viernes

Erase un otoño.


 

 

 

Era un atardecer diferente, el otoño se había adueñado de los árboles y en sus ramas oscuras, las pocas hojas pintaban de un naranja claro el ambiente. Sólo los cipreses y los sauces mantenían su verde que resaltaba contra los paraísos y plátanos descoloridos.

La hierba murmuraba, gemía con el sonido de un vuelo de pájaro. Las primeras gotas de rocío sembraban un aroma de naranjas jugosas, de besos, de caricias escondidas y sueños que habían quedado en el baúl de algún genio misterioso.

La hierba relataba historias y el dorado flotaba en el aire otoñal.

 

Y llegó la noche y el cielo se arropó de estrellas. De pronto el ambiente oscureció, la lluvia cubrió la hierba y enmudeció la voz y todo fue silencio; el campo y el amplio cielo se iluminaron y la lluvia besó mis manos y las transformó en palomas.

 

Al amanecer un sol tibio cambió el ambiente, un aroma a petricor surgió de la tierra, de las plantas y los pájaros cambiaron el silencio con cantos, cada uno en su idioma, era el regalo dorado del otoño.

 



1 comentario:

🌺 Hada de las Rosas 🌺 dijo...

Erase una vez... el otoño, que bonito titulo y que preciosa prosa, te quedo de fabula.
Un besote, querida amiga 🎃🧙

Erase un otoño.

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