El sábado 7 de noviembre, la Editorial Mis Escritos, me entregó una Mención de Honor por el cuento: "Otra historia con camelias". Fue una tarde emocionante. En la sala Juan Ortiz de la Biblioteca Nacional los corazones de los participantes latían a un ritmo acelerado. Gracias a todos los que nos hicieron vivir tan buen momento.
Tal vez haya sido mi nombre, Delfina, quien me llevó a sentirme parte de una historia que no me pertenecía. Alguien me habló de ella, seguramente el viejo Francoise, dueño de la librería en la que trabajaba por esos años y que se sabía de memoria todas las novelas clásicas.
Yo
tenía veinte años y una loca imaginación. Creaba historias; pero lo que me sucedió con Madame Duplessis sobrepasaba toda imaginería.
Luego
de leer y releer varias veces “La dama de las camelias,” me interesé en saber
quién había inspirado a Dumas su creación. Así conocí la vida de Alphosine,
una prostituta francesa del siglo
diecinueve y a su hermana Delphina.
Mi
trabajo en la librería me llevaba muchas horas, sólo me pertenecía el tiempo del almuerzo. Iba a la confitería “Del Socorro”, frente a la basílica en Juncal y Suipacha y
allí
leía y soñaba, mientras un flaco café con leche y un tostado eran mi almuerzo.
Por las noches bajaba por Juncal y en
Retiro tomaba el tren de regreso a casa, esas calles oscuras me producían
terror, llevaba en mi mochila una
navaja, costumbre de prostitutas
parisinas del mil novecientos, según Francoise. En el viaje leía y por momentos los sucesos
del libro se presentaban con tanta
realidad que hasta el aroma de las camelias flotaba a mi lado. Varias veces
sucedió que, al entrar el tren en una estación, el andén se cubría de
vapor y los pasajeros que cruzaban
apurados, se convertían en damas de
largos vestidos y caballeros de frac. Mi
imaginación era prodigiosa, hilvanaba escenas en las que Alphosine y yo nos uníamos a los pasajeros y nos perdíamos
como dos hermanas recién llegadas a una gran ciudad, deslumbradas
por los cafés y vidrieras en las angostas callejas de Montmartre donde
la luna nos miraba y las estrellas saludaban nuestro paso.
“Mi
hermana Alphonsine se unió a un grupo de gitanos fue la única forma de escapar de nuestro padre y yo fui tras ella. Era muy
hermosa y los hombres la perseguían buscando conquistarla, ella se divertía y les
sacaba dinero. París era una orgía en 1839 y nosotras, dos niñas audaces jugando a ser mujeres de la vida”
Cómo explicarle al viejo Francoise, que cada medio día al salir del café, me sentía otra
persona y me olvidaba de la librería y de quién era en realidad; me hubiera
creído una loca. Yo sonreía ante sus protestas y al final, terminaba su
discurso con un gesto de perdón, agitaba
su mano en el aire y se iba al fondo del local murmurando entre dientes, el
enojo le duraba apenas un suspiro.
“Cuando Marie se quiso ir con un viejo que tenía fama
de agresivo con sus mujeres, le rogué llorando; No Alphonsine, no lo hagas, ese hombre es bruto te va a
golpear como hizo con la rubia Janeth. Alphonsine no me escuchó y se fue con él,
por momentos parecía no tener corazón, consideraba su cuerpo un instrumento con el que conseguía fortuna, lo entregaba sin
placer, sólo le interesaba el dinero. Días después, regresó con un puñado
de francos y un ojo morado. Me dijo que se iba
a cambiar el nombre, Alphosine es
vulgar, desde mañana me llamaré Maríe.
Con
el tiempo fue cambiando de ambiente, se rodeaba de señores distinguidos, que le regalaban joyas. Todos llegaban con
ramos de Camelias que a ella le encantaban. Uno de esos señores le alquiló un
departamento en la calle más elegante de la ciudad. Yo sería su dama de
compañía. Eran varios los amigos de Maríe, en una de esas fiestas que ella
organizaba, se presentó un joven pálido y de ojos soñadores, dijo llamarse Alexandre Dumas, era muy
hermoso y creo que mi hermana se enamoró
de él”.
Actualmente
aquellas historias son sólo un recuerdo.
Pero cuando recorro las calles de Buenos Aires, comprendo
que todo ha cambiado, ya no existe la librería de don Francoise; ni la
confitería “Del socorro”, pero algo en menor medida sigue sucediendo y turba mi visión y al doblar alguna esquina
regresó a otro tiempo, a otro mundo, al sol de París en Julio, a aquellas calles
empedradas, al perfume de las rosas que alguna florista ofrecía con voz
estridente y me veo junto a Maríe entrando a un café donde siempre algún
caballero la reconocía y la invitaba a tomar un pernot, o aquel otro, donde un viejo ciego dejaba oír
su violín de notas tristes y prodigiosamente, nunca supe cómo lo lograba, al
entrar Maríe, su música se convertía en un alegre vals. Y allí la tarde se
hacía noche y mi fantasía vagaba entre
la niebla de las calles parisinas y me veo cruzando la Avenida de la Ópera y regresando sola al departamento. Recuerdos
de algo que no viví y resultan tan reales que asustan.
Hoy
la zona del bajo parece más deprimente que nunca, tanteo mi navaja y eso me serena al menos un
poco. El último tren de Retiro sale a las veintidós horas, tengo el tiempo
justo para alcanzarlo y llegar a casa.
25 comentarios:
Me gusta esta "nueva historia con camelias". Es real y sale de un corazón soñador.
Un abrazo en la noche.
Me alegro por la Mención de Honor por tu cuento, lo cierto que escribes muy bien y ese cuento es otra historia muy bonita.
Un abrazo.
Primero : FELICITACIONES por el premio muy merecido.
Este cuento es bellísimo, tiene una exquisitez y una delicadeza
que me dejan "prendida" a sus palabras.
Además lleva el agregado de las dos historias que se engarzan como perlas
en un collar. MARAVILLOSO !
Toda mi admiración y un rosarios de besos.
Enhorabuena María Rosa, mención merecida! Quien siembra talento recoge merecimiento.
La historia, siempre de tu estilo, es viva y entretenida. Con ese poso de misterio que no se desvela hasta el final. Muy bien desarrollada... ¡Extraordinaria!
Un gran abrazo.
un relato tan encantador, es digno merecedor de los mejores premios y del cariño de quien tiene el privilegio de sumergirse en él, querida María Rosa
Esta noche me has llevado al París de finales del s XIX, he paseado por sus rues empedradas , bajo la lluvia de un aroma de camelias , hoy en una noche donde La Ciudad de la Luz llora entre sombras
Gracias por esta delicia
un abrazo y feliz noche ¡¡
Enhorabuena, amiga, me alegro mucho. Lo tienes muy merecido, bueno, más que merecido. Un abrazo
María Rosa, mis felicitaciones por la Mención de Honor de tú obra.
Un abrazo.
EXCELENTE, SIEMPRE EXCELENTE!!! FELICITACIONES POR TU MERECIMIENTO.
ABRAZOS
María Rosa, felicidades por esa mención de honor...La historia que nos cuentas es preciosa, nos enreda y nos cautiva...Esa doble vida de la protagonista, que vas tejiendo con maestría y realismo, nos hace pensar que, hay otros mundos paralelos que vivimos a la vez a través del recuerdo, de un libro o de nuestra imaginación...París y Buenos Aires se aúnan en esta historia de forma mágica...Mi gratitud por compartir esta maravilla.
Mi abrazo de luz y mi cariño, amiga.
M.Jesús
¡Felicitaciones por el premio! Muy merecido, porque lograste crear en el texto una atmósfera irreal y nostalgiosa que nos llevó hasta el mundo de La dama de las camelias.
Un abrazo, Mariarosa.
Antes de comentar ¡Felicitaciones María Rosa!, bien merecida la Mención de Honor. Sabes, me quedé pensando que -al igual que la protagonista- cuando era pequeña me sucedía algo parecido. Leía mis libros e imaginaba que compartía con ellos sus aventuras.
Dejo para ti mi cariño y mi abrazo.
Si yo hubiese sido jurado te llevarías más
Eres Genial!
Besos
André
Enhorabnuena. Maravillosa imaginación. los libros nos hacen volar y soñar. Me encantó tu entrada. Besosss.
Un cuento precioso, no me extraña que le dieran la mención. Tus cuentos son tan buenos que merecen estar todos en un libro. Anímate!
Un beso
Enhorabuena Mariarosa y todo mi cariño
Enhorabuena por la Mención de Honor y gracias por lo que disfrutamos y nos emocionamos con tus hermosos relatos.
Feliz fin de semana.
Un abrazo.
felicidades por tu reconocimiento Mariarosa
que sean muchos en tu camino narrativo
abrazos
Muchísimas felicidades de todo corazón María Rosa, no es para menos, el cuento es precioso. Un fuerte abrazo y buen fin de semana. @Pepe_Lasala
Mil gracias por haber compartido con nosotros tan precioso relato.
No es de extrañar que te hayan felicitado, aplaudido, seleccionado, que los corazones latiesen alocados porque así está el mío en este momento.
Eres una gran escritora, amena, entrañable, tus letras atraen y debo agradecerte el buen rato que siempre paso cuando te leo.
Te esperan todavía cientos de premios.
Junto con mi sincera FELICITACIÓN,te dejo un fuerte abrazo.
kasioles
Un enfoque lleno de encanto y de misterio. El premio ha sido muy justo. Un abrazo. Franziska
Siempre en tu narrativa corta, habrá un halo de misterio, pero este tiene un tinte mayor. El de esta mujer obsesionada por el personaje de La dama de las camalelias, y se seinte vivir la realidad de esta mujer, asiéndose a la historia como su hermana. me ha encantado. Un abrazo. carlos
Un buen cuento se merece el reconocimiento, de eso no hay dudas.
Saludos!
J.
Sin dudas una bella forma de relatar una vivencia...
a veces unos viven demasiado en el mundo de otros , sin vivir su propia vida...
pero según veo la hablante "recuerda", por lo que le da esa sabia mirada al paso de la vida, que de seguro fue esa manera de vislumbrar una existencia en ella misma (en su creatividad)
la que la llevó luego a emprender nuevos rumbos y seguramente a encontrar...eso como dice ella al final
el regreso a su propia casa, a su mundo real...
creo al fin entiendo mejor esa novela ...
seguro París en estos días releerá mejor sus historias para reafirmarse en su identidad como nación y como una lengua única en el mundo.
mi abrazo para ti
y mis mayores FELICITACIONES!!
Merecidísimo reconocimiento hacia un hermoso relato en el que, además, me ha dado con el gusto al elegir al personaje. Me fascina la verdadera dama de las camelias, y me gusta que se haya inspirado en ella.
Muchas felicidades
Bisous
Mis felicitaciones por esa Mención de Honor,muy merecida porque es un gran relato.
En el fondo yo creo que somos prolongación de otros que vivieron antes que nosotros y que continúan de alguna manera su existencia en nosotros.Algo así como una reencarnación continua que hace que la vida se renueve sin que cambie lo sustancial.Tal vez por ello nos identificamos con unos personajes del pasado y discrepamos de otros según sus ideas o su forma de ver la vida...
Abrazos María Rosa.
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