viernes

Final.





He quedado sola. El frío pasa bostezando por mis cuartos, armado con cien cuchillos que me atraviesan, sólo soy un despojo por donde asoman  ladrillos color sangre.
Se ha perdido lo que  fuera  mi añejo señorío, han levantado mis pisos y entre las piedras los arbustos han crecido atravesando los huecos del techo.

Hoy mis habitaciones están desnudas, lloran su pobreza y hasta las estatuas que alegraban el jardín han sido retiradas. Antiguamente mis paredes estaban vestidas con cuadros y  tapices famosos, ya ni el revoque va quedando.
Los que me ven dicen: es una casa vieja. Los frisos adornados con ángeles desaparecieron y lo poco que  queda de aquella belleza va cayendo bajo el golpe de las herramientas.

Dónde están las damas que se reunían a tomar el té a las cinco de la tarde y dejaban sobre el mantel de hilo, jirones de vida ajena, relatos de amantes y trampas de fin de semana.
Y  qué fue de aquellos señores encerrados en la biblioteca, discutiendo de política, mujeres y escapadas a París, mientras el vino francés circulaba en  fino cristal.

Todo pasó. Demasiados años han circulado bajo la lluvia, hasta la ciudad es otra, nadie recuerda aquellos años. Sólo yo quedó, testigo mudo de lo irrecuperable.
Me llevó  a la tumba de los escombros, sus fiestas, sus amores, sus sueños y mi orgullo seguirá sus huellas, soy un despojo de aquel ayer, el  fin de una familia y de una época.
Una  casa que espera la destrucción total, y no falta mucho…los fantasmas de los seres que he amado están aquí, se van esfumando  con cada pared que cae, sólo percibo una niebla gris que me va llevando…y el ruido de la piqueta…nada…más…



Inspirado en la novela: LA CASA, de Manuel Mujica Laínez.







19 comentarios:

Rafael dijo...

Suena bien esta lectura.
Un abrazo.

Franziska dijo...

El derrumbe final y la voz que puede ver cómo se va produciendo de una manera implacable, parece una metáfora de nuestra vida humana. Ay, de nosotros, si fuéramos capaces de verlo como puede verse en un edificio: creo que el dolor sería insoportable. Hablo por mí, estoy ya en ese irreversible camino hacia el final y con la inevitable derrota cargando sobre mis espaldas. Es inevitable el deterioro pero es más, yo creo que hace tiempo que ya no estoy viva porque la parte que sigue a mi lado no es ya la misma persona, no solo he cambiado mi aspecto físico sino que también me he modificado en mi yo interior y todo ha ido sucediendo con una lentitud exasperante pero también imparable, como un rayo que no cesa.

A ver si tengo ocasión de leer ese libro de Mújica. Verás que tu tema de hoy me ha entusiasmado, Un abrazo. Franziska

Navegante dijo...

Tus palabras y oraciones con giros metafóricos me han provocado el clima justo que la narración contiene. Se de la tristeza de abandonar una casa con mucha historia y encuentro en este relato una acertada y bonita visión.
Buenísimo! Gran homenaje a ese hermoso libro de Mujica Láinez.

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

Se siente una inmensa tristeza al pensar en esa casa ahora abandonada... así como hay seres también abandonados en este mundo cruel.

Abrazos.

Mirella S. dijo...

De esas casas señoriales van quedando pocas. Uno las miraba de afuera y ya disfrutaba con las formas de su arquitectura. La piqueta las derrumba para que la uniformidad de lo moderno prime en la ciudad.
Le diste a la casa la voz adecuada, llena de añoranzas...
Me gustó mucho, Mariarosa.
Besos.

Anónimo dijo...

Muy bello querida hermana. Dios te bendiga.

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

Una prosa poética capaz de darnos las sensaciones de malestar, por el abandono y orfandad de la casa que guarda la memoria de afectos, sentimientos, en sus cuartos, pasillos, y jardines, y que entrarán en el olvido al ser echados abajo sus muros y paredes.Un abrazo. Carlos

SÓLO EL AMOR ES REAL dijo...

Llevará sus secretos en el polvo de sus piedras que ascenderá a Aquel que todo lo sabe

Paz&Belleza

Isaac

Mari-Pi-R dijo...

Una buena inspiración!, lo cierto que hay muchas casas como la citada que tienen toda su nostalgia al paso de los años y que no se han podido mantener.
Un abrazo.

Ernesto. dijo...

Un entrañable relato de algo que muchos hemos conocido… El ayer y hoy de una casa que fue y tuvo, y que hoy ese espacio será habitado de otra forma. Como relato, como digo, muy bien desarrollado.

Como metáfora de la vida, como señala Franziska, no creo que se ajuste... Si bien comprendo sus palabras y situación.

Hay una gran belleza, y realidad, en estas palabras suyas: “...pero es más, yo creo que hace tiempo que ya no estoy viva porque la parte que sigue a mi lado no es ya la misma persona, no solo he cambiado mi aspecto físico sino que también me he modificado en mi yo interior...”

En quien así se expresa, y ya digo que puedo entender sus razones, no parece caber la palabra “derrota”.

Un abrazo a las dos.

José A. García dijo...

Ya vendrán a derribarla, para hacer duplex, triplez, edificios de departamentos monoambientes, o un estacionamiento de siete pisos. Lo que a la sociedad le digan que necesita y no lo que en verdad le hace falta.

Saludos y Suerte,

J.

Margarita HP dijo...

María Rosa, me fascina como describes tanto las situaciones como los lugares, o la mezcla de ambas. Me he sentido atraida desde el principio por cada sentimiento, y he visto la casa en mi mente, aun sin fotografía, se podía ver con claridad lo que describías.
Como siempre, un gran placer leerte.
Muchos besos :D

Rosana Martí dijo...

El tiempo pasa pero los recuerdos prevalen siempre. Un abrazo y feliz semana.

José Manuel dijo...

Un original relato del pasado y su grandeza contado por la propia casa ante el inminente derribo final.

Feliz día
Un abrazo

lanochedemedianoche dijo...

Cuando al fin vemos pasar muchos recuerdos nos afanamos por revivirlos, gran narración María Rosa.
Abrazo

AdolfO ReltiH dijo...

SE SIENTE POESÍA EN TU TRABAJO.
ABRAZOS

Luján Fraix dijo...

HOLA querida amiga
Estoy dejando un mensaje compartido para todos los que visitan mi sitio con tanto cariño porque me duele todavía mi brazo y no puedo hacer mucho esfuerzo. Gracias por tanto afecto y demostraciones de cercanía.

Besos millones para ti

Luján

Sara O. Durán dijo...

Así de inclemente es el paso d tiempo, que arrasa con todo.
Un beso.

Meulen dijo...

Una casa representa mucho...
es como hablar de uno mismo...de lo que es la humanidad
la casa de los espíritus...de lo que ya fue y no volverá...

La casa donde se procreo la vida...la que sea , se fortalecieron vínculos
y al pasar del tiempo todo se destruye...como todas las cosas que se van
desaparecen...más queda el recuedo vivo
donde supongo al fin en algo revivirá
y ha quedado este relato...que aviva esa memoria.

Un abrazo.

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