El viento
que llegaba del río, hizo que cruzara la Avenida Libertador, casi sin mirar el
semáforo, entre en la estación de Retiro buscando el calor humano, que el ir y
venir de tanta gente me podía ofrecer.
Estaba
fastidiada con mi visita a mi psiquiatra, nuevamente había cambiado mi
medicación y yo sabía el malestar en el que iba a entrar cuando comenzara con
los nuevos fármacos.
Mi tren
saldría en diez minutos. Cruce los molinetes y me apoyé en una columna
esperando. Un hombre mayor se acercó y con voz de misterio me dijo:
-Tengo un
celular maravilloso para venderle…
Sonreí,
las ofertas de los vendedores callejeros en las estaciones de trenes son siempre
grandes oportunidades según ellos.
-Mire que
maravilla, usted le pide algo y en seguida se lo consigue, quiere saber precios
de departamentos, le pregunta, le dice el lugar preferido y aparece la imagen y
el precio. Ve aquella chica que viene caminando, usted le saca una foto y en
seguida le da nombre, dirección y edad… si le interesa saber en que piensa, con
tocar la tecla verde le aparece en la pantalla.
Reí ante
las palabras del vendedor, era un mentiroso increíble. De pronto me sacó una foto
y en la pantalla mi nombre, dirección y edad aparecieron ante mis ojos, apretó
la tecla verde y mis pensamientos de asombro se dibujaron rápidamente.
Di unos
pasos hacia atrás con temor, el hombre comenzó a reír y me alejé del andén casi
corriendo, siguió detrás mío riendo, no podía evitar el temblor que recorría mi
espalda ante su risa, salí a la calle y
me perdí entre la gente que entraba y salía de la estación. Vi un colectivo
detenido y sin saber adónde iba, con el loco miedo que me invadía, subí y
recién al sentarme, respire hondo y descanse.
No volví a
la estación de Retiro por temor, cambie mi rutina de viaje diario, pero no he
podido olvidar al vendedor, y cada tanto creo escuchar su risa sarcástica a mi
espalda…y en mi celular, si en mi celular, el tono de aviso de llamada es su
risa, cansada y en un momento de furia
arrojé el teléfono a la calle.
Compré
otro celular y para mi asombro el tono de llamada era la risa del viejo, fui a
devolverlo, el joven vendedor me dijo que podía cambiar los tonos. Le expliqué
que al hacerlo, la risa se repite en todos. Tomó el celular fue cambiando por
música diferente y me dijo:
—Señora el
teléfono está bien no hay tono de llamada con risa.
Me sentí
una tonta, salí a la calle y para mi asombro volvió la risa a sonar en una llamada.
¿Estaré
volviéndome loca?
17 comentarios:
Me causa miedo ese "celular maravilloso" , que surrealismo fascinante!
El hombre riendo y la paranoia , que chuchu, imposible no sentirme atrapada en su angustia.
Muy buena la historia de horror psicologico, esta muy bien lograda y me deja perturbada, amiga!
Que tengas una hermosa noche,
besis
Cualquier día pasará eso. Un beso
No hay que estar loca para que imaginemos cosas, son como los sueños sin interpretación. Un relato magistral que nos recuerda las amenazas de espías en los móviles. Un abrazo
Qué intrigante, la mente y los miedos pueden hacer que oigamos cosas que no son reales. Creo que eso fue lo que le paso a la protagonista del texto. Un besote.
El suspense hace sonreír, gracias.
Un abrazo.
Quizá deba cambiar de psiquiatra o deshacerse del móvil a martillazos.:)
No te preocupes, es solo un extraño devenir de tu cerebro. Lo malo es que acabas de dar pistas a los fabricantes y pronto tendremos un celular como el que describes.
Esto de la tecnología, es un no parar.
Besos.
Tienes una mente maravillosa, crear esas historias no las haces cualquiera. Me ha encantado.
Un saludo.
María Rosa, tu relato nos advierte de que la tecnología y la inteligencia artificial nos van a llevar a todos al psiquiatra...Hay que tener mucho cuidado, porque se dan muchos engaños y timos, que nos ponen a todos a prueba...La protagonista de tu historia lo pasó verdaderamente mal...Mi felicitación por lo bien que has argumentado la historia, amiga.
Mi abrazo entrañable y admirado María Rosa.
Me gusto la historia. Te mando un beso.
Bueno, un escrito para no confiarse en plenitud ni de lo tecnológico y ni de quien te ofrece cosas en la calle...
aunque ella enferma no se de que...igual aquello le puede estar jugando malas pasadas, los medicamentos a veces traen su cola.
Saludos.
mariarosa, Inquietante risa y misterioso personaje y celular...,
desde luego el relato me ha parecido magnifico, te felicito
Un abrazo fuerte querida amiga
El cuento tiene ese toque de posmodernidad.Todo puede ser posible, en estos tiempos donde lo surreal es lo real.Bien lo precisas en ese celular, que fue dejando la en todos los celulares que comprara la protagonista.un abrazo. Carlos
Dejando la risa...
Vaya con el celular ese. Aunque tomando en cuenta los avances de la inteligencia artificial, ya todo va siendo posible.
Excelente relato. Un abrazo!
Es posible que la protagonista lo soñara todo, pero creo que no estamos muy lejos de esta inquietante realidad.
Un relato bien narrado, con tintes futuristas.
Un abrazo
Muy inquietante tu relato amiga, espero que nadie se me acerque ofreciéndome un celular.
Abrazos.
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