Era el rito del mate de cada tarde a las 5.
Mi padre nos esperaba después de las
caminatas por la playa, en las que mi madre y yo desgranábamos todas las
confidencias que habíamos acumulado desde mi anterior visita. Ellos vivían en
Mar del Plata y yo en Buenos Aires, los encuentros a veces se alargaban en el tiempo por
culpa de mi trabajo.
Al
regresar cansadas de tanto andar, mi
padre había preparado en el patio, sobre una pequeña mesa, la pava, la
azucarera, las masitas y la radio, que con el volumen bajo desgranaba tangos
viejos y algún informativo.
En ese
clima de cielo apacible, aparecían ellos, los gorriones, se acercaban, primero
lentos a buscar las migas que mi madre dejaba caer para ellos, luego perdían el
temor y saltaban confianzudos sobre las baldosas tratando de no olvidar ningún
trocito dulzón. Cuando terminaban con su festival de migas, asaltaban la
higuera que rebozando de frutos maduros les ofrecía generosa sus higos de corazón rojo goteando miel.
Tardes
apacibles que se llevó el tiempo y que a veces una canción o un recuerdo las
regresan con la nostalgia de un tiempo vivido y feliz, que no duele recordar,
por el contrario, me dibuja una sonrisa, como todos los buenos momentos que se
quedaron en la memoria y que cada tanto se despiertan para hacerme vivir su
calidez.
13 comentarios:
El texto es bellísimo, transido de poesía y nostalgia, y es que sólo el recuerdo de momentos gratos, como el de de este relato, amerita por el sentimiento u dejo poético. Con aprecio. Carlos
Momentos inolvidables que recobra el recuerdo.
Un abrazo en la tarde.
Suerte tenemos de esos recuerdos.
Un abrazo.
Los buenos recuerdos viven para siempre. Un beso
Qué tierna entrada , momentos junto a los padres esos que nunca se olvidan y cómo bien dices no te duelen porque es tanto el amor que solo el recordarlos es como si los volvieras a vivir de nuevo. Un beso y abrazo con todo cariño.
A veces solo nos quedan los recuerdos. Genial historia. Te mando un beso.
Entrañable, María Rosa. Es maravilloso poder y saber recordar esos momentos y tú lo haces dando ese matiz esencial... sentimiento.
Un abrazo.
Qué hermoso lo que nos describes amiga mía. Qué bonito. Creo que mientras te leía, he estado ahí, junto a vosotros. Besos :D
Esos momentos son de los que merecen ser recordados, momentos felices, vividos en compañía de unos padres que tan gustosos recibían a su hija y alegraban sus días con esas visitas.
Un abrazo Mª Rosa.
Ensoñaciones y vivencias irrepetibles de grandes pequeños momentos y amores
como el de los padres, entrañables, inextinguibles e inexplicables.
Me encanto. Te dejo un beso y un abrazo💐༶⋆˙⊹୭ 🕊☀️
Recuerdo el rojo de esos higos abiertos, su naturalidad, sabor, su dulzor... La higuera, ese olor característico.
Esos recuerdos que no duelen recordar...
Abrazo Mariarosa.
Sin dudas me has dibujado una sonrisa a mi también, pues me recordaste las tardes en familia, con el mate, los pájaros, las conversaciones, bellas épocas pasadas.
Me encantó tu texto cargado de recuerdos, de nostalgia.
Un abrazo.
PATRICIA F.
Hay recuerdos eternos que se nos graban y gusta rememorar por que es un placer inmenso.
Buena noche Mariarosa. Me encantó.
Un abrazo.
Publicar un comentario