¿Se puede domesticar el miedo?
Don Juan Antúnez juraba que sí, que él lo había
conseguido, solía decir que era la emoción de los cobardes.
Cuando don Juan llegó a nuestro pueblo, chico y pobre del sur de Córdoba, lo
hizo escapando de algo que nunca quiso contar, pero que dio a entender, cuando
hablaba con los parroquianos que nos reuníamos en el boliche del viejo Taborda.
Éramos pocos los habitantes y no había salones de diversión, así que el boliche
era un entretenimiento y Antúnez logró hacerse querer con sus historias de
terror que sabía relatar muy bien.
Nos
asombraba que sin trabajar, manejaba dinero en abundancia, siempre invitaba a un trago y apostaba fuerte cuando jugaba al
truco.
Algo llamaba nuestra atención; cuando llegaban turistas o gente de paso que
venía de Chubut, don Juan desaparecía con algún pretexto.
Hasta que los viajeros seguían su camino él no se acercaba al boliche.
Cuando le preguntábamos los motivos de su alejamiento,
se reía y respondía que eran ideas nuestras.
Una noche en que habíamos bebido más de la
cuenta llegaron al boliche tres hombres, dijeron ser mapuches y venían en busca
de un gringo que los había estafado con
la venta de unas tierras.
Don Juan los miraba y se fue poniendo pálido y sigilosamente se
retiro sin que nos diéramos cuenta.
Los mapuches se quedaron varios días, tenían información segura de que
el gringo vivía en nuestro pueblo.
El dueño del boliche les ofreció una habitación
en el fondo de su negocio y ellos fueron recorriendo cada una de las pocas casas que había en el
pueblo, buscando al gringo estafador,
cuando llegaron a la de don Juan, no lo encontraron, volvieron varias veces, sin
suerte de encontrarlo.
Comenzamos a imaginar que don Juan, fue el que los
había embaucado, pero nada dijimos a los
mapuches, ellos se fueron una semana después sin hallar al gringo.
El dueño del boliche y yo fuimos a la casa de
don Juan, nadie respondió a nuestro llamado.
Preocupados buscamos a la policía y ellos
abrieron la casa, lo encontramos debajo de su cama, muerto y seco como si llevara años sin vida. Llamamos a la
ambulancia.
El médico que se llevó el cadáver, dijo que seguramente
se murió de miedo, nunca había visto un caso igual, parecía una momia,
sin embargo le habían contado el caso de un ruso que había llegado de Chile
luego de robarles con engaños una bolsa de pepitas de oro a dos hermanos mapuches,
el padre de los muchachitos lo había maldecido, lo siguió hasta Mendoza y una noche mientras el ruso dormía
realizó en el fondo de la casa un
conjuro con fuego, plumas de caburé y yuyos que había traído de Chile, el ruso
no despertó, al día siguiente lo encontraron seco como una momia y la boca
llena de pepitas de oro.
El viejo Taborda se puso pálido mientras
escuchaba al médico y yo comencé a transpirar y no lograba frenar el temblor de
mis piernas, debí apoyarme en la ambulancia para disimular.
Cuando quedamos solos, sin decir palabra, sólo
con cruzar una mirada nos entendimos, fuimos al fondo de la casa de don Juan y
allí vimos las cenizas de un fuego ya extinguido.
Sobre la rama de un nogal un caburé nos miraba
con sus ojos redondos y fijos en nosotros, comencé nuevamente a temblar, de
pronto el ave alzó vuelo y desapareció en la arboleda, instintivamente hicimos
la señal de la cruz y salimos a tranco largo, casi corriendo y sin decir
palabra.
No se puede domesticar el miedo.
21 comentarios:
Una historia muy impresionante. Un beso
El miedo es algo que puede superar.
Un abrazo.
No se si se puede domesticar pero superar se puede, pero el que lo padece tiene que querer. La historia sorprende y morir de miedo tiene que dar miedo. Un abrazo
Antes de comentar debo decirte que: me encanta que aparezca el nombre de mi amado Chile en el cuento...El miedo es un ente que provoca y nos paraliza. Pensar que se puede domesticar no creo que pueda realizarse solo, necesita apoyo. Muy buena la historia querida MaríaRosa.
Besos
Un relato realmente sorprendente Maria Rosa! Es realmente genial!Y seguramente deben existir historicamente casos bastante similares jajajaj , sobre todo cuando recorremos pueblos de nuestro territorio y la gente va contando este tipo de cuentos y anecdotas.
Es verdad que como bien dicen el miedo paraliza y nos hace incapaces de muchas cosas . No se si se puede domesticar, creo que hay algunas cuestiones que ya estan muy arraigadas en cada persona y que es muy dificil superarlas, claro...no imposible! Me ha encantado llegar hasta tu sitio y encontrar este relato!!!Te dejo un beso y sigamos disfrutando del frio ajjaj
Antunez parecía muy agradable. Sin embargo, tenía sus secretos.
Me parece una maldición muy extrema para una estafa con dinero.
Hay que tener cuidado con quien se mete.
Un abrazo.
Ah, no, no, no, la que esta hecha un fuego sos vos! que buenas hsitorias estas creando, amiga! esta es de misterio y terror sobrenatural, cuanto suspenso..! yo creo que si, que el miedo se puede superar o por lo menos, domesticar.
Un abrazo.
El miedo puede ayudar o destruir. Me gusto mucho el relato. Te mando un beso.
El miedo como todo en la vida es libre y él nos puede causar mucha veces dejar de hacer algo por el mismo motivo del miedo en sí.
Una buena historia .
Besotes
Relato intrigante con final inesperado y trágico, en cualquier caso, apasionante.
Tus relatos son "notables" y muy entretenidos, María Rosa.
Gracias.
Que bien contada, entre la leyenda y la realidad. Cierto, el miedo no se domestica. Hasta el más bravo lo siente. UN abrazo. Carlos
Qué buen relato, Mariarosa. Se me ha erizado el vello solo de imaginarlo. Me ha encantado.
Mil besitos y muy feliz mes ♥
Otra gran historia María Rosa
Sin dudas generas esas ganas de avanzar en la lectura de tus narraciones y nos haces sentir los sentimientos de los/las protagonistas.
Imagino ese boliche, esas gentes, los mapuches y ese "gringo". Veo a todos y no imaginaba ese final pero...¡para mi gusto es un cierre perfecto!
Abrazo
Me cuesta comentarte No tengo miedos Ninguno- Un abrazo a la distancia-
Maravillosa historia amiga mía. Cómo siempre, enganchada hasta el final 😍
Una historia escalofriante. Mejor no meterse con los mapuches porque no reaccionan bien.
Gracias por compartir.
Un abrazo
Domesticar?
Mmm...
El miedo... cosa, de pronto, complicada.
Buen relato, María Rosa.
Que tengas un gran fin de semana 🌃
Se aprende a convivir con el miedo, entonces parece menos miedo. Un excelente relato muy bien contado.
Un abrazo, amiga.
Una historia estremecedora, que nos habla de magia y poderes sobrenaturales...Ahí da gran respeto entrar, amiga...Admiro tu capacidad para contar y acercarnos a esos conjuros extraños y diabólicos...Muy buena, amiga.
Mi abrazo entrañable y admirado por ese amor constante a las letras.
Hola María Rosa, por aquí ando ya.
Una historia inquietante y estupendamente relatada como es tu estilo.
El tema me ha encantado. El miedo es un sentir difícil de erradicar, y más si se ha hecho algo impropio y con consecuencias.
Un placer leerte de nuevo.
Abrazos.
Vaya, esta me gustó mucho...nunca te metas con un mapuche. se sabe como actuar aunque no esté bien frente a los ojos de Dios...la venganza nunca es buena.
Como sea es mejor no meterse en esos líos.Tarde o temprano,todo se sabe.
Abrazo
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