lunes

El miedo y la verdad.

           

 

   Era una mañana de otoño, el teléfono agitó el aire con su sonido y al atender mi madre pareció paralizarse. Mi padre estaba internado en el hospital  y muy grave, había sufrido un accidente

Llegamos en un auto de alquiler que parecía volar sobre el asfalto.

La puerta de terapia era un muro que nos separaba de él  y en nuestra desesperación, caminábamos de un lado a otro. Se nos había hecho noche en pleno día.

Las horas se estiraban, la angustia desbordaba nuestra paciencia. Al fin se abrió una puerta y nos llamaron.

 Lo habían operado, los cirujanos habían realizado  lo posible, sólo quedaba esperar.

 

Al día siguiente; sucedió lo inexplicable. Una presencia cambió mi vida y digo mi vida, porque mi madre nunca se enteró de lo sucedido. Esperábamos  el informe médico, cuando una joven se acercó a una enfermera  y le preguntó por Salvador Martín. Me acerqué y le dije que yo era la hija de Salvador, ella sonrió y me dijo; soy Alma Rodríguez, su novia. El piso se estremeció bajo mis pies, mi madre ajena a nosotras, seguía a un costado de la sala, abrazada a la desesperación que produce el miedo; sus ojos no se movían  del piso.

—¿Qué novia? Mi padre está casado con mi madre, desde hace veinte años.

Ella abrió los ojos enormes, tan claros que parecían de agua y cielo, leí en ellos la sorpresa. Tendría unos treinta años, tal vez algo más, pero era tan frágil que me dio la sensación de que se quebraría ante mis palabras.

—¿Qué me estás diciendo? —Se apoyó en mi brazo, temí que fuera a caerse — ¿Es una broma?

La tomé de la mano y la llevé por el pasillo, hasta un ambiente amplio y calmo.

—¿Estamos hablando de la misma persona? —pregunté—. Mi padre trabaja en la agencia de seguros de Gorriti y Hermann, tiene cuarenta y cinco años, es alto, muy delgado y tiene una cicatriz en la frente.

Hablé de corrido y tan rápido que  quedé sin aliento.

Ella no respondió, asintió con un movimiento de cabeza. Temblaba, lloraba igual que una nena, hipando y gimiendo, su cara se había puesto roja, sus lágrimas rodaban  y no sabía cómo calmarla.

—Por favor no llores y explícame desde cuando salen como novios.

—Soy empleada en el banco que opera tu padre, desde hace tiempo nos conocíamos y hace un año que salimos como novios, él me dijo que era viudo y yo le creí…

Un miedo inexplicable leí en sus ojos y se largó a llorar nuevamente.

 

Desde la puerta de terapia nos estaban llamando para darnos el informe más terrible; mi padre había muerto. Mi madre gemía desconsolada, nos abrazamos, vi que Alma se había sentado en el piso y se cubría la cara con las manos. Ni una lágrima brotaba de mis ojos.

No podía llorar, una mezcla de pena y bronca me apretaba la garganta. Nos hicieron pasar a  terapia.

Al salir, Alma ya no estaba.

Semanas después la busqué en el banco en que trabajaba, me dijeron que  había renunciado y que no me podían dar su dirección.

 

Pasaron meses en los que la busqué, hasta que al fin me dije que debía ocuparme de mi madre y dejar que ella hiciera su vida.  

Luego de ocho años la volví a ver. Bajó del tren en Retiro y me acerqué, llevaba de la mano a un niño, la llamé por su nombre, se volvió y al mirarme descubrí  miedo en sus ojos, el mismo de aquel día  en el hospital; “perdón no la conozco”, me dijo y se alejó apurada. Iba a correr tras ella, comprendí que debía dejarla, tal vez algún día cambiará de opinión y  me diría que tengo un medio hermano con los  mismos rasgos y la mirada azul  de mi padre.

 

 

30 comentarios:

Campirela_ dijo...

La vida es una caja de sorpresas, en esta historia hay dos víctimas. Una era consciente del engaño, la otra no se enteró de él.
Historias que marcan un antes y un después.
Siempre es un lujo leerte
Mi abrazo y admiración.

Citu dijo...

Genial historia. Me gusto mucho. Cuando mentimos a otra persona muchas veces somos los engañados. Te mando un beso. https://enamoradadelasletras.blogspot.com/

Alfred dijo...

Un buen cuento para decirnos que nunca acabamos de conocer a las personas por mucha relación que tengas con ellas.
Un abrazo.

Bertha dijo...

De verdad, que la vida es así,Idolatras a alguien y un buen día la realidad es otra...
Un relato estupendo como todas tus entradas.
Un abrazo, y que tengas una tranquila semana,Mariarosa.

Susana Moreno dijo...

Una historia terrible y muy real. Un beso

Rafael dijo...

Interesante, y se lee siguiendo ese argumento que nos presentas deliciosamente. Gracias.
Un abrazo.

Ester dijo...

Un escalofrío recorre mi espalda, las mentiras dañan mucho y hay un niño que ha perdido la mitad de la historia. Muy buen relato y muy bien escrito. Abrazos

María Pilar dijo...

¡Uf! Qué buena historia y tan bien contada que se te eriza la piel. Sientes que es tan de verdad al leerla. Logras inundarnos de las emociones y sentimientos de los personajes
Un abrazo, Rosa

retazosmios dijo...

Una buena historia Mª Rosa. Muchas veces no conocemos realmente a la persona con la que se comparte la vida durante años. De estas historias reales está el mundo lleno.
Muy buena narrativa en tu relato, amiga.
Un fuerte abrazo.

ETF dijo...

Real o no, una historia que cala en el fondo del alma como me ha pasado a mí leyendo esta terrible y bien contado relato.
Cuantos y cuantos casos habrá sí repartidos por el mundo, María Rosa.
Magnífico texto.
Feliz martes.

Maite Sánchez-volarela dijo...

¡Qué buen relato!
Desde el principio te quedas enganchada a la pantalla. Me encanta cómo has descrito el personaje de la chica, su impresión, su reacción. Es todo super, super realista.
Aplausos para ti. Te agradezco infinito tus palabras para mi historia, ya sabes que te admiro desde siempre.
Un abrazo enorme :)

Margarita HP dijo...

Oh María Rosa, qué buena historia. Emotiva y desde luego, uf, para respirar despacio. Me ha encantado. Besos :D

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Es deseable que Alama cambie de opinión.
Y que la protagonista pueda conocer a su medio hermano.
Muy bien contado. Un abrazo.

Somos Artesan@s de la Palabra dijo...

Hermosa historia, tan real, cuántos casos habrá así, tantas familias que sufren.
Una historia que conmueve, felicitaciones.
Un abrazo.
PATRICIA F.

Hada de las Rosas dijo...

A veces llueve sobre mojado.
Me deja un sabor agridulce la historia, por la criatura
inocente, el medio hermanito.
Me gusto la historia, muy veridica, por cierto.
Te dejo un beso y un abrazo en esta noche neblinosa.

Elda dijo...

Una historia preciosa y sorpresiva para la hija, igualmente que para la novia con su embarazo, y escrita como siempre con todo el arte que tienes para contar y para poetizar.
Me ha encantado M. Rosa.
Un abrazo y buen día.

Nocturno Náufrago dijo...

La vida es experta en ese tipo de sorpresas. Y suele pegar donde había ya una herida.
El relato es magnífico, y esto no es sorpresa, nos tenés acostumbrados. La historia se apoya en hechos reales, suelen ocurrir hechos como el que se describe, pero tiene la ventaja de un desarrollo que atrapa y allí está lo novedoso, la manera de relatarlo.
Un abrazo.

J. S. Vila dijo...

El Autor ha plasmado un bonito y curioso relato.

Laura. M dijo...

Gran sorpresa para ambas. Cuantas historias reales habrá como esta pos el mundo. Lindo y a la vez triste relato.
Buen fin de semana.
Un abrazo.

buhoevanescente dijo...

La vida es más hermosa con tus historias.
Gracias.por compartirla Saludosbuhos y buen finde!

Jova dijo...

Que fuerte noticia para todos los implicados. Gran texto gracias por compartir. Un abrazo

Ernesto. dijo...

Bueno amiga Rosa, en lo que te conozco creando historias, jamás habías tocado un tema como éste... O por lo menos yo no lo he leído.
Y me parece que en creatividad y calidad humana es el rizo del rizo por tu parte.
¿Hay algún tema que suponga algún límite por tu parte?... :))))))
Abrazos Mariarosa.
PD: Y eso que viendo tu cara angelical, no parece que hayas "roto un plato" en tu vida tal como relatas los cuentos. :)))))

SPACE dijo...

Me gusto mucho la historia.

Monica Abran dijo...

Despues de mucho tiempo entro al blog... Que historia tan real como cruel, descubrir en ese momento la verdad del padre. Maravilloso relato.

José A. García dijo...

Algunas verdades realmente duelen, lo queramos así o no.

Saludos,
J.

Lu dijo...

Hola hola María. Este relato es tan real como la vida misma.
Una vez que leemos el primer párrafo ya no podemos dejar de meternos dentro de la historia. Esa excelente manera tuya de narrar!
Me quedo pensando que ojalá ese niño pueda relacionarse felizmente con su hermana, conozca la verdadera historia y en su adultez no la repita.
Abrazo

lanochedemedianoche dijo...

La vida no da sorpresas todos los días. Este relato es excelente querida María Rosa.
Abrazos

Jorge M dijo...

Vaya historia donde se describe el miedo en una de sus más impactantes formas, la vida tiene esas cosas que nunca cambian y en tu relato las abordas genialmente, dejando ver una de las tantas caras del miedo.
Me gustó!!
Se feliz amiga

Emilio Muñoz dijo...

Bellos y triste relato, Rosa. Pero deliciosamente narrado, como siempre.

Una vez más me pregunto, ¿es una experiencia personal tuya? No he pensado por qué estas circunstancias me afectan, pero realmente me afecta si una historia es o no una experiencia personal de quien lo escribe.

El problema de amar, no es amar. El problema de amar es no cuidar a quienes amamos, la falta de sinceridad (aunque duela y haga daño sincerarse), el no dar la oportunidad a la comprensión de aceptar la realidad y encontrar soluciones.

Y el amor nunca hace daño. Hace daño esa obsesión por mantener unidos a seres humanos a través de los años y los años, sin tener en cuenta y aceptar que el amor no es una elección, sino que nos elige, nos guste o no (hablo de AMOR). Amar es comprender, es aceptar, es conceder, es generosidad, incluso cuando duele. Y, por desgracia, el amor es también, en muchas ocasiones, renuncia. Hasta dejar un vacío que jamás se llena.

En fin, un relato para reflexionar sobre aquello que puede darnos o quitarnos felicidad. Muy bien traído, además de muy bien narrado.

Un enorme abrazo, querida amiga!!!

Tatiana Aguilera dijo...

Tengo un familiar muy cercano con una historia muy parecida. Definitivamente la realidad muchas veces supera la ficción. Muy bueno el relato María Rosa y me quedo con la sensación que tienes material para desarrollar otro más. No sé, tal vez el reencuentro de ese hijo con la familia de su padre.Sería muy interesante ver cómo avanzan en crecimiento y aceptación los personajes.

Abrazos y besos María Rosa

En una librería de la calle Corrientes.

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