miércoles

La mujer en la plaza.


 


 

La encontró dormida en el banco de la plaza. Amanecía. Su cuerpo flaco apenas se cubría con un vestido de colores llamativos. La despertó. Está por llover le dijo y su torva mirada hizo que se alejara. No había caminado dos pasos cuando le dice;

— ¿Oiga me paga un vino?

—No, si querés un café, sí.

Lo pensó y se puso de pie, caminó a su lado sin decir palabra. Encontraron un bar abierto, raro  a esa hora, pero Buenos Aires tiene esas cosas.

Se  sentaron, el mozo se acercó y su mirada crítica dijo más que las palabras, quién sabe qué habría imaginado. Afuera comenzaba a caer una garúa fina.

 El café fue un aliciente para dos trasnochados, orilleros de la vida, ella pidió medialunas, comía con hambre vieja, lo conmovió, se la veía sufrida. Andaba cerca de los sesenta años, pero  gastados, el alcohol y la mala vida le brotaba en los ojos que debían haber sido hermosos en su juventud y que a pesar del rímel y la sombra pesada que cubría sus párpados irradiaban luz. Cuando terminó con la última miguita del mantel, le dijo:

—¿No me vas a pedir nada?

—No.

         —¿Ni preguntar?

—Si querés hablar, habla… —respondió.

—Soy  una loca, digo loca por ser fina, me llaman Mimí, trabajé hasta hace poco en un boliche del bajo, pero ya ningún tipo me da bola, buscan las minas jóvenes —lo miró a los ojos esperando un comentario, él guardó silencio— igual sigo, cada tanto algún amigo de los viejos tiempos aparece y me invita un trago o me lleva a la cama, hay uno que cuando me encuentra en pedo, me da plata y me lleva hasta mi casa, me acuesta, me tapa con una manta y se va…hay gente buena…

Se quedó callada y miraba la calle, sus ojos acariciaban la calle vacía, los edificios grises, había dejado de llover y un sol sin fuerzas  iba cubriendo la copa de los árboles y sumida en quién sabe qué recuerdos, sonreía.

—¿Dónde vivís, te acompaño?—preguntó.

Mimí levantó las manos en un gesto extraño y le dijo:

       —Yo te agradezco pero me voy sola…

Se puso de pie y se fue tambaleando sobre los tacos demasiados altos para su pobre equilibrio.

Pagó el café y salió a la calle, ella había desaparecido con el viento del bajo.

Enfiló para Retiro, el primer tren de la mañana estaba por salir.

 


 

25 comentarios:

- R y k @ r d o - dijo...

Um belo conto que muito gostei de ler.
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Cumprimentos poéticos.
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Pensamentos e Devaneios Poéticos
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Susana Moreno dijo...

Una triste historia muy real. Un beso

Alfred dijo...

Uno de esos encuentros, que van a más, las calles están llenas de personas fuera del sistema por mil razones, pero las consecuencias son esas.

Un abrazo.

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

Aún quedan personajes con alma, en estas ciudades que han condenado a muchos y muchas a la vida de la calle, como seres de desahucio. Un abrazo. Carlos.

Ana dijo...

Envejecemos y a veces es duro de asumir, parecen dos personajes tan diferentes ... y sin embargo no somos tan distintos unos de otros, todos intentamos hacer las cosas lo mejor que sabemos. Es una historia que da que pensar.

Un abrazo

Magalí Téllez dijo...

A veces se llega a ese punto dónde ya la persona está resignada con lo que le tocó y solo lo acepta.. Hay muchos casos así.
Muy bien contada la historia ❤️

Meulen dijo...

Tantas veces que duele la vida ...así de cruenta es principalmente por nuestras mismas elecciones...

Estés bien.

Campirela_ dijo...

Que vidas hay en este mundo donde una invitación puede salvarte de fallecer en un banco sola e hiriente.
Aunque es este texto nos topamos con gente buena, que no hace pregunta solo intenta ayudar en su medida.
Gracias Mariarosa, estupendo relato. Un fuerte abrazo con todo mi cariño.

Rafael dijo...

Un relato bonito.
Abrazos.

Mª Jesús Muñoz dijo...

Un relato que nos muestra humanidad y respeto entre dos seres de vidas distintas. Muy bien contado, María Rosa. Nos has despertado la ternura hacia esa mujer, que arrastra la vida con aceptación y cierta dignidad.
Mi felicitación y mi abrazo por tu genuina inspiración y maestría, amiga.

Ester dijo...

Un relato costumbrista porque hay muchos casos parecidos, me gusta leerte y encontrar palabras argentinas que suenan tan bonito. Un abrazo

Caderrno de San dijo...

Que sensível narrativa, Maria Rosa. Eu diria que atmosfera e tensão estão na medida certa. Uma curta história que nos faz pensar no filamento que se quebrou, por que se quebrou. Faz-nos pensar no tecido febril de ambos. Uma bela estética na sua linguagem.
Um abraço,

Citu dijo...

Profundo relato. Uy pobre mujer. que alma tan perdida. Te mando un beso.

Hada de las Rosas dijo...

Que tal amiga!
yo como siempre de madrugada jeje!
esta historia sugerente me hizo recordar una letra de un tango:
"sola, fane y descangayada.." y no me acuerdo mas
pero esta buenisima la historia.
Ella es un eco, es un fantasma de un recuerdo.
Besote, feliz noche!

Elda dijo...

Qué tristes historias debe de haber por ahí de estas mujeres cuando llegan a mayores, y toda su vida la han dedicado a ese menester.
Un precioso relato donde se ve que hay gente hermosa y sensible que es capaz de socorrer a cualquiera de la calle.
Como siempre un placer leer relatos de tu bella pluma.
Un abrazo María Rosa y feliz día.

Somos Artesan@s de la Palabra dijo...

Hola María Rosa, me gusto mucho tu relato, triste historia, pero cuántas debe haber dando vueltas por estas calles.
También muestra que aún quedan corazones solidarios capaces de dar sin recibir nada a cambio, un placer leerte.
Saludos, PATRICIA F.

Margarita HP dijo...

Una historia conmovedora, y además y por desgracia, sucede más de lo que imaginamos. Besos preciosa. Me ha encantado :D

Laura. M dijo...

Un relato muy crudo es muy real. Así es la vida de algunas personas. Suerte si de vez en cuando encuentran gente buena
Buen viernes Mariarosa.
Un abrazo.

Emilio Muñoz dijo...

La vida nos lleva por recovecos que no siquiera podemos imaginar. Y todos pasamos por esas calles, y llevamos a cuesta alegrías y tristezas. Por eso, somosnuno más, ni mejor ni peor. Y podemos compartir un café. Y hasta charlar de cualquier cosa.

Tu relato no solo entretiene, también nos es útil para reflexionar sobre la condición humana, y aprender. Porque tenemos mucho que aprender. Y mucho que no olvidar...

Una delicia leerte, mariarosa.

Y un enorme abrazo, querida amiga!!!

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Cuants melancolía hay en este relato

Un abrazo.

retazosmios dijo...

Otro buen relato que lleva impresa tu firma mariarosa. El mundo está lleno por desgracia de situaciones iguales o muy parecidas y lo peor de todo es que en vez de ir a menos cada día va a más. Una bella lección, aún existe gente buena que intenta ayudar o hacer el bien al que lo necesita.
Un gran abrazo y te deseo un feliz fin de semana amiga.

Ernesto. dijo...

Un bonito relato lleno de humanidad y ternura. Muy bueno!

Abrazo Mariarosa.

Jaime Portela dijo...

As drogas, nomeadamente o álcool em excesso, destrói as pessoas.
Excelente texto, gostei de ler.
Boa semana, amiga Mariarosa.
Um beijo.

Nocturno Náufrago dijo...

Muy humano tu relato, comprometido con ese lado que el mundo no quiere ver.
Me transmitiste el clima y el sentido de un momento así.
Saludos.

Mari Carmen dijo...


Un gran texto, toda una invitación a la reflexión.
Enhorabuena.
Abrazo.

Como si nada hubiera pasado.

      El reloj de la plaza dio las cinco campanadas. Los ecos se fueron apagando en el atardecer de verano. Por   la calle que bordea ...