miércoles

El churrero.


 

Cuando era pequeña los vendedores de churros solían pasar por mi barrio con un grito especial; ¡¡Chuuuurroooosssss, Churreroooooo!!! Y el silbato que los identificaba.

Pero hoy, eso ya no existe, los churros se venden en panaderías o churrerías que los preparan de diferentes y sabrosas formas, con dulce de leche, con crema pastelera, redondos o simples con azúcar.

¿Todo esto a qué viene?

A que hace unos días volví a escuchar el grito del churrero de mis años infantiles, mi imaginación tomó vuelo y me asomé al balcón, una soledad de árboles desteñidos y veredas opacas fue lo que contemplaron mis ojos, era domingo y todos dormían, esperé un rato y nada, sólo el viento de otoño murmuraba su canción y se llevaba las hojas secas.

No lo comenté. Días después lo volví a escuchar, esta vez salí a la calle y el churrero que guardaba en mi memoria, con su bata blanca y su canasta; no apareció. El tema me perturbaba, estaba segura de lo que había escuchado, ya no era una vez, habían sido dos, lo comenté con el encargado del edificio en que vivo.

¿Pasa algún churrero por las mañanas? Sonrió y me dijo: No, es el señor de la esquina, el padre de los García, tiene Alzheimer y cada tanto se asoma al balcón y anuncia su grito de venta, fue vendedor callejero  y de aquel ayer lo ha olvidado todo, menos ese grito. Sonreí tranquila, no estaba delirando.

Qué cosas tiene nuestra imaginación, escuchar ese llamado que anunciaba la presencia del churrero, me remontó  a la infancia y a la alegría de esperarlo y llegó su imagen con la frescura nítida de aquellos años, no recuerdo su nombre, pero sí su cara redonda, sus mejillas rojas y su pelo bien peinado a la gomina, pensar que un simple llamado, ¡¡Churreroooo…!!  Lo regresó  a mí memoria con aquel grito del vecino, también él reviviría a través de ese grito, sus años felices.




18 comentarios:

Rafael dijo...

Recuerdos entrañables que nos llevan a otros tiempos...
Un abrazo.

Franziska dijo...

Ah, los churreros... otra costumbre que ha quedado sepultada. Es inevitable que la vida cambie. He visto tu publicación y he pasado a saludarte me ha emocionado que continuaras publicando. Estoy solo trasteando y comprobando cómo va cambiando la organización. Lo fundamental es que continues con el mismo entusiasmo y con la misma fé que siempre has demostrado. Feliz verano. Un abrazo de paz y amistad.

Susana Moreno dijo...

Hay cosas que nunca se olvidan. Un beso

Campirela_ dijo...

Mi hermano fue churrero en sus tiempos mozos, antes de ir al cole vendía por las calles a son del El churrero, señoras porras, y curros cinco pesetas la media docena jajaja.
Que lindo esos recuerdos, y el señor de tu texto, su memoria, aunque le fallaba, recordaba sus buenos tiempos.
Un beso, feliz miércoles.

Alfred dijo...

Cerrando el círculo.

Besos.

Citu dijo...

Que tiempos hace años que no como churros. Te mando un beso. Me gusto el relato.

Hada de las Rosas dijo...

Seguramente si, el fue tan feliz recordando pasar al vendedor de churros como yo al heladero!!

Hermoso tu nostalgica historia,

un besito y feliz noche.

Soñadora dijo...

Entrañable recuerdo Mariarosa. Hay a veces detalles así que tienen la magia de volvernos a esos momentos.
Un abrazo

Ernesto. dijo...

Te leo, té en mano, este entrañable relato de ayer y "hoy".
Y no me importaría, sólo por hoy, cambiar este té verde por un descafeinado y unos churros.
Y si te apuntas a compartirlos, ¡miel sobre hojuelas! :))))))
Abrazo Mariarosa.

Juan L. Trujillo dijo...

Mi churrera, se llamaba Rita y tenía la churrería debajo de mi casa. De niño todos los domingos eran fiesta, pues era segura "una rosca", transportada con un junco, con café o chocolate.
La churrería de la Rita, ya no existe, pero cuando visito el pueblo, el primer desayuno, es seguro, una rosca de la churrería del Mercado.
Y vuelvo a ser el Juanito, que fui.
Besos.

Cabrónidas dijo...

Pese a su dolencia, el hombre no se olvidó de quien fue una vez. La enfermedad no ha podido quitarle eso.

Majo Dutra dijo...


¡Qué bello y conmovedor episodio! La música también nos evoca recuerdos...
Gracias por los buenos momentos de lectura.
Días acogedores. Un abrazo.
~~~~~




Lu dijo...

Hola María Rosa
No me gustan los churros pero...
¡Me encantó tu relato!
Bellos recuerdos, emotiva historia por donde quieras verla.
Abrazo ¡buen jueves!

Carlos augusto pereyra martinez dijo...

Hermoso texto para la nostalgia, el del churrero. Por estos lados eran los afiladores, y vendedores de chichaŕrones,y sus pregones. Un abrazo. Carlos

Elda dijo...

Hola María Rosa, por aquí ando de nuevo pero vuelvo a irme en breve.
Un relato precioso que me ha resultado lleno de ternura ese recuerdo de la infancia que apareció por medio del churrero con esa enfermedad tan triste.
Me ha encantado, y has escrito una frase que me ha gustado muchísimo: "sólo el viento de otoño murmuraba su canción" preciosa para mi gusto.
Te dejo un abrazo con cariño.

Meulen dijo...

Que lindo recuerdo, son esos personajes que se quedan grabados
porque representan algo hermoso de nuestra niñez.

Abrazo.

Mª Jesús Muñoz dijo...

Todo tiene un orden y un sentido, María Rosa...El churrero dentro de su locura tiene momentos lúcidos, que lo sostienen y a la vez sostienen tu recuerdo...En realidad, podríamos decir que no hay pasado, ni futuro, todo es presente...que la vida se encarga de enlazar constantemente y recordarnos, que lo vivido con intensidad permanece siempre...Muy bello.
Mi abrazo entrañable y mi ánimo siempre, amiga.

David M. Gascoigne, dijo...

Brings back fond memories of a visit to Chile and tasty churros! Too many probably.

En una librería de la calle Corrientes.

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