Un poco de humor.

Email a un ex marido:

Seguramente no entenderás lo de ex marido, luego de leer este mensaje lo vas a comprender.

Hasta ahora nunca  te lo había contado, daba por seguro que no me ibas  a creer. Ha llegado el momento de ser sincera.

Esta historia comenzó hace seis meses.

Una mañana al bajar del subte en Plaza Italia, tuve la impresión que alguien me seguía,  caminé  por Santa fe, y la sensación se transformó en un personaje de lo más extraño.

Entré a un bar y él entró también. Lo pude ver de cerca; era alto, vestía un impermeable beige que le llegaba hasta los tobillos, observaba  a su alrededor con aire de misterio y lo sorprendente era su sombrero, sí, un sombrero de esos que se usaban en la década del cuarenta, tipo película de gánster, parecía salido de una de Humphrey Bogart,  mirándolo bien, era la personificación del mismísimo Boggie.  Terminé mi café  y fui directo a la oficina y el fulano atrás.  Entré a mi trabajo y él quedó en la puerta.

Al salir por la tarde, él seguía allí. Lo ignoré. Me siguió hasta la puerta de mi casa.

A partir de ese 6 de mayo hasta hoy 19 de noviembre, no faltó un día.

Si llueve se acerca con un paraguas y me acompaña sin decir palabra. Si entro al bar a desayunar, cuando voy a pagar el mozo me avisa que el caballero  de la otra mesa ya abonó. 
He comprobado que lee mis pensamientos, si tengo sed me ofrece una gaseosa fría, si me apetece  algo dulce me convida un chocolate, pero el colmo de los colmos sucedió hace unos días; viajaba  en subte, abrí un libro y en el momento en  leía la última palabra de la página,  él se acercó y dio vuelta la hoja.

Para terminar con esta historia de locos,  ayer me planté ante él  y  le pregunté que pretendía de mí. Sin hablar, llevó la mano al bolsillo interior del impermeable y cuando ya pensaba que iba a sacar un arma,  me ofreció un sobre y una caja pequeña.

El sobre; eran dos pasajes a Miami y una tarjeta de crédito dorada, en la caja;  un anillo como nunca vi en mi vida, no te podes imaginar el tamaño del diamante y como refulgía bajo el sol de la mañana.

Mi querido, espero  comprendas, no es que haya dejado de amarte, es que este tipo tiene algo que no puedo explicarte, me atrae, me subyuga y desde que vi el anillo, más aún.

No quiero que sufras por mí, me voy  a Miami con Boggie.  ¡Qué casualidad! No sólo se parece a Bogart, se llama Boggie como él, te mandaré algunas postales.

 Besos.

Tuya  María.