El
olor a humedad, flotaba como un fantasma, se me nublaban los ojos, no sé si fue
el ambiente o las ganas de llorar.
Ya
no estaban los muebles.
La
ventana cerrada, dejaba pasar un rayo de sol por una grieta. En el piso,
un zapato negro, avergonzado de su vejez
ruinosa, me espiaba detrás de un libro sin tapas. Restos de un florero que
conoció mejores tiempos, se esparcían por el piso y más allá, la silla que había pertenecido a mi madre;
eran los únicos habitantes de lo que en mi niñez, me había parecido un castillo de cuentos de hadas.
Llegué hasta
la escalera, los peldaños que daban a
los dormitorios, estaban rotos, me senté en el primero, cerré los ojos y le di permiso al pasado para
que me acompañara. Llegaron las voces queridas de mis hermanos y con ellas, el aroma conocido
del arroz con leche con vainilla y canela, flotó, llenándome el alma, me acerqué
al antiguo lugar de reunión familiar; la cocina.
Nada
quedaba en ese habitáculo de dos por dos, donde
crecimos y aprendimos a vivir, ni
la mesa, ni el horno, solo un sartén, negro e inservible como mis recuerdos colgaba
de la pared.
Era
hora de irme, al día siguiente la casa sería un montón de escombros, los
camiones se llevarían ladrillos, maderas y algún secreto escondido en un
zócalo, junto con las voces y las risas de ayer.
Dejé
atrás la casa y los recuerdos.
Aquel
pasado, fue la raíz de este presente, una cepa que me alimenta el alma y me dio
la sabia para ser hoy; una mujer que
sonríe sin entender, por qué el olor a vainilla y canela sigue flotando a
su lado.
17 comentarios:
Nostalgia antes de una despedida.
Un abrazo.
Siempre es bueno recordar el pasado con una sonrisa que evoca sabores, olores , sonidos
un hogar es donde el alma se siente feliz , no cuatro paredes y así veo yo a la protagonista de tu historia
Un abrazo y muy buena Semana Santa
Creo que por más que echen la casa abajo, el olor te perseguirá. Un abrazo. Carlos
De seguro tienes memoria olfativa, y el olor de la canela te hala a aquella casa.
Precioso relato maría Rosa.
Saludos.
Hay recuerdos que jamás se olvidan porque los llevas bordados a tu ser de tal manera, que los vives cada vez que tu mente y corazón lo desean, es como vivirlo ahora mismo.
Un fuerte abrazo y mi cariño.
María Rosa, tu relato me ha recordado la casa de mi niñez, era vieja y nos cambiamos a otra casa nueva. Pero, cuando paso delante de aquella casa, ahora reformada, vuelvo a vivir sus pequeños dormitorios, su portal empedrado y el patio con mi querida higuera...Nos dejas gran nostalgia y como siempre tu maestría y buen hacer, amiga.
Mi abrazo y mi cariño.
M.Jesús
Después de un tiempo perdida por motivos de trabajo, me es sumamente grato volver a visitarte. Que bien reflejas esos recuerdos y sobre todo esos olores que nos dejan siempre un punto fijo en la memoria...
Un beso MªRosa.
Parecen mis recuerdos de una casa derrumbada de la que me gustaría poderme infiltrar.
Que tengas una Feliz Pascua.
Siempre el mismo placer perderme en tus relatos tan llenos de realidad , sencillez y poesía. Besosmiles.
ASÍ SON LOS OLORES, ETERNOS.
ABRAZOS
Como todos tus relatos, sensacional.
Feliz fin de semana-
Un abrazo.
La casa donde pasé mi infancia y adolescencia también la demolieron varios años después que nos fuimos. No están las paredes, pero los recuerdos perduran en uno.
Me gustó mucho la delicadeza nostálgica que le imprimiste al relato.
Un abrazo y felices Pascuas, Mariarosa.
En diciembre abrí otro blog que no funciona muy bien últimamente, no publica muchos de los comentarios, aunque me llegan las notificaciones de los que dejaron mensaje. Creo que es un problema de incompatibilidad entre Blogger y Google+
Igualmente te dejo la dirección, por si querés darte una vuelta:
http://apuntesenhojasperdidas.blogspot.com.ar
Muy elegante tu cuento, el olor siempre nos persigue amiga mía.
ABRAZO.
Cómo comprendo toda esa nostalgia. A mí me arrancaron el alma cuando tuve que despedirme de la casa donde transcurrió mi niñez. Cuántos recuerdos, a veces aromas, sonidos en lugar de imágenes.
Feliz domingo
Bisous
Mucha razón llevas al sentir en esa última mirada
el recuerdo de lo mejores momentos
que como bien dices donde te criaste con los tuyos y sobretodo al abrigo y cuidado de una madre
...yo que voy a menudo a mi casa materna donde vivimos con mi madre lo entiendo y es algo
que mientras viva no dejaré de visitar y de conservar...
lo valioso es lo que guardamos en el corazón...
Comprendo bien esa nostalgia.
El olor siempre permanecerá y el recuerdo será imperecedero. Después de la semana Santa, regreso a este Via Crucis de recuerdos. Un abrazo y mi cariño.
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