Caminaba lento, empujando un
carro de supermercado cargado con cartones, botellas y trapos. Cubierto en
pleno enero, por lo que había sido un sobretodo militar y debajo varios
sweaters deshilachados como el ruedo de sus pantalones. Pedro, el cartonero,
era un personaje del barrio, como las
palmeras de la plaza o la casa abandonada del que había sido el intendente y al
que habían dado muerte nunca se supo quién.
Algunos vecinos le preparaban
bandejas con comida y le regalaban ropa que nunca usaba, la guardaba, según
decía, para ciertas ocasiones importantes.
Aferraba en su mano izquierda
una cadena fina que arrastraba por el suelo y cuyo último eslabón terminaba en una
lata vacía de duraznos. Pedro caminaba y cadena y chapa, esparcían un sonido molesto
por las calles tranquilas del barrio. Cuando algún vecino se quejaba del ruido,
la levantaba y la llevaba apretada contra su pecho. ¿Cuál era el sentido de esa
lata, compañera importante de sus recorridos por las calles?
Pedro era parte del paisaje y
de tanto verlo a ninguno le llamaba la
atención, consideraban que era otra de sus rarezas de viejo loco.
Una tarde que cruzaba la
Avenida más lento que de costumbre, un colectivo evitó arrollarlo y aplastó la
lata de duraznos, que quedó convertida en un montoncito de chatarra sin forma. Al verla, el grito de
Pedro fue un alarido que le desgarró el pecho y que se alzó sobre las casas,
agitó las palmeras y detuvo el tiempo en
ese instante. Corrí hacía él pensando que estaba herido, lo encontré sentado en
el cordón de la vereda, abrazando su
lata de durazno ya sin forma.
—¿Qué tenés Pedro, por qué
lloras si no te pasó nada…?
—El Chicho, mi perrito, lo mató
el colectivo.
Lloraba desconsolado mientras
abrazaba lo que quedaba de su lata de duraznos vacía.
24 comentarios:
Inicio, desenlace y final
un relato bien trabajado que deja al lector
con la sensación más grande
cuando ha leído una gran historia.
Enhorabuena!!!!
Que pena para su imaginación. Nunca sabemos los motivos de los demás. Un relato fantástico bien estructurado con las descripciones justas. Un abrazo y unos aplausos
Bonito el relato a pesar de ese desenlace que le hace más tierno.
Un abrazo.
Qué relato más bonito y más triste a la vez. Hay tantas personas en la calle y desamparadas que es trágico. Y bueno, historias como esta, que te emocionan. Un beso preciosa :D
Una realidad cotidiana que ya forma parte del paisaje urbano. Sin embargo, en un barrio se los identifica más, tienen nombre y una fisonomía particular. Además de juntar cartones, Pedro tenía una mascota que lo acompañaba en su recorrida: la lata de duraznos.
Un relato tremendo y muy bien contado.
Besos, Mariarosa.
Tierno relato que me dejo pensando, cuantas personas tendrán algo valioso sin tener nada, muy triste y bien escrito, gracias.
Abrazo
Emocionante tu relato, así se ven los sentimientos de las personas.
Un feliz fin de semana.
La mente humana crea su propia realidad, su visión de las cosas y las hace parte de su vida. Impresionante este cartonero, entrañable como un niño dando vida a sus juguetes.
Mi felicitación por la entrega y el amor que pones en tus relatos, María Rosa.
Mi abrazo y feliz fin de semana.
(he leído tu anterior historia)
Maria Rosa,
Una descripción conmovedora y muy realista de las muchas dificultades y limitaciones que todos experimentamos en nuestros días ocupados. ¿Pero corremos tan duro para llegar a dónde?
Muchas veces no damos prioridad a lo que es correcto, valorando las cosas tontas.
Felicidades por tus textos, estoy leyendo algunos.
Hasta pronto, porque empecé a seguirte ...
Douglas
Un texto verdaderamente emotivo, intenso. Hay circunstancias que cambian al ser humano radicalmente, sin que nada pueda volver a ser, ni remotamente, igual. Excelente, con un inevitable estremecimiento en el final.
Saluditos
Ah que triste final. Pobre hombre. Tierno y emotivo relato amiga, saludos.
Una historia muy original. Un beso
Cuánto habla este relato del sentimiento afectivo, que hoy es un lujo. Especulo con Freud, que en el fondo el amor que le faltó, el lo volcaba en algún perro que tuvo y comía en esa lata de durazno, la cual ante la desaparición del perro, se transfirió en su figura e imagen. Siempre, un placer leerte.
Carlos
¿Será pobre por loco o loco por pobre?
¿O será que preferimos la existencia de estos sujetos para no sentirnos tan mal con nosotros mismos, pero nada hacemos para realmente ayudarlos?
Saludos,
J.
YUy pobrecito, muy triste historia. Para reflexionar te mando un beso
Que historia ... :(
yo estaría peor, abrazos
Una lata con mucha vida y que daba buena compañía. Puro sentimiento.
Un abrazo.
Me gusta como usted escribe, su pensamiento es magnífico , La felicito
Que puedo decirte....sos una genia escribiendo cuentos...un beso
Una historia real, de "cartoneros", lata y Chicho incluido, que muchos hemos conocido. Imágenes de un pasado no tan lejano. Vivencias que, sin cartones ni perritos, siguen vigentes en nuestros días.
Un relato entrañable.
Abrazos Mariarosa.
Cuando nunca dejamos de ser maravillosamente humanos, que a pesar de todo demostramos esa maravilla , para hacernos sentir, pensar y valorar mejor lo que tenemos...
A pesar de la tristeza , no quita la belleza.
Una historia muy triste pero muy bonita y con mucha ternura, un homenaje a todos los "cartoneros" de este mundo.
Te sigo
Que historia más triste y tierna a la vez. Me ha recordado la película de Tom Hanks, Naufrago, cuando pierde su muñeco.
Precioso como siempre Maria Rosa tu forma de desarrollar relatos. Un placer volver a leerte.
Un abrazo.
Y cómo no afligirse así. Atropellaron a quien más amaba. Muy triste.
Un abrazo.
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