobretodo para él mismo...

Una historia muy real.

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

Lo más doloroso de las guerras, según mi forma de verlo, es la cruel y dolorosa destrucción de las familias, por uno u otro motivo.

Un relato que descubre una historia dolorosa.

Un abrazo.

Joaquín Galán dijo...

Si nos ponemos a pensar,la historia de la raza humana ha sido siempre una historia de más penas que alegrías y más en tiempo de guerras.Aunque esta historia podía haber sucedido en cualquier otro tiempo,porque es universal.

Saludos Mª Rosa.

Ángeles dijo...

Que historia tan dura y más sabiendo que ha sido real, todas las guerras tienen terribles consecuencias no solo los que luchan, sino en tantas personas como quedan atrapadas en esa época. Hay historias que llagan el alma, como esta que tú cuentas.

Mª Rosa, cuídate mucho. Un abrazo con mi cariño.

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

Un relato conmovedor. Los conflictos bélicos mayores o menores dejan secuelas. Aquí en Colombia con el problema del conflicto armado que ahora se recrudece con disidencias de las Farc, narcos y paramilitares vuelve la tragedia para familias con el secuestro, el reclutamiento de niños y violaciones de mujeres, como el mayor problema, el desmembramiento de familias. Un abrazo. Carlos

Lady Blue dijo...

Hola María Rosa, me ha conmovido tu relato. Es una historia que se repite y no sólo en el contexto de una guerra. Cuantos niños hay que son víctimas de los errores que han cometido sus padres. Te felicito por la excelente narración que has hecho. Un abrazo grande.

Siby dijo...


Que triste historia,
llega al corazón, esas
luchas siempre perjudican
a los hijos y en general
a las familias.

Besitos dulces
Siby

José A. García dijo...

Al menos pudo encontrarla, cierto que tarde, pero lo hizo.

Saludos,

J.

volarela dijo...

Tremenda historia ésta que nos traes… Me deja impresionada el gran drama que debió vivir aquella mujer, y aquel hijo privado de madre. Lo has narrado con tanta naturalidad que es como si yo misma lo hubiera escuchado de algún abuelo mío.
Un placer siempre leerte.
Besos

Hada de las Rosas dijo...

Me emociono esta historia lacerada
por lagrimas de ausencia, es el testimonio de una vida trunca,
inacabada... hay tanto dolor en este planeta

Besote


Bienaventurada dijo...

Que bella historia,el amor de madre es tan especial, no se pierde jamás. Un abrazo

Luján Fraix dijo...

Las guerras siempre dejan huellas.
Las guerras traen a nosotros historias entrañables. Nadie permanece ajeno a ella.
Precioso amiga.
Un abrazo.

Sandra Figueroa dijo...

Historia muy triste la que compartes amiga, me alegro de que el padre le contara al joven lo que paso con su madre y que el la buscara, hay tanta gente que al no conocer bien los hechos terminan por odiar hasta la muerte. Saludos

El Baile de Norte dijo...

Una historia con tantas aristas que con seguridad daría para un buen guion. Mientas esa novela no llega, el relato te ha quedado muy emotivo.
Buen fin de semana!

el oso dijo...

QUé bella yt dura historia, querida María Rosa!
Besos, siempre unb placer leerte

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Que cruel castigo, todo por haber encontrado el amor, en una circunstancias adversa, que no había encontrado en un casamiento arreglado. Y la amenazaron con algo terrible para una mujer.
Demasiado tardó en confesar el padre.
Bien contado.

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