Le faltaba el aire, el esfuerzo de pedalear en su vieja bicicleta, le costaba cada día
más. La calle iba cuesta arriba y el aire se negaba a llegar a sus
pulmones. Escuchaba su pecho repiquetear como un tambor
enloquecido.
“Y pensar que hay gente que dice que no tengo
corazón, murmuro entre dientes”.
La herramienta de trabajo que llevaba en su
espalda, le pasaba, la ropa se le enredaba en los pedales. Frenó. Se arremango
el vestido y trató de apurarse, su cita era a la medianoche. Y debía ser puntual.
La oscuridad no le permitía ver el nombre de las calles, eso no la preocupaba
demasiado, se guiaba por su olfato.
El hombre que buscaba visitaba la playa, todos los
días a la misma hora, acostumbraba a
nadar y luego se tiraba en la arena a contemplar las estrellas. Era su
diaria rutina, ella lo sabía y debía apurarse, no sea cosa que se le escapara
otra vez.
Ayer por la
tarde lo había ido a buscar a su casa y no lo encontró. Recorrió el barrio, los bares y nada. Hoy no
se le iba a escapar.
¡Como cuestan las calles en subida! Tendrían que pagarle el doble, es agotador
semejante esfuerzo, pensó.
¡Al fin, la playa!
—dijo en voz alta.
Dejó la bicicleta a un costado y bajó la escalinata.
Intentaba apurarse y sus pies huesudos se hundían y el borde de su vestido se arrastraba dejando
su filigrana sobre la arena. La playa
estaba desierta.
¿Y el tipo, dónde está? preguntó a las sombras.
Nadie respondió.
Al borde del mar, donde la espuma muere besando la
arena, encontró un envoltorio de ropa. Lo revisó y encontró documentos. ¡Eran del hombre que buscaba!
Se había internado en el océano. No encontró ni una
señal de su presencia en las aguas quietas.
¡¡Ay… me ganó de mano!!
Sólo el mar y la noche presenciaban su furia.
¡Qué mala persona no me dejo intervenir, lo hizo
solo!
¿Y ahora?…
¡Un sueldo menos…!
Cargo la hoz en su espalda nuevamente, se arremango
el vestido y ascendió por la escalera. Subió a su bicicleta y comenzó a pedalear.
¿Cuándo me regalaran un coche para realizar mis
servicios? dijo entre dientes.
Está vez, al menos, sería más suave, iba en bajada.
27 comentarios:
Una nota de humor en este relato negro. Felicidades.
Un abrazo.
Buen relato con humor y suspenso. Genial combinación te mando un beso
Es buenísimo. Siempre me sorprenden tus finales. Besos
Antes de que se me olvide te diré que me encantó esta frase: donde la espuma muere besando la arena.
Fantástico me ha parecido tu cuento, con un halo de suspense y jocoso por esa muerte que se cansa de pedalear, :))).
Un placer la lectura M. Rosa.
Un abrazo y buen fin de semana.
Muy buen humor con envoltorio dramático.
Siempre fantástico leerte.
Saludos.
Quë trabajo mås duro. Un beso.
Muy bueno María Rosa, no me sorprende por que conozco tu talento, pero cada día me pego más a tus huellas, gracias por compartir poetisa.
Abrazo
Ya ves, pese a la tristeza que iba envolviendo tu relato, al final me has arrancado una sonrisa. Escribes fenomenal, siempre me haces estar muy atenta leyéndote y esperando el final.
Gracias por escribir así de bonito.
Cariños y buen fin de semana.
kasioles
Negro, muy negro. Muy bueno. Eres una maga y me sigues sorprendiendo cada vez, lo que me encanta de leerte.
Besos
MERCE CARDONA.Dice, es la primera vez que te visito. Me ha encantado tu relato. Es humor negro muy bien descrito. La muerte llego tarde. Besossssssssssssss
Muy buena esa personificación de la muerte, pedaleando y realizando su oscura tarea...Me alegro leerte de nuevo, M.Rosa. Es un placer recibirte y llegar a tu espacio para saborear tu inspiración y tu talento.
Mi felicitación y mi abrazo grande, amiga.
nos encanta el humor negro!! gracias, saludosbuhos
Asi es...ni ella.se escapa de las decisiones del libre albedrío...
Me.pareció graciosa su búsqueda...seguro que no es el.trabajo que quisiera cualquier persona...
Le.viene bien a la.muerte.
🌻🌻🌸🌸🌵🌵🌵🎶🎶🍀🍀🍀🌼🐦
Creo que tendrían que revisrle el plus de nocturnidad!!!
Estupenda entrada!
En bajada llegaría más rápido al siguiente...
Saludos,
J.
Una muerte en bicicleta, con la ropa enganchandose, cansada por ir cuesta arriba. Y hay alguien que se le escapó más de una vez. Es como para tener esperanzas.
Un abrazador.
¡Qué bueno María Rosa! Original y buenísimo, ¡me ha encantado! Si es que la bici no es lo más rápìdo, ja ja. Muchos besos :D
Excelente, sugerente, me desubicaste. !Cómo importa esa herramienta final!. Cariños.
paso a saludar, ya que nos perdimos, de ello!
lidia-la escriba
www.nuncajamashablamos.blogspot.com.ar
A la muerte hay ponerle humor. Me encantó esa imagen de la muerte transportándose en bicicleta, en la búsqueda de sus víctimas. UN abrazo. carlos
Original y muy bueno como siempre, me imagino el desespero de la cuesta entre medio de la oscuridad, un abrazo.
Cuánta imaginación María Rosa.
La verdad sorprendente. La muerte tomada desde otro ángulo, con ironía y humor.
Igual la imagen me da un escalofrío porque tus relatos siempre son impredecibles.
Besitos
Esto me recuerda lo de "ir por lana y volver trasquilado..."..Ja...Ja..Ja..Muy bueno, con humor es otra cosa...Saludos.
Hasta la muerte se queda en el paro a veces...:)
Un relato con mucha imaginación y un final sorprendente.
Abrazos
Qué buen relato con ese final tan sorprendente que logra sacarte una sonrisa. Me ha encantado.
Besos, Rosa
Lograstes estremecerme
Cariños y buen domingo
Lo ganó por puesta de mano. Me encantó!
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