Escuchó el sonido de una puerta, sabía que en segundos, ella iba a
entrar a su cuarto.
Su perfume a rosas, inundó el ambiente,
la escuchó tararear la misma canción de siempre, un bolero viejo y pegadizo.
Nunca encendía la luz, él sólo veía su figura que como una sombra daba vueltas, el brillo de la tela de
su camisón blanco, se movía con ella, cerraba la ventana, luego se deslizaba en
su cama. Palpitaba su presencia, su aliento tibio rozaba su mejilla y cuando
extendía el brazo para rodearla; encontraba el vacío. Cada noche igual, el
sonido de una puerta y después, la misma decepción.
Se levantaba, recorría la casa buscándola,
encendía las luces y comprendía que estaba solo, que todo era un juego de su fantasía.
Está vez sería la última, ya se había
cansado de su propia locura, de los fantasmas que creaba su mente. ¿Y si fuera
un verdadero fantasma?
Tal vez la casa vieja guardaba visiones
que se entretenían burlándose de su soledad. Decidió cerrar todas las
habitaciones con llave, ya no soportaba la burla de quién sabe, que loca utopía,
creada por su imaginación. Puso las llaves bajo de su almohada y se durmió. Por
la madrugada, volvieron los sonidos, se levantó furioso, encendió las luces y
ante su mirada asombrada escuchó que se abría una puerta, nadie entró. Quedó hipnotizado viendo que se cerraba la ventana y el mismo perfume a rosas de cada noche,
inundaba el aire. Se dejó caer en una silla, pensó que estaba sufriendo
alucinaciones, una transpiración helada, bajaba por su espalda. La luz se apagó
sola. Se estremeció al recibir una caricia en su cara, no había nadie en el
cuarto, ¿o sí? Pero la sensación de una mano pequeña y suave, fue real; como el
abrazo que lo alzó de la silla y lo llevó a su cama y fue real la mujer que
durmió con él y esta vez, el amor que se
prodigaron también fue real.
Despertó avanzada la mañana, estaba
solo.
Recordó lo vivido y creyó estar
volviéndose loco. Pediría turno con un psicólogo, con un psiquiatra, no sabía a
quién consultar primero, pero algo debía hacer, antes de terminar
convirtiéndose en un chiflado.
Al bajar de la cama,
sus pies se enredaron con algo y cayó al piso,
era un camisón de seda blanca, lo tomó en sus manos y un perfume a rosas
le dijo que no estaba desequilibrado, simplemente, estaba viviendo la aventura
más bella y loca de su vida. ¿Sería un fantasma, alguien que abría la puerta de otra dimensión, o de un mundo paralelo? A
quién le importaba, si ella era real en sus brazos y él, tan feliz como nunca lo había sido.
22 comentarios:
Una historia muy original. Un beso
¡¡Pero qué bonito!! Como siempre, con tus cuentos nos llevas a un mundo de fantasía. Y este amor... qué bonito. Besos :D
A propósito de extraterrestres, una mujer dio une entrevista para un portal sobre estos fenómenos, y dice que la única explicación como un tu cuento, a unos seres que la abordaban de noche y se precipitaban sobre sus genitales sutileza. UN abrazo. carlos
Que bella historia, que más da que sea un fantasma o irreal, si te hace sentir la mar de bien. Bienvenida esa fantasía porque lo importante es sentirse feliz y ella con su perfume a rosas le daba esperanzas de vivir. Me encanto.
Un besazo muy grande
Es un relato maravilloso Mariarosa. Los perfumes sobre todo, y muchas otras sensaciones pueden presentarse frente a nosotros. Es frecuente cuando hemos tenido una perdida afectiva, advertir ciertas "señales" que dan fe, de que esa persona de alguna manera está presente.
En este caso, si bien se trata de una ficción bien puede representar ese deseo oculto del protagonista de vivir intensamente una pasión. Mucha sensibilidad, delicadeza y ternura en tu texto.
Me ha parecido una entrada diferente y brillante.
Un abrazo grande y que disfrutes la tarde del viernes.
¿Quién entiende al amor? Real o no, él lo siente y lo vive y tú lo has relatado de tal manera que quienes te leemos también lo hemos sentido. Muy bonito, Mariarosa.
Mil besitos con cariño y muy feliz finde ♥
Cualquier momento con perfume es embriagador, el amor sentido o suspirado roza la realidad, los fantasmas usan camisones. Y sigo leyéndolo otra vez porque tiene algo que me mantiene atrapada, si vuelve el fantasma lo espero despierta. Un abrazo
Los sueños pueden ser pesadillas o anticipos de sucesos por venir, pero...
Un abrazo.
Uy que bello relato , me saco un suspiro. Muy dulce y romántico. Te mando un beso
Una actitud sabia el dejar de hacer preguntas, para vivir esa realidad tan afortunada y misteriosa.
Bella imagen.
Un abrazo.
Que lindo relato, una fantasma curaba su soledad, quizás un loco, si, pero un loco enamorado.
Muy lindo, un abrazo amiga
Que un fantasma te haga el amor es fantástico. Un relato maravilloso que me recuerda algunos hechos pasados. Saludos amiga.
Una preciosa historia llena de perfume y suavidad, sobre todo para el protagonista que se envolvía en esas sensaciones donde la soledad desaparecía por la magia de un fantasma femenino.
Hermoso relato que hace las delicias de los lectores.
Un abrazo y felicitaciones María Rosa.
Con qué gracia y naturalidad acude la presencia... ¡qué bien narrado!
Una delicia de vivencia para él y para ella...
Muy bonito, deja un dulce sabor de boca...
Un abrazo
Eso mismo, ¿qué me importa la opinión de terceros si lo que vivo para mí mismo es real?
¿Quién le dio potesta a los psicólogos y su pseudociencia de decidir sobre la normalidad del resto de los mortales.
Saludos,
J.
Lo que hace la soledad incomprendida
...de todo ello hay que cuidarse y en este tiempo y antes ha sido así
mucho se confunde un alma que no encuentra paz...
Te dejo un gran abrazo.
Un hermoso relato Mariarosa, con un hermosa cadencia que acompaña como una hermosa melodía durante su lectura.
Preciosa historia.Al fin y al cabo o que importa es amar y sentirse amado.Todo lo demás es secundario.
Abrazo,mariarosa.
Uuaauuu... No importa lo que sea él seguirá con ese amor.
Buena noche. Cuídate.
Un abrazo
Preciosísimo relato, te hace volar y amar...
Abrazo
Me he dejado inundar en tu historia de amor.
Un abrazo.
El protagonista necesitaba una prueba hasta que la encontró y se olvidó del psicólogo...Cada cual tiene su mundo interior y a veces ocurren milagros, que los demás no entenderían y es mejor disfrutarlos, sin más.Muy buen relato, original y muy real, María Rosa.
Mi felicitación y mi abrazo entrañable esperando la Navidad.
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