lunes

Como un juego de ajedrez




  

 Que habrá sido de aquellas tardes  en que la lluvia aburría mis sentidos, en este mismo patio, al que el agua, dejaba brillante cual espejo, y donde la higuera se reflejaba, poblada de hojas enormes escondiendo la miel roja del fruto abierto.

Regresan  imágenes que no he llamado, me acompañan y la sonrisa  regresa entre las deshiladas gotas que lavan las baldosas que ya no son las mismas, ni yo soy igual.

Dicen que desde el ayer, los duendes nos llaman y cuando están aburridos juegan con nosotros, nos convierten en piezas en un tablero de ajedrez y buscan en un jaque mate hacernos llorar y perder la partida.

Dicen que dicen, o son mentiras que la imaginación de algún loco soñó, tras una noche de alcohol y mala hierba, y que alguien me  contó.

Pero algo ocurre  en esta casa en las tardes de lluvia, mientras las pesadas hojas que dejó el otoño se van fundiendo entre el césped y la tierra, acunadas por la armonía que las chispas hilvanan, en el pentagrama de la tarde, algo sucede; llegan voces que cuentan historias, vidas ajenas que quedaron escritas con tinta invisible en las viejas paredes de la casa. Casa que según me contaron levantó mi bisabuelo al llegar de Verona, Italia. Había dejado atrás su ciudad y una historia difícil. Él era un pobre trabajador, enamorado de una niña rica, que en su locura de amor, dejó todo y se embarcó con él, rumbo a un país desconocido y lejano del hemisferio sur. Atrás se cerraron todas las puertas y aquí hubieron de comenzar de cero. La tierra nueva fue generosa con ellos, les regaló trabajo, hijos y amor, que los acompañaron hasta sus últimos días.

Los duendes saben y cuentan esas leyendas que fueron pasando de padres a hijos, se escudan en la lluvia y el sonido de las gotas les da resonancia musical. Mi madre decía que los duendes no existen, que esas voces que se escuchan y las pequeñas luces que circulan por el patio cuando llueve, son los fantasmas de la casa, ellos siguen aquí, nos acompañan, nos protegen, no se dan por vencidos ante la realidad.

Y como decía Borges: “Ajedrez misterioso es la vida, cuyo tablero y cuyas piezas cambian como en un sueño y sobre el cual me inclinaré después de haber muerto”.                                                            

29 comentarios:

Rafael dijo...

Bonita reflexión el que nos dejas con ese final de Borges como broche.
Un abrazo.

Campirela_ dijo...

Tus cuentos siempre me dejan con ese dulzor de sabiduría y buena poesía. Gracias amiga. Un abrazo y feliz tarde.

Susana Moreno dijo...

Me encantó tu historia. Un beso

Ester dijo...

Una hermosa historia de vida, costumbres que fueron y se transmitieron. Un abuelo inteligente que supo salir y llevarse a quien amaba de donde su amor no tenia futuro. Abrazos

Rita dijo...

¡Qué bonito texto! La verdad es que la lluvia es evocadora de tantas y tantas cosas...Una historia de amor preciosa.
Besos

Mari Carmen dijo...

¡Qué historia vtan bonita! Como soy "la nueva", poco a poco me voy adentrando en tu blog, lo que voy leyendo me atrapa...

El recuerdo de los abuelos lo tenemos presente de por vida.

Un abrazo.

Galilea dijo...

Maravilloso texto. Me ha encantado.👏🏼👏🏼👏🏼

Luján Fraix dijo...

Hermoso y mágico el tema de los duendes: su misterio, esos ojos que nos miran, el aura de algún recuerdo que queda...
Precioso.
Un abrazo.

J.P. Alexander dijo...

Hermosa y reflexiva historia. te mando un beso

Hada de las Rosas dijo...

Es un sueño, son recuerdos? que hermosa remembranza de tus ancestros! este texto tiene algo de magia por el perfume de su misterioso pasado; estoy segura que tu casa y tu patio atesoran pequeños milagros de amor.
La lluvia atrae seres espirituales al jardin. Me encanto, amiga, hay que creer para ver
Beso

Sandra Figueroa dijo...

Que bonita historia amiga, la lluvia inspira y aveces trae esas voces que nos hacen llorar, suspirar, sonreír............Saludos.

Mari-Pi-R dijo...

Pues ir moviendo fichas y dejar la imaginación que vaya escribiendo estos bonitos escritos.
Un abrazo.

Elda dijo...

Recuerdos que inundan el pensamiento, y tú los cuentas como nadie. Esa magia que tienes para ello te acompaña en cada frase que usas tan hermosa, haciendo de cada historia un embeleso para el lector.
Un relato precioso María Rosa. Ese abuelo como tantos en aquellas épocas, fueron muy valientes igualmente que las mujeres que les acompañaron dejando sus gentes y sus queridas tierras. Uno de mis abuelos también emigró a Cuba con mi abuela, y mi padre y tíos nacieron allí, pero a los pocos años se volvieron a España porque mi abuela enfermó y aquí ya recobró la salud.
Un placer como siempre leerte.
Un abrazo.

Sara O. Durán dijo...

Los duendes que juegan en los días de lluvia y noa hacen ingresar a los recuerdos de otros.
Estupendo relato. Te admiro mucho.
Un abrazo.

Mª Jesús Muñoz dijo...

Me encantan las historias que cuenta la lluvia en su repiqueteo, María Rosa...La lluvia sabe que tu las sabes escuchar y contar de maravilla. Y seguro que tus abuelos leen tus historias y están orgullosos de que habites su casa y les guardes el respeto y el amor que merecen.
Mi felicitación por la creatividad y la magia de tus letras, amiga.
Mi abrazo de luz y mi ánimo siempre.

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

Un cierre que en la voz de Borges, reafirma el misterio de vida, a veces con esos fantasmas que nos hablan desde las viejas casas de historias quizás truncas. Un abrazo. Carlos

El Baile de Norte dijo...

Parece que ese patio guarda miles de hermosas historias...

Recomenzar dijo...

Me gusta el final de Borgues
Será porque me gusta la tragedia
saludos mujer poeta

Meulen dijo...

Podría decir que son aquellos que buscan oraciones
para al fin encontrar el camino verdadero
a la luz divina...

Siby dijo...



Hola mi amiga, dejame decirte
que tus cuentos siempre nos
dejan un sabor especial,como
esa lluvia, me agrada mucho esos días
lluviosos.

Besitos dulces
Siby

Jorge M dijo...

Hola María Rosa pues me gusta la frase final de Borges , quizás si eran duendes jugando su propia partida de ajedrez

Margarita HP dijo...

Una reflexión realmente preciosa y enigmática. Yo creo que para unos, serán fantasmas; para otros, duendes; estarán los que opinen que son reflejos, y otros incluso escucharán sus historias.
Precioso amiga mía. Besos :D

volarela dijo...

Ummm... qué buen relato. Me trae resonancias de historias contadas a la luz de la lumbre; melancolías de un pasado muy lejano; misterios que suavemente se entremezclan con la vida. Me ha gustado mucho; me ha inspirado. Y aunque parezca una chiflada, yo sí creo en los duendes.
La Frase de Borges es la guinda.

Beatriz Martín dijo...

Reflexiones que hacen detener tristezas, sombras en movimiento, lo plasmas hermoso que bonito escribes, un abrazo desde i brillo del mar

Laura. M dijo...

Sonidos especiales que la lluvia nos trae y hace recordar. Muy lindo relato. Me gusta oir la lluvia amiga.
Buen fin de semana mariarosa. Cuídate.
Un abrazo.

A. Javier dijo...

Una historia narrada con belleza
enhorabuena


Un besote

Milena dijo...

Qué buen relato, me encanta el ritmo como de lluvia, y también cómo va empapando... y produciendo reflejos...
Mi aplauso Maria Rosa, un abrazo

Lady Blue dijo...

Hola mariarosa, que bonito relato nos regalas. Me gustan las historias de duendes y fantasmas que se transmiten de generación en generación. Te deseo una excelente semana, besos.

Ernesto. dijo...

Esa historia de los bisabuelos es preciosa... Y real!

Como reales son esos duendes y "leyendas" que nos acompañan en ocasiones a lo largo de la vida. Pues ésta, sin ellos, sería otra historia!!

Abrazos Mariarosa.

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