La voz del dueño de la inmobiliaria le daba vueltas en la cabeza y la ambición le agitaba el pulso: "Al que logre vender la casa de los fantasmas le
triplico la comisión”
A pesar
de estar la vivienda vacía, Raimundo
escuchó claramente las voces que un día flotaron entre sus paredes, se dijo que eran cosas de su
imaginación, el aroma del tiempo pasado y su fantasía, creaban delirios.
Alguien le comentó que en la casa había
fantasmas, por eso no se podía vender, que cada vez que alguien la visitaba,
salía espantado por las voces y la música que aparecía de pronto sin saber de
dónde salía.
Raimundo Salcedo no creía en esas cosas y les
iba a demostrar a los tontos de la
inmobiliaria, que los fantasmas no existen y
que eran todas habladurías de los vecinos y que iba a lograr esa
suculenta comisión, sería suya contra viento y marea.
Cuantas pavadas imagina la gente, dijo en voz
baja.
Siguió recorriendo las habitaciones, olían a humedad.
Una silla, lo que quedaba de un florero de
cristal y una ventana rota, fue lo único que encontró, la rotura de los
vidrios, era el misterio, seguro que por ahí entraban los muchachos del barrio, usaban la casa para drogarse y eran ellos los que asustaban a los vecinos.
En la parte de atrás, encontró un parque, una niebla gris envolvía los pinos, únicos testigos vivos de un ayer
lejano, sobre una mesa de jardín, una copa fina, sucia de tierra, parecía decir:
yo soy la última representante de las
muchas que brillaron en las cenas y en los cumpleaños de los dueños de casa.
¿Cómo había quedado en pie y en ese lugar, después de tantos años? ¿El viento,
la lluvia y ella allí, esperando…qué?
Un sonido a hierro oxidado, lo obligó a mirar a
un costado del parque; juegos infantiles. Quedó con la boca abierta al ver que
comenzaron a moverse al unisonó, el sube y baja, las hamacas y una calesita de dos asientos que giraba
enloquecida.
Salcedo ríe por lo bajo y dice en voz alta: no
me van a asustar, algún truco debe haber para que se muevan. Se detuvieron. Se
sentó en el carrusel, tan estropeado, que gimió bajo su peso.
De pronto comienza a dar vueltas, acelera, el parque, los pinos,
giran y son una línea verde sin forma ante sus ojos, lo aturde el sonido de las
piezas oxidadas, se aferra al asiento, no logra detenerlo, es un trompo
enloquecido. ¿Qué pasa? ¡¡Basta!!
¡¡Basta por favor!!
Algo parece alzarlo, una fuerza desconocida lo
eleva en el aire…
El detective Garmendia recorrió la casa, fue al
parque y preguntó al oficial que aguardaba
a la policía científica.
—¿Y
agente se sabe qué pasó?
El oficial se encogió de hombros y dijo:
—Los vecinos nos avisaron que escucharon gritos y luego un golpe seco, se asomaron y se dieron cuenta que había un
hombre tirado, lo qué no me explico es
cómo sucedió. Cuando entramos, el tipo ya estaba muerto, parece que una fuerza increíble lo estrelló contra la pared…¿Cómo? No entiendo…
¿Qué pudo suceder?
24 comentarios:
Como las meigas, haberlos haylos. Buen relato Maríarosa, un abrazo
Siempre hay misterios a los que no alcanza la mente humana.
Un abrazo.
Estupenda historia María Rosa.
Yo ni creo, ni dejo de creer, lo que sí, es que me da un miedo espantoso con lo cual, más creo, que no, jajaja.
Tus narraciones siempre me encantan.
Un abrazo.
Buenos días: - Estos son los misterios de la vida. Realmente me gustó la foto.
.
Buen fin de semana
abrazo
Interesante narración. Pase a dejarte un lindo mes de agosto. Saludos.
Que bien ha estado , las casas fantasmas existen y mejor no encontrarse con alguna de ellas ..
Un buen texto me encanta estos misterios .
Un besote grande.
Lugares hay para reflejar cual es su naturaleza, ...de esas hay que tener más que la razón cubierta para saber actuar si se da el caso, nunca se sabe.
Estés muy bien, buen finde.
Rosa, tienes tus personajes, que así asomen el pico una sóla vez, ya tienen en tu literatura un puesto. El detective Garmendia. Un abrazo. carlos
Eso le pasa por incrédulo. Un beso
Me gustan tus historias del detective Gardenia. Te mando un beso y buen relato.
Me encantan tus relatos! Creo que estas casas embrujadas existen porque se cargan con las energías negativas de sus habitantes. Mejor ni entrar para comprobarlo! Te deseo un lindo mes de agosto, besitos!
Historia fantástica, creo en los fantasmas de esas casas abandonadas. Me gusto leerte amiga, saludos.
Bel post, un pochino misterioso!
Muy bueno Rosa, hay misterios que no tienen explicación por más que nos empeñemos en encontrar.
Feliz domingo, besitos.
María Rosa, muy bueno, amiga. Precisamente a los incrédulos, como Santo Tomás, les ocurren cosas. Esas otras dimensiones están cerca y más vale no tropezarnos con ellas, ni ponerlas a prueba,porque nuestra mente no va más allá y el corazón no lo resiste...Hay tantas cosas que no conocemos, tantos misterios por descubrir, que la vida siempre nos sorprende con algo nuevo.
Mi felicitación y mi abrazo por tus buenos relatos,amiga.
Se vende a precio del terreno, se demuele hasta los cimientos y se construye arriba, como ya nos enseñaron los yanquis con sus edificios construidos sobre antiguos cementerios de los pieles rojas...
Saludos,
J.
Maria Rosa como siempre un buen relato.
Un abrazo con cariño.
Las casas encantadas son muy antiguas y sus misterios siempre nos han atraído más que ninguna otra cosa.Tu relato así lo demuestra,mantiene al lector en vilo hasta el final y se hace muy corto,da pena que se termine.
Siempre un placer disfrutar de tus relatos,Mª Rosa.
Un cuento fantástico pero que suele suceder...muy bueno .
¡Uy uy! ¡Encontró lo que no creía encontrar! Me ha encantado Maria Rosa. ¡Fantástico! BEsos :)
Tenebroso relato con un final inesperado... Muy bien construido.
Para parecer que "no has roto un plato en tu vida", jajajjajaja... describes pasajes truculentos.
¿Imaginación desbordante o reminiscencias de un pasado oculto? :)))))))
Abrazo Mariarosa.
Vayaaaa...Mejor creer si todos lo dicen.
Muy bueno mariarosa.
Buen fin de semana y seguir cuidándose.
Un abrazo.
Me pregunto lo mismo. ¿Que pudo suceder?
Saludos.
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