domingo

La curandera.



Entre el humo del incienso, la voz de Jacinta parecía llegar del más allá, sus palabras tomaban forma, eran figuras indefinidas, cayendo en mágico movimiento.
Todos en el pueblo decían  que  Jacinta era algo más que una curandera, comentaban que tenía trato con los espíritus…
El Roco le explicaba por qué estaba allí;  un año atrás, se había caído del caballo y con tal mala suerte, que debieron amputarle el brazo, y  a pesar de no tenerlo,  le picaba la mano  y  en el codo un dolor agudo le quitaba el sueño por las noches. ¿Cómo podía ser?
Jacinta lo escuchaba en silencio, sus ojos negros se metían en los de Roco, lo penetraban, hurgaba en su cerebro, esa mirada le producía al hombre un miedo húmedo que bajaba por su espalda y lo hacía temblar.
—¿Qué hiciste con esa mano? —le preguntó.
Roco no entendía o no quería entender. Ella prosiguió, mientras por la ventana abierta, el frío del atardecer sembraba una niebla espesa entre los dos; las imágenes habían desaparecido.
—Nada —respondió— sólo he trabajado con ellas.
—¿Mataste?
—¡Está loca! A quién voy a matar, soy un pobre gaucho encargado de la limpieza de los galpones.
Ella extrajo de su pecho un trapo rojo, lo abrió y aparecieron unas hojas secas, comenzó a hablar con ellas. Por momentos la brisa helada  le llegaba al Roco hasta el tuétano. Perdió la noción del tiempo, la Jacinta movía las hojas automáticamente, luego lo observaba, esos ojos eran un idioma difícil de entender, comprendió que estaba en trance, su pecho subía y bajaba emitiendo  un sonido gutural.
—¡Algo hiciste! —volvió a insistir.       
—Le juro que no.
—Entonces te vas, no te puedo curar, hay algo en vos que me rechaza.
Él no se movió de la silla, el brazo ausente le causaba tanto dolor que no pudo evitar las lágrimas. Fue un ramalazo de debilidad que ella aprovechó para doblegar su resistencia y entrar en su mente. Daba vueltas por su cabeza,   recorría sus venas, estrujaba su corazón con una fuerza que creyó que se  moría.  
—¿Por qué me mira así…? —le preguntó.
Jacinta se dejó caer contra el respaldo de la silla, cerró los párpados y respiró hondo durante algunos minutos. Volvió a mirarlo.
Desde sus acuosos ojos negros, la Jacinta leía sus pensamientos, él se rebelaba; pero  ya no había nada que pudiera ocultarle,  el desprecio en su mirada, lo confirmo, al decirle: 
—No tengo nada que te cure… ándate…




25 comentarios:

FILOSOFANDO NA VIDA dijo...


Minha visita hoje é para deixar uma singela homenagem as mães.
Ser mãe
É reconduzir à vida aqueles
que nos combateram no pretérito mais que perfeito.
E depois da rápida jornada redentora,
resgatar à Luz Divina os filhos mais adorados,
elevando a Deus uma prece de agradecimento,
pela oportunidade de muito ter amado
e de ter podido ser... MÃE!
Com amor e carinho..
. Parabéns a Todas Mamães! E se você for mãe, parabéns, seja feliz e abençoada sempre!
Mãe, que a beleza das flores, a doçura do mel e o brilho das estrelas envolvam você e que você continue irradiando este amor e esta alegria que você sempre ofereceu.
feliz dia das mães!!!

Sara O. Durán dijo...

Espléndido!! Explotaste al máximo todos los elementos propios de esos rituales. Estupendos nombres, para recordarlos.
Abrazo.






José A. García dijo...

Con el sufrimiento a otra parte.

Saludos,

J.

Susana dijo...

Me he quedado intrigada. Un beso

El Baile de Norte dijo...

Fantástico Maria Rosa,... nos trasladaste con tan solo unos párrafos a ese mundo difuso de sanador y enfermo de una manera magistral. Y con ese final has puesto una hermosa guinda en un magnífico relato. Feliz semana!

lanochedemedianoche dijo...

Me encanto, esta fantástico y como funcionan a ful por nuestro País,gracias María Rosa siempre me sorprendes tus relatos.
Abrazo

Campirela_ dijo...

Buenas noches , un relato muy bonito , esas curanderas que haberlas hailas y muy buenas , personas con gran sensibilidad que tiene ese don para entrar dentro de tu mente..
Ella en este caso algo vió que le asustó quizás él no la dijera la verdad pero al fin pudo penetrar en su mente y ver la realidad ..
Un besote y gracias por compartir .

J.P. Alexander dijo...

Para ser curado se debe tener fe. Buen relato, te mando un beso

Mari-Pi-R dijo...

Comprender y no poder hacer nada es duro siempre veces.
Besos.

Joaquín Galán dijo...

Nadie se cura si no abre su mente a esa posibilidad y el protagonista de tu relato la tenía cerrada,la curandera así lo vio.
Excelente,como de costumbre,con grandes dosis de espiritualidad.

Un abrazo,Mª Rosa.

Kasioles dijo...

Como es tu costumbre, me has hecho pasar un ratito muy agradable al leer esta entrada ¡Lástima no fuese más larga!
Ni para un médico es fácil curar cuando el paciente es hermético.
Algo debió de ver la curandera en su mente que él jamás se atrevería a revelarle.
Te dejo un fuerte abrazo con mis cariños.
kasioles

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

¿Y que tal si la curandera busca una excusa para ocultar su ineptitud?
Eso del miembro fantasma es algo que suele sucederles a quienes les amputan un miembro.
Un abrazo.

Mirella S. dijo...

Creo que la curandera pescó algo muy oscuro en la mente de Roco, quien como no podía hablar de lo que había hecho, difícilmente se iba a curar del dolor.
Un relato con imágenes poéticas y un final de intriga...
Besos.

Elda dijo...

Estupendo relato, como siempre eres capaz de captar la atención del lector con tu formidable forma de escribir.
Mis felicitaciones M. Rosa.
Un abrazo.

Mª Jesús Muñoz dijo...

María Rosa, has conseguido con tu relato que la curandera nos inmovilizara y sintiéramos el mismo bloqueo que el protagonista...Sin duda todo lo que damos vuelve y este hombre sentía en el dolor de su brazo el daño que había hecho...Interesante y mágico, amiga.
Mi felicitación y mi abrazo por tu buen hacer.

Margarita HP dijo...

Lo que habría hecho aquél hombre con aquella mano, madre mía. Me ha encantado María Rosa, como siempre, enganchadita hasta el final.
¡Muchos besos! :D

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

los curanderos, magos y hechiceros hacen parte de lo vernáculos de nuestros pueblos. Qué bien el personaje de esta mujer en tu pluma. Un abrazo. carlos

SÓLO EL AMOR ES REAL dijo...

Muy sabia Jacinta, no hay nada de afuera que pueda curar lo de adentro, si lo adentro no se quiere curar

Paz&Gratitud

Isaac

PROFESSORA LOURDES DUARTE dijo...

Olá Maria Rosa, vim agradecer sua visita e por seguir meu blog. Seja sempre bem vinda! Amei o seu e já estou seguindo. Abraços, seja muito feliz.

Alicia dijo...

Buenísimo. Siempre con intriga hasta el final. Y es que a una curandera así no se la puede mentir. Besos

Rafa Hernández dijo...

En muchos lugares del mundo esto de los curanderos y sanadores está muy arraigado, pero ojo con ellos que a mucha gente le ha costado la muerte. Hay gente que cuando está desesperada acude a ellos pero no todos los potingues y rituales sanan.

Besos María Rosa.

Meulen dijo...

Por mucho que se quiera
es más que sabido , nadie puede escapar de sus demonios
aunque hasta los haya olvidado...
todo vuelve y se paga en vida ...

estes bien...

Abuela Ciber dijo...

Pecados que se pagan de alguna forma
Grato leerte
Cariños y buenisimo fin de semana

Adelina dijo...

Qué buenísimo el relato...

La vida se cobra de alguna manera...

Un beso.

TIGUAZ dijo...

TIEMPO SIN LERTE, BELLA SEÑORA, CAUSAS PERSONALES MI LO IMPEDIA, DESDE TU OTRA CASA UN FUERTE ABRAZO

Un pueblo, allá lejos.

    La rutina de ir a la plaza, sentarme a escribir o dibujar se había convertido en una necesidad. Yo había llegado a ese pueblo en...