Roberto Sánchez, apodado Sandro, y luego llamado también Sandro de América fue un cantautor, actor, músico y compositor argentino de canción melódica, música rock and roll y pop en castellano. Incursionó varias veces en el cine, como actor e incluso como director.
Con todo respeto, este cuento intenta recordar con una sonrisa al que fue un gran cantante y dueño de un sano humor y buen caracter..
Aparecía en mis sueños. Su
fantasma se corporizaba y avasallante de
alegría, me invitaba a cantar y bailar con
él.
—Esto no es para mí — le explicaba,
pero él no se detenía.
Cuando se cansaba de saltar por
toda la casa con su júbilo exuberante, se recostaba en el sillón del living y
se quedaba dormido, era el momento en que yo me iba a la cama, agotada de tanto
baile. Por las mañanas, Sandro, había desaparecido.
Una noche, le dije:
—Gitano, no vengas más.
Me miro ofendido.
—Yo la considero una amiga, una de mis nenas, pero si molesto, me voy.
—No te enojes, prefiero la música lenta.
Me miró muy serio, asintió con
la cabeza y se disolvió en el aire como la bruma bajo el sol.
No volvió. Al fin volví dormir
todas las noches.
Duro poco mi descanso.
Una madrugada, escuché música y
risas, me levanté y me acerqué en puntas de pie.
Un grupo de personas cantaba un
bolero antiguo; “Ansiedad.”
Al verme, uno de ellos me dijo:
—Venimos de parte de Sandro.
Me desplomé sobre una silla, sin
saber que decir, ellos parecían tan felices... Reconocí a varios fantasmas
conocidos; Nat King Cole, a Javier
Solis, al trio Los Panchos…hasta me pareció ver a Sinatra…
Me puse de pie y sin que se
dieran cuenta, estaban tan entretenidos cantando, que no me vieron escapar por
la ventana.
Corrí por las calles mojadas de
rocío, el sol comenzaba a reflejarse en los edificios altos. Agotada, me senté en el cordón de la vereda, me faltaba el aire. Un móvil policial que
estaba de ronda, se acercó y les relaté
que me había sucedido. Me llevaron a mi casa y para mi seguridad, entraron
conmigo. Cuando vieron el desorden que allí reinaba, botellas vacías, vasos
sucios, algunas guitarras y hasta la bata roja de Sandro, arrumbada en un
sillón. Me preguntaron:
—¿Señora qué sucedió en esta
casa?
Les expliqué y no me creyeron.
Consideraron que era mejor llevarme a un hospital.
A partir de ese momento, nadie ha
creído mi relato, ni los médicos, ni las enfermeras.
Y acá estoy, como el
protagonista de aquella canción de Serrat, encerrada entre cuatro paredes
blancas, donde los únicos que me visitan son Sandro y sus amigos, que llegan de mes en mes, de dos en dos y de seis
a siete.
https://www.youtube.com/watch?v=fRMY-L0JmOE
https://www.youtube.com/watch?v=fRMY-L0JmOE
19 comentarios:
Amiga , yo si te creo , porque no pueden venir a visitarte esas personas que en tu mente guardas un bello recuerdo y encima te dan fiesta de la buena , con sus canciones y bailes , pues nada a bailar y danzar toda la noche , eso sí al menos descansa dos como poco cada semana jajajaja ..brillante imaginación .
Un abrazo y feliz finde disfruta de tus fiestas con tus fantasma favoritos ...muakisss.
Uy por lo menos tu protagonista va tener buena música. A veces uno debe perderse en su imaginación. Gracias por tus deseos. Te mando un beso
Un bonito homenaje el que has hecho en este fantástico cuento recordándole con la magia de tu pluma, y esa imaginación con la que nos deleitas cada vez que escribes.
Me encantó. Un abrazo y feliz fin de semana.
Muy bonito e imaginativo.
Gran tipo Sandro, gran artista y humilde persona. Volvía locas a las mujeres que lo iban a ver, a mi me encantaba sólo escucharlo.
Saludos.
Un interesante homenaje el que nos dejas, María Rosa...Puedo ver toda una metáfora de la ilusión y la fuerza que proyectaba este gran cantante entre las chicas...Quizá alguna llegara al borde de la locura, como la protagonista de tu historia. Muy bueno y creativo, amiga.
Mi abrazo y feliz fin de semana.
Jajaja,... que bueno,... un homenaje hasta la locura!
Las cosas que en verdad importan, no tienen por qué creerlas (o participar), los demás.
Saludos!
J.
Pd: eso de que era actor podríamos ponerlo en debate.
Rosa, Rosa, tan maravillosa... Genial cuento homenaje a un adorable.
Abrazo.
No conozco a tu personaje, pero seguro que te ha hecho sentir toda esta locura, un abrazo.
Bellísimo tributo a un grande de la canción argentina: "Sandro, de América" y Roberto Sánchez que los relatos y anécdotas lo pintan como una gran persona.
Un homenaje precioso. Me ha encantado María Rosa. Magnífico, los he visto ahí a todos contigo. Muchos besos :D
Tranquila amiga, te crean o no te crean, vienen cuando menos te lo esperan, pero es complicado explicarlo,hay muchos que no lo creen por miedo.
Hoy vuelvo a salir de mi recluso aposento y mientras las pocas fuerzas que he recuperado en estas semanas me lo permitan, seguiré visitando.
Un abrazo.
Ambar
No conozco al personaje, pero desde luego el homenaje es muy bonito.
Besos.
Bravo María Rosa, algunos de estos días me podrías invitar a la fiesta, Sandro fue un Ídolo que nunca olvidaremos.
Abrazo
Que hermoso homenaje a este gran cantante a quien admiro y recuerdo..... Saludos.
Hola María Rosa , tengo que decirte que no conozco esta persona , pero si te creo en lo que tú cuentas , ya que si estas personas eran muy cercanas a ti , siempre pasan una vez o dos en tú vida , para despedirse de esa persona que era de alguna forma especial , para la persona que se a marchado reciente mente , la verdad es que es una forma muy original de hacerle tan lindo homenaje , me a gustado mucho , te deseo una feliz noche te mando un fuerte abrazo de flor.
Pd , Como ves yo también te sigo , por que las amigas de Ámbar amigas mías también son , se bienvenida a mi humilde casita virtual que desde hoy también es la tuya , y que siempre que vengas serás recibida con un cálido abrazo , besos de flor.
Le diste un encanto renovado a tus cuentos de suspenso y misterio, con la figura de Sandro, una de los cantantes más populares de la balada del setenta en Latinoamérica; y esa memoración de grandes boleristas, y blues, como Nat King Cole, Sinatra, me ponen a pensar, que hay en este relato, una especie de homenaje, porque acaso viviste su música, y los admirabas. El cierre, genial, como aquel cuento de Gabo, de la mujer que fue a pedir al manicomio un telefono, para que vinieran a desvarar su carro, y al salir no pudo, porque la confundieron con una de las orates recluidas. MI abrazo. Carlos
Yo supongo que aquello debe ser asombroso en una primera etapa
pero si revives todos los días , al fin se convierte en tortura...
como sea , es un relato que gusta por su misterio encarcelado ...como que late algo quizás hasta un poco macabro debajo de esa música que no para de hacerse sentir.
besos.
Un bonito y original relato, me ha gustado mucho.
Muchos besos.
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