lunes

Pequeña trampa.


 

El día de trabajo había terminado, Carmona y el detective Garmendia entraron al boliche de García a tomar algo. A primera vista no hallaron una mesa vacía,  al fin, divisaron una  en el fondo del salón. Pidieron dos cervezas. Garmendia  estiró las piernas con un profundo suspiro. Entre el ruido de  los pocillos y las voces, Carmona carraspeaba, intentando  decir algo, el detective sonrió y preguntó:

—¿Qué  te pasa viejo?

—Quiero hacerte una pregunta…

Garmendia frunció el ceño, no entendía a donde quería llegar su compañero.

—Estoy cansado Carmona, cuando termine mi cerveza me voy.

Llegó el mozo, y con él la birra, les acomodó los platitos con maníes y papitas saladas, y se fue. Carmona no hablaba.

—No debe ser muy importante lo que querés preguntar, sino ya te hubieras despachado.

—Es sobre el caso de la denuncia a la viuda de Cortés. Ella cuidó durante quince años a una anciana, quien al morir le dejó un frasco con agua del río Jordán, nada más, ni siquiera un poco de dinero ya que la viuda es una mujer muy humilde y la señora Maneti, estaba en muy buena posición económica. Las hijas de la finada denuncian a la viuda  por robo. Allanamos la casa de Cortes y no encontramos nada. Tiempo después, la viuda se compra un departamento. ¿Hasta ahí voy bien?

—Perfecto —responde Garmendia.

—Las hijas de la señora Maneti están nerviosas. Las joyas de la madre no aparecen, tampoco  el dinero que la anciana recibía  de sus departamentos  y vuelven a acusar a  Cortez. Ayer  aparece en el departamento de policía un señor, pide hablar con vos y luego de una hora de charla a puertas cerradas, se despiden con un apretón de manos. Se anula la denuncia por robo contra la viuda Cortes, y todo parece volver a la normalidad, pero no sabe que sucedió con las joyas y el dinero de la anciana. ¿Qué es lo que está pasando?

Garmendia se reacomodó en la silla y respondió:

—Las joyas no fueron robadas, están en poder del abogado y albacea de la difunta señora Maneti y es el hombre que viste ayer en mi oficina. Por orden de la anciana, esas joyas son para sus nietas, hasta que cumplan la mayoría de edad, por ahora las hijas no las pueden ni oler. El motivo;  el abandono en que dejaron a su madre durante los últimos años. Y el albacea me  aclaró;   por qué la viuda se pudo comprar el departamento.

Garmendia comenzó a reírse Y Carmona lo miraba sin entender.

—Es una historia de película. La señora Maneti debería haberse dedicado a escribir novelas  policiales. La difunta dejó a sus hijas varios departamentos, pero, ellas buscaban el producto de esos alquileres, ya que en la cuenta bancaria de la anciana,  no encontraron más que unos pocos miles de pesos, dieron vuelta la casa sin hallar lo que buscaban, estaban desesperadas.

Carmona dijo:

—La señora los habrá gastado en su propio beneficio.

—Posiblemente —dijo Garmendia— y como la madre las conocía a las dos granujas que tenía por hijas, organizó legalmente todo, para que  se desarrollara en orden, y ese dinero que ellas no lograron encontrar  fuera a las manos de quien  la cuidó en sus últimos años.

—Que misterioso estás.

—En nuestro país la herencia pasa directamente a los hijos, si en un testamento se dona algo material, tiene que ser aceptado y firmado  por los demás herederos. Hay demasiados artilugios que manejan los abogados para lograr que una donación, no llegue a personas que no son de la familia.

—¿Y entonces?

Garmendia volvió a reír.

—Como en una película, hubo un caballo de Troya que ofició de transportador.  El albacea solo les dijo a las hijas, que  las joyas están en una caja  del Banco Río, me presentó los certificados que  acreditan  el depósito y lo demás  fue un secreto entre el abogado y la anciana, la viuda lo conoció después de muerta la señora Maneti.

—¿Dónde está ese caballo de Troya?

—Lo tuviste en tus manos cuando fuimos a la casa de la viuda…. ¿nada te llamó la atención en esa casa?

Carmona movía la cabeza a ambos lados sin entender.

—Que mal detective. ¿Te parece posible  que el agua de un rio, aunque sea del Jordán, pueda ser tan límpida como la del frasco que vimos en casa de la viuda?

—Nunca había visto agua del río Jordán, conozco mucha gente que la considera milagrosa porque allí se bautizó Jesús y sé que algunos la encargan a los que viajan a Israel, pero nada más…

—En esa agua límpida había gemas del gran valor y con ellas la viuda Cortes pudo comprar un departamento y vivirá el resto de sus días sin problemas.

—¿¡Gemas¡?

—El diamante es una gema transparente y nada mejor para esconderla que el agua.

Pidieron otras cervezas mientras reían a carcajadas.


(Cuento reeditado)

  

 

26 comentarios:

Campirela_ dijo...

Plas, plas,`plas ,.ya me sonaba a mi jajaja. Me gusto la primera vez que ,lo leí y ahora mucho más. Muy lindo y muy bien contado. Gracias cielo. Un besazo grande y muy feliz semana.
Me gusto la pobre anciana hizo lo que debía dejar a la persona que la cuido algo para vivir el resto de su vida. La herencia es como la amistad uno se la da a quien la merece.

Ester dijo...

Como me gusta que ganen los buenos, vaya hijas pirata que tenia la señora. Un abrazo artista

Rafael dijo...

También me sonaba este relato, pero es bonito volver a leerlo.
Un abrazo y gracias.

Hada de las Rosas dijo...

Buenisima historia. Eso de las herencias que pasan directamente a los hijos... querida amiga, hay trampas para todo, traiciones de las menos imaginadas; donde se hizo la ley, crece la trampa y las argucias. Quedarias helada de saber que cosas pueden llegar a hacer algunos parientes para no delegar lo que por ley se debe.
Jaja, me puse seria con este te tema, pero tu historia me encanto.
Besos

Hada de las Rosas dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
J.P. Alexander dijo...

Me encanta el inspector siempre que lo incluyes en tus historias me divierto. Muy buen relato por lo menos se hizo justicia. Te mando un beso

Sandra Figueroa dijo...

Esa agüita del Jordán si que era milagrosa. Un cuento magnifico amiga, saludos.

Siby dijo...



Buenisima historia mi amiga,
siempre hay problema con esas
herencias, que todos se pelean,
no me agrada eso, pero es la
realidad, un placer visitarte.

Besitos dulces
Siby

Mari-Pi-R dijo...

No creo haberlo leído antes. Me ha encantado.
Muy buena idea lo del agua y las gemas.
Un abrazo.

Elda dijo...

Muy buena esta historia de herencias, esas que enfrentan en muchas ocasiones a los herederos cuando les toca recogerlas. Y muy aguda fue la señora que murió para esconder las gemas.
No había leído anteriormente este relato tan bien llevado como siempre, y me ha encantado con esa participación de los detectives.
Un placer la lectura María Rosa.
Un abrazo y buena semana.

Juan L. Trujillo dijo...

De donde viene a demostrarse que casi todos los milagros tienen una explicación más humana y lógica.
Muy buena, original y detectivesca narración.
Besos.

" R y k @ r d o " dijo...

Uma estória que gostei de ler.
.
Um dia feliz
Abraço

Susana Moreno dijo...

una historia muy original. Un beso

A.S. dijo...

Mariarosa!
O teu conto é belissimo e muito bem articulado! Gostei muito de ler!
Tudo no final tem uma explicação lógica.

Um dia feliz e um grande abrazo!
A.S.

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

Me encanta volver a leer este cuentos, con esta pareja de investigadores, tan bien delineados, que bien podrían hacer parte de un libro de cuentos, si es que ya no los tiene en la estampa. MI aprecio. Carlos

El Baile de Norte dijo...

Muy buen relato policiaco Mariarosa,...bien estructurado y con un ritmo muy convincente.
Enhorabuena!

Lady Blue dijo...

Hola María Rosa, he disfrutado el relato! Genial la idea de esconder las gemas en el agua.
Besitos y linda tarde para ti.

Mirella S. dijo...

Qué grande, Mariarosa, una trampita de lo más genial.
Me gustó mucho.
Besos.

Margarita HP dijo...

¡Qué bueno María Rosa! Madre mía, además de un buen relato, aprendemos cosas sobre gemas. ¡Me ha encantado! Besos :D

Mª Jesús Muñoz dijo...

María Rosa, lo escribiste con temple y maestría. Poco a poco hemos comprendido cómo se arreglo la señora para premiar a la mujer que la cuidó, sin levantar sospechas. Las herencias suelen traer problemas, menos mal que en mi caso con mis hermanos todo fue bien, lo deseaba de corazón.
Mi felicitación y mi abrazo por tus buenos post, que es un placer volver a leer.
Feliz noviembre y cuídate mucho, amiga.

Joaquín Galán dijo...

Un relato bien armado,con intriga hasta el final.Yo no hablaría de "pequeña trampa" sino de un plan ingenioso para compensar a quien se lo merecía.

Abrazo Mª Rosa

Ernesto. dijo...

—Es una historia de película. La señora ... debería haberse dedicado a escribir novelas policiales.

jajjajajajajaja... Eso pienso yo de ti! Cosa que ya haces. Esta historia es magistral.

Abrazo Mariarosa.

eli mendez dijo...

Un relato impecable !
La descripción de los detectives, el ambiente, la situación de abandono tan frecuente que sufren las personas mayores( tengan dinero o no) y todos los que como "garrapatas" se quieren "prender" de los beneficios ( en vida y después de la muerte).
Un final super justo y la risa que fue acompañando la "picardía" del relato..
buenisimo!!
Un abrazo y bonito fin de semana!!!

Laura. M dijo...

Olé por la señora. Bien nos sabes intrigar.
Buen fin de semana mariarosa. Cuídate.
Un abrazo.

José A. García dijo...

Por mi parte tampoco confiaría en los abogados...
En ninguno de ellos.

Saludos,

J.

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Muy astuta estuvo, para darle la herencia a quien se la había ganado.
Buen detective Garmendia.
Un abrazo.

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