Se encontraban todas las mañanas en el ascensor, cruzaban un
saludo apenas audible y se miraban de reojo.
Elisa sabía que él era viudo y Pablo conocía la
historia de la soledad de ella porque el
portero, conocedor de todos los chimentos del barrio, se la había relatado con todos los detalles.
En ese edificio vivía un personaje ilusorio, a
quien el portero miraba con desconfianza y al verla se preguntaba: ¿Qué tiene
está mujer que aparece y desaparece, sin que me dé cuenta?
Daba el aspecto
de esas abuelas de dibujo animado, sonrosada y siempre feliz, pelo blanco, sonrisa bonachona y manos ligeras que siempre tejían, caminaba y
tejía.
La misteriosa señora se llamaba Ana y estaba
interesada en lograr que Elisa y Pablo
se enamoraran, eran muy buenas
personas para vivir
tan solas, solía comentar con el portero, que la miraba como si no entendiera
sus palabras.
—Voy a conseguir que el amor los descubra a
ellos —le decía— solo tengo que encontrar mi varita mágica, no recuerdo dónde
la guardé, con ella puedo hacer maravillas.
El portero reía, pensando que la anciana señora
estaba gaga.
La abuela Ana, hizo cálculos y puso en marcha un
plan, festejar su noventa y seis años, con solo dos asistentes; Elisa y Pablo.
Llegó el día de la fiesta y los dos invitados al
encontrarse, se miraban con timidez, les costaba hablar, Ana puso música suave
y algo surgió entre ellos, un ambiente
mágico fue brotando de las paredes y llegaron las palabras, sonrisas y
coincidencias, que los fueron acercando.
Sabiendo la admiración que ambos expresaban por
las novelas de Cortázar, Ana comenzó a relatar un encuentro ficticio con don Julio en París, lo situó en la década del cincuenta, cuando ella era
muy joven y el maestro escribía “Rayuela” y los hizo soñar con sus personajes.
Y la “Maga y Horacio” surgieron entre
los sándwiches y los bombones, la historia les resultaba emocionante. Elisa y Pablo
comprendieron que los unían los mismos sueños y anhelos, que eran muy parecidos
a los personajes de “Rayuela” y se olvidaron del cumpleaños, se despidieron de
Ana y salieron a caminar por la ciudad sin preocuparse de la hora y entraron a
un café donde un viejo trompetista casi escondido en un rincón y bajo el claro
oscuro de un foco desgranaba las nota de “La vie en Rose”.
¿Habrá sido el ambiente, la música o la
presencia del tropetista que no dejaba
de mirarlos con una mueca burlona? Por un momento, él creyó que era Horacio
Oliveira y ella que soñó que era la Maga.
Regresaron cuando amanecía, tomados de la mano y
riendo, mareados de vodka y con aroma a café.
Al día siguiente fueron a saludar a Ana y al ver
que nadie respondía al llamado, preguntaron al portero.
—¿Ana, no la conozco? —Respondió— en ese
departamento vivía una señora francesa que regresó a su país…era extraña,
hablaba sola y tejía, un día le pregunté
que estaba tejiendo y respondió: historias de amor, tan solo historias de amor…creo
que estaba gaga…
27 comentarios:
Me gusta este toque mágico que le has dado a esa historia de amor. Toda el entramado que aparece ante los protagonistas es como si el Destino hubiera intervenido para ponerlo en movimiento, solo era necesario que se produjera una ocasión y funcionó la varita mágica. Un abrazo.
Yo tambien queiro estar gaga si es que llego a esa edad. Maravillosa historia, no hay nada más bonito que hacer felices a los demás y Ana sabía mucho de ello.
La magia del amor y tejedora de historia es algo que va unido, y esa ancianita bien lo sabia, con su varita repleta de ilusión.
Un beso enorme, nos haces felices con tus cuentos.
Pues la verdad es que "tejió" una preciosa historia de amor...
Un abrazo.
Una historia muy mágica. Un beso
Qué maravillosa historia, tus cuentos siempre nos deja ese sentir tan especial, y sugestivo de un final apasionante.
Abrazo
Muy hábil estuvo en su papel de celestina. Espero que la historia haya sido mejor que la de Horacio y La Maga.
Parece que Ana mejoró la historia.
Un abrazo
Relato de París, “La vie en Rose”... en ese escenario es difícil no enamorarse. Hay que reconocer que la misteriosa Ana hizo muy bien su trabajo, ojalá no se jubile nunca, este mundo está muy necesitado de bellas historias de amor.
Un abrazo
Siempre he creído que en el amor hay magia, tu lo constatas y nos dejas una historia que enamora. Un abrazo
María Rosa, hoy nos has traído una "brujita buena" capaz de crear destinos llenos de magia y amor. Ojalá hubiera muchas brujitas como ella para unir tantas parejas, que dan vueltas y más vueltas, sin llegar a encontrarse...Muy bueno y creativo para estos días, amiga.
Mi felicitación y mi abrazo admirado por tus buenas y genuinas historias.
Bueno, es una gran gracia que aún queden seres especiales que se dan a otros o hacen cosas por otros sin más que el anhelo de una satisfacción personal...
Y que hay personas que tejen historias hasta hoy , si las hay y mejor si el resultado es positivo.
Abrazo.
Me gusto el relato eres una gran cuentista. Te mando un beso.
Ay, qué bonito y qué tierno... Me ha encantado, Mariarosa, es preciosa esta historia.
Mil besitos cariñosos y feliz jueves ♥
Oh!!! Que final pero que gran relato. ;)
Un abrazo.
¡¡¡Qué bonitoooo!!! me ha encantado amiga mia, soy una romántica de cuidado, jaja. Besos :D
Hermoso cuento, romántico y lleno de magia.
Una abuelita encantadora que desapareció sin más después de cumplir con lo que tenía pensado, con ese halo de misterio que es tu sello precioso.
Un gusto la lectura María Rosa.
Un abrazo y que tengas un buen día.
Cinco sílabas hechas palabra única: Maravilloso.
No he llorado, pero he estado muy a punto, Mariarosa. Qué historia más bonita. Gracias.
Un abrazo fuerte.
Espero que con tu permiso, he publicado tu precioso cuento en una web amiga.
Si no te gusta me lo dices y al instante la borro:
https://esnoticia.co/noticia-116146--en-el-ascensor-un-precioso-cuento-de-mariarosa
Mariarosa! que cuento hermoso, romantico de morir;
para mi que la señora se convirtio en un hada, si.
Gracias por las buenas historias que siempre nos sorprenden.
Nos hacen pensar y sentir.
Estimada María Rosa, uno más, otro, que he leído embelesado, tus cuentos son todos extraordinarios y al final se quedan cortos, siempre deseo más.
Mi felicitación amiga por tu creatividad y tu gran hacer 👏👏👌.
Un abrazo y te deseo un feliz fin de semana.
Otro gran relato amiga!
Preciosa historia con tu sello personal y ese toque de realismo mágico que tanto me gusta.
¡Y esa viejecita tan bella desparramando amor en el mundo!
Lindísimo y romántico tu cuento.
Abrazo ¡buen fin de semana!
Las interminables historias de Mariarosa.
Todas con ese tinte de realidad en cualquier rellano de escalera, parque público o café antiguo...
Todas haciendo protagonista al lector "desprevenido"... :))))))
Tu comentario sobre el "diente de león", me recordó la historia de "DIENTES DE LEÓN. ANTHONY DE MELLO.
Es muy posible que la conozcas...
Abrazos.
Qué maravilla de relato, mariarosa!!! Lo tuyo sí que es escribir, y no lo mío!!
Me ha fascinado este relato tuyo. El final es tan inesperado como genial!!!
Qué belleza!!! Qué ternura!!! Qué maravillosa historia para poder ser vivida!!! Tal cual, como la has relatado. Y qué maestría la tuya para imaginar y redactar... Gracias!!!
Y un enorme abrazo, querida amiga!!!
Hermosa y mágica historia, realmente disfruté mucho leerla.
Felicitaciones, un abrazo.
PATRICIA F.
Estaba gagá, sin lugar a dudas. Las historias de amor no se tejen, nos tejen a nosotros.
Saludos,
J.
Vaya toque felicidad mágico. Un abrazo. Carlos
La magia del amor si existe amiga. Me encantó Mariarosa.
Buena noche.
Un abrazo.
Primeira vez que aqui venho e me encanto com essa bela história de amor. Voltarei .
Um Abraço.
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