sábado

La pregunta.

Jorge Frasca. Pintor realista, argentino, contemporáneo.
 



        Todo me fue dilucidado aquel día. Desde su desdentada sonrisa, la vieja se enredaba con las palabras, por momentos hablaba un idioma que yo no podía entender, se burlaba de mi, estoy segura de que lo hacía.  Sus manos, de dedos largos y huesudos, jugaban con una cinta ajada y sucia, ya sin color. La habitación olía a humedad, todo era desorden; desde la mesa cubierta con botellas y vasos, hasta las cajas apiladas en el piso conteniendo quién sabe qué.

Volví a preguntarle por mi madre, sus ojos opacos de pestañas ralas se fundieron en los míos, leí en ellos cansancio. Se afirmó en la mesa y se puso de pie. Caminó por la habitación apoyada en su bastón, se acercó al  brasero, guardó la cinta en el bolsillo y quedó de pie, hipnotizada frente a las llamas. “Tengo frío” dijo y calló lo que yo esperaba oír. Creí que lo mejor era salir de ahí, la vieja no me comprendía o no quería hablar. Me calcé el bolso en el hombro, iba a levantarme cuando  me detuvo con un gesto. Ella observaba el fuego que chispeaba con lenguas  rojas y amarillas. Debió adivinar mi intención de irme y sin moverse, preguntó: “Para qué querés revolver el pasado, tu madre hace años está muerta.” “¿Qué le sucedió?” Pregunté. La vieja movió la boca en un gesto de asco y me dijo; “Eres cabeza dura igual que ella.” Dejó el bastón sobre una silla y estiró las manos para recibir  calor. A lo lejos el ladrido de un perro acompañó sus  palabras; “tu madre era muy bella y le gustaba coquetear con los mozos del pueblo, no te ofendas, pero con todos tuvo amoríos. Al morir tu abuela, ella vino a vivir a mi casa, yo la aconsejaba, pero no entendía razones, iba con uno y al otro día con otro. Cuando se casó con Ramón, mejor dicho, la casé, a ver si asentaba cabeza, creí que iba a cambiar, pero no fue así. Siguió su vida alocada, hasta que conoció al hijo de los Bender. Karl Bender, y se enamoró perdidamente.

El padre Iván Bender y Karl eran dueños de todo el pueblo y de las curtiembres que estaban en las afuera, esas que hoy están abandonadas.

Ramón era un buen muchacho, pero al saber que su mujer se veía con el hijo del patrón en una casa del pueblo enloqueció. Una noche la siguió. Llevaba un puñal, de un golpe abrió la puerta y se abalanzó sobre ellos e intentó matarlos, pobre estúpido, el hijo de los Bender estaba armado y disparó sobre  Ramón, que cayó muerto  sin decir un ay.

Acusaron a tu madre del crimen y  le redujeron la pena, porque declaró que fue en defensa propia y que estaba embarazada. Estaba tan enamorada que obedeció todo lo que Karl le dijo. Vos naciste en la cárcel, te criaste a su lado hasta los dos años, ella enfermó, creo que de tristeza. El sinvergüenza de Karl nunca la fue a visitar, ni una carta le escribió.  Desapareció del pueblo.

Al morir tu madre me mandaron a llamar y te traje a esta casa. Te cuidé hasta los cinco años en que vino el viejo Bender, tal vez por remordimiento, o porque creyó que era tu abuelo, me entregó  la orden de un juez, y te llevó con él. Lo demás ya lo sabes, te criaron en un colegio pupila… ¿no?”

¿Quién fue mi padre? ---pregunté.

La vieja hizo un gesto ambiguo y dijo:

“No lo sé, pudo ser cualquiera, seguramente ni ella lo supo”.


26 comentarios:

Mari-Pi-R dijo...

Que trágica historia y a la vez bonita por lo bien que escribes, un abrazo.

Ernesto. dijo...

De difícil respuesta! No así el texto de misterio del que escribes con gran claridad!

Abrazo Mariarosa.

Juan L. Trujillo dijo...

Narración bellamente construida y con las pinceladas necesarias para hacer creíble esta historia trágica y misteriosa.
Enhorabuena.
Saludos.

Susana Moreno dijo...

Terrible historia. Un beso

Margarita HP dijo...

Qué historia María Rosa. Qué bien la cuentas y como entramos en ella. Pobre criatura, con tantas incógnitas, pero además, creciendo a solas. Besos cariño :D

El Baile de Norte dijo...

La vida va cargándose de interrogaciones a medida que pasan los años.
Feliz domingo!

Elda dijo...

Como siempre una hermosura leer tus historias tan bien llevadas hasta el final.
Una historia que seguramente habrá muchas por el mundo en lo que concierne a no saber quien es el padre.
Un abrazo María Rosa.

Campirela_ dijo...

Un historia dura, pero la vida es asi, el amor y las malas cabezas hacen el resto. Un fuerte abrazo. Feliz mes de Noviembre.

Rita dijo...

¡Qué triste historia! No me hubiera gustado estar en la piel de esa pobre hija con ese pasado tan dramático. Un relato estupendo, con mucha fuerza. Me encantó leerlo.
Besos y feliz día

Rafael dijo...

Es un relato muy bien hilvanado que hace que sigamos atentamente la lectura. ¡Felicidades por este trabajo!
Un abrazo y feliz domingo.

volarela dijo...

Imagino el impacto de la chicha al saber la verdad...
¡Qué bien lo has contado! la introducción de la vieja es muy atrayente...

Un abrazo

J.P. Alexander dijo...

Uy una historia muy triste pero que sucede muy a menudo. Adoro como escribes y relatas lo cotidiano de forma genial,. Te mando un beso

Sandra Figueroa dijo...

Una historia muy triste, como muchas que hay para contar u otras que no se contaran jamás. Saludos amiga.

Milena dijo...

Triste y dura es la vida a veces, así es esta historia...
¡Qué bien relatas!
Buena semana, salud!

Lady Blue dijo...

Hola María Rosa, te felicito por esta historia tan bien contada. Lamentablemente es una realidad más común de lo que uno quisiera. Que tengas una bonita semana, besos para ti.

Flor dijo...

Hola MaríaRosa, una historia muy real, esa es la gran pregunta,
Me alegro de pasar por aquí y leerte, te deseo una feliz semana
Besos de V... Flor.

eli mendez dijo...

Primera vez que llego a este espacio y realmente me ha encantado este relato que va teniendo en su transcurso varios matices dentro de las incertidumbres e interrogantes , los recuerdos difusos, la búsqueda de la verdad hasta llegar a esa respuesta final TREMENDA , aunque bien sabemos que estos casos abundan , que muchas veces no se dan a conocer y la gente muere con esos secretos . La descripción de la anciana y de toda la escena es magnifica. Saludos!

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Creo que el culpable fue Ramón. Fue pésima idea enfrentar esos conflictos emocionales a cuchillazos. Todas las consecuencias posibles eran desastrosas. Como que la madre de la protagonista terminara en la cárcel. El joven Bender debió haberse hecho cargo, diciendo que fue defensa propia.
Bien contado.
Un abrazo.

Mª Jesús Muñoz dijo...

Hemos podido ver la escena, esa joven que espera con impaciencia y curiosidad la verdad, que al final la vieja le relata y le duele escucharla...Muy bien relatada, María Rosa. Esa mujer que anduvo de uno a otro, sin orden ni concierto y acabó en la cárcel con una niña que nunca supo quién era su padre. Triste, muy triste.
Mi felicitación y mi abrazo por tu entrega y amor a las letras, amiga.

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

El cierre cuanto dice de toda la historia. UN abrazo. Carlos

Jorge M dijo...

Una realidad triste que suele pasar.
Un relato muy bien contado y con mucho sentir, un abrazo amiga, cuidate

A.S. dijo...

Belissimo relato Mariarosa!
Tuas palavras vem carregadas de emoção e nos transmitem múltiplas sensações!
Gostei muito!
Un abrazo y buen fin de semana!
A.S.

José A. García dijo...

Ni tenía por qué saberlo.

Excelente relato.

Saludos,

J.

Laura. M dijo...

Muy triste. Querer indagar y no conocer el final. Historias así hay a montones.
Buen domingo mariarosa.Cuídate.
Un abrazo.

Meulen dijo...

Si es verdad eso...los errores de los padres , siempre lo arrastrarán los hijos o hijas...

Al menos el que queda y fue favorecido en algo debe aprender de su historia y no repetirla.

Un abrazo.

Hada de las Rosas dijo...

Buenas noches querida maria rosa, que tal!
me gusta esta historia perfectamente real, existen muchos casos de amores desafortunados, mal avenidos, o directamente desamores y luego el tema de la identidad que hoy esta tan en el tapete. Es un cuento que nos deja reflexionando sobre nuestra conducta, sobre todo de cuando eramos jovenes. Nada pasa, todo queda.
Beso y buen comienzo de semana.

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