Aquel
viernes llegué temprano a la clínica donde mi hermana María se hallaba internada.
La encontré sonriente y su palidez habitual
había cambiado por unas mejillas sonrosadas que me alegró contemplar.
Se lo
dije, ella sonrió y me dijo:
—He
vivido la noche más bella de mi vida.
—Dormiste
con Brad Pitt —dije para hacerme la graciosa.
—Mejor
que eso, lo que viví fue real, no un sueño…
No
respondí y dejé que siguiera hablando.
—Recordás
que cuando mirábamos el cielo, yo
descubría entre las nubes figuras, un pato, un mono y una vez te dije que
encontré un caballo con alas y que era igual a Pegaso.
—Si,
sólo vos lo viste, para mí era un montón de nubes sin forma.
—No era
así, ese día yo me había enterado que
padecía una enfermedad terminal y le pedí al
caballo alado que me llevara a recorrer el mar y a volar por paisajes
que desconocía.
Me miró
esperando que respondiera, pero guardé silencio, tenía miedo de derrumbar su
ilusión.
—Anoche
le pedí a la enfermara que abriera la ventana, hacía calor y quería ver la
noche estrellada, ella me dio el gustó y la abrió —intentó levantarse y la sostuve, estaba muy
débil— es el cansancio, después de volar tanto —me dijo.
—¿Soñaste
que volabas? —pregunté, mientras la ayudaba a sentarse en su cama y le
acomodaba las almohadas.
—No
soñé, fue real, Pegaso el caballo
mitológico, entró anoche por la ventana y con un relincho me despertó, era
hermoso, suave como el terciopelo y muy blanco, se inclinó para que subiese a
su grupa y no sé de dónde me salieron las fuerzas; subí.
Hizo
silencio le cansaba hablar.
—Salimos
volando a la noche, me aferraba a las bridas, cruzamos bosques oscuros donde
las luciérnagas iluminaban nuestro vuelo
formando senderos brillantes, llegamos al mar, las olas me salpicaban los pies
y al alzar los ojos vi tantas estrellas como nunca había visto, la emoción, por momentos me hacía reír y llorar, de
pronto vi un resplandor que subía desde
el horizonte; era el amanecer, Pegaso de detuvo y la belleza de ese paisaje
increíble hizo que mi corazón saltara en mi pecho. Cuando regresamos y volví a
mi cama, me dormí con una paz que no te puedo explicar lo bien que me sentía
—cansada de tanto hablar, cerró los ojos—tengo sueño— me dijo y se fue quedando
dormida.
Acaricie
su frente, no tenía fiebre, eso era bueno, respiraba serena y sonreía.
Salí al
pasillo, de la habitación de al lado se asomó un señor muy serio, se acercó y
con enojo me dijo:
—Quiero
decirle que mi esposa está recién operada del corazón, debe estar tranquila, y
anoche en la habitación de su familiar hubo demasiadas risas y relinchos que la
despertaron y no la dejaron dormir, parecía que había realmente un caballo en el cuarto, voy a presentar en la
dirección una queja, esto es un hospital o ustedes no se dieron cuenta...
Quedó
esperando mis disculpas y como yo no atiné a decir palabra, se retiró más
enojado que cuando llegó.
Hasta
el día de hoy sigo buscando a Pegaso en el cielo o una explicación lógica,
pero ninguna de las dos cosas he
encontrado.
19 comentarios:
Linda historia. Me gusto mucho te mando un beso.
Qué bonito. Un beso
Qué preciosidad de historia, me ha encantado amiga mía. Qué mágica y sobre todo, que forma más hermosa de transmitir esperanza. Besos :D
Hola, Rosa, es una historia preciosa, mágica y muy satisfactoria para la que la ha vivido. "Lo esencial es invisible a los ojos", dice El principito.
Besos!
Si un sueño cura ¡Viva los sueños!es una historia ilusionante y hermosa. Un abrazo feliz
Hay mucha ternura en este relato, felicidades.
Un abrazo.
Lo importante es ese estupendo momento que ella vivió...
Pegaso :que ilusión poderlo divisar alguna vez...
Un relato muy tierno y con un halo de esperanza, me ha encantado leerte, como siempre
Un abrazo,Maríarosa
Qué lindo relato, nunca hay que perder la esperanza en las cosas mágicas , porque quizás un dia nos sorprendan y digamos ¿ pero si no era un sueño era realidad? Gracias por dejarnos una ilusión en la mirada. Besotes muchos.
Precioso relato, María Rosa. Entrañable. Yo mismo aspiro cada noche a encontrarme con mi Pegaso que unas veces se muestra como es y otras como le viene en gana. Mejor imaginar, a veces la realidad es muy aburrida.
Un abrazo y gracias, por estos relatos.
Qué belloooooooo, Rosa!!!
Cuando lo leia, sentí una gran ternura. Ya sé que no será real este relato, pero aún así esa mujer convaleciente me hizo sentir una enorme ternura.
Y lo curioso es que antes de leer tu desenlace yo pensé en otro que me parece hasta creíble por ciertas razones. Si quieres te hablo de ese desenlace y de por qué puede llegar a ser creible. Y no hablo de sueños!!!
Siempre te suelo preguntar si has vivido tus relatos. Por qué? Porque me parece muy especial vivir los reltaos tal como los cuentas, o que haya una parte importante de realidad. Si me dices esto, mi niño interior dice "Ohhhhhhhhhh!!!", poniendo la boca muy redonda!!! Jajajaja
Y si me dices que tiene una base real y me explicas ese proceso creativo en el que vas dando forma a tu imaginación, entonces vuelvo a decir otro gran "Ohhhhhhhhh", en este caso porque me parece mágico el proceso. Yo creo que puedo llegar a escribir buenas crónicas (sin dejar de ser humildes crónicas) pero siento una gran incapacidad para idear relatos imaginados (tengan o no una base real). No sé hacerlo. Por eso, conocer cómo se crea un relato me llena de admiración. Y tal vez me sirva para ir aprendiendo hasta que algún día llegue a escribir uno.
Y reconozco que no he superado la fase es de la vida en la que el niño siempre pregunta "Y por qué...???" Jajajaja Soy muy curioso, Rosa. Pero mi curiosidad no es morbosa. Son curiosidades más naturales, como la de saber cómo creas tus relatos.
Un enorme abrazo, querida amiga!!! Y gracias por tus comentarios, que alimentan la confianza en mi capacidada para escribir y me animan a seguir haciéndolo.
Una historia verdaderamente preciosa, una ternura tan intensa que conmueve, si que hay cosas que solo pasan y no necesitan explicación porque no siempre la hay, pero lo que si deja esta historia es un ejemplo y una esperanza especial.
Me encantó, abrazo amiga
Que cuento más hermoso, y que historia más entrañable, dulce y misteriosa con esa magia que tú sabes darle a todo lo que escribes para conseguir que el lector se quede prendado entre las letras.
Me ha gustado mucho mucho.
Un abrazo M. Rosa y buen día.
Cuando ansiamos algo con el corazón, la magia llega y nos sorprende...A veces los sueños se convierten en realidad y nos aportan fortaleza e ilusión para seguir viviendo. Ahí está el mensaje de tu hermosa historia, no hay que perder la fe y la esperanza, porque la vida en cualquier momento nos sorprende e impulsa a seguir adelante.
Mi abrazo entrañable y admirado por tus bellas historias, M.Rosa.
Pegaso es como un angel!
que hermosa historia, muy entrañable, en algun punto me toca de cerca.
Pegaso la ayuda a vencer al mal
ella es una guerrera,
y con todo el poder, llegara hasta el final
Pegaso es luz y libertad;
nadie puede dañar el corazon de Maria.
Seguramente el caballo alado le dijo que en la eternidad, hay un lugar para ella.
Que historia magnifica! Felicidades, amiga!
Te mando un abrazo grande.
Beautiful blog
Un precioso relato Mª Rosa, tierno y muy emotivo. Los sueños, sueños, son, pero a veces pueden rozar casi la realidad o tal vez se hagan reales y pensemos que solo fue un sueño.
He disfrutado con este bello relato, amiga.
Un gran abrazo, feliz fin de semana y aprovecho para desearte Feliz Día de la Madre, aunque no sé si en tu país se celebra también el próximo domingo.
Muy bonito, genera sonrisas de gran satisfacción.
Es que si está en la mente, existe. Gran relato y muy ameno.
Te dejo un abrazo.
NN
Siempre hay personas amargadas que intentan arruinar los mejores momentos de los demás.
Saludos,
J.
Las bellas historias, mucha reales, de este pozo literario sin fondo conocido como Mariarosa... :)))))
Abrazo.
Publicar un comentario