Primero fueron espaciándose los correos, luego el chat siempre cerrado;
confirmaron su presentimiento, algo
estaba sucediendo en Montevideo, algo que ya se presagiaba y él no quiso entender.
Decidió ir a verla. Se alojaría en un hotel sin avisar de su llegada y
averiguaría, qué había sucedido con Mariana
No necesitó mucho tiempo para saberlo.
Un cielo gris lo recibió en Montevideo, presagiaba tormenta, decidió salir igual. Caminaba sin
rumbo, cuando la vio cruzar la Plaza Independencia y entrar a un bar de la
Avenida 18 de julio, pensó en gritar su nombre, prefirió callar, fue mejor así.
Ingresó al bar y buscó una mesa en un
rincón. Minutos después, un hombre joven se sentó al lado de ella, le resultó
desconocido; no le gustó. A pesar de su
elegancia, llevaba un sello de vulgaridad que su ropa fina no ocultaba. Conversaban
animadamente, acercaron las sillas, los vio acariciarse, se besaron. Crispó los
puños y debió contenerse para no gritar y armar un escándalo. Dejó pasar un
tiempo, una vez tranquilo, salió. Caminó sin rumbo, al fin regresó al hotel y
pidió que le consiguieran un pasaje de avión para el día siguiente. No cenó, un
fuerte dolor de cabeza le nublaba la visión. No
lograba contener el temblor de su cuerpo, sus manos se agitaban, todo se
le caía, primero fue un vaso de agua, luego la navaja, no logró afeitarse, al
fin agotado; se acostó.
Despertó estremecido. Las manecillas del reloj marcaban las cinco y diez
de la mañana. Se levantó, su pantalón y la campera, tirados en el suelo, lo
sorprendieron, los acomodó sobre una silla. Se acercó a la ventana, estaba
amaneciendo. El temblor de sus manos, el cansancio en sus miembros le daba el efecto
de que había corrido alocadamente, todo es producto de la angustia vivida,
pensó.
Al regresar a Buenos Aires, el departamento, la soledad le produjo un
sentimiento de tristeza. El agotamiento de su cuerpo, continuaba. Se quedó
dormido en el sillón. Lo despertó el celular. Una mala noticia. Habían
encontrado a Mariana muerta en su departamento. Estaban investigando. Su
celular cayó al suelo, mientras un aullido de dolor se ahogó en su garganta.
Voló a Montevideo. El detective
que lo recibió, lo miró con pena. “Su esposa vivía aquí con un amante –le
dijo-. Un tipo peligroso, era argentino y tenía varias entradas por desfalco y
robo”. Siguió explicando: “La ahorcaron con una media de nailon. No encontramos
la otra media. El amante tenía antecedentes y varias entradas en la
policía.” Él escuchaba y no entendía, la
voz le llegaba lejana, las palabras resbalaban en su oído. No le preguntaron nada de su vida, guardó
silencio. La investigación giraba en torno al tramposo que había escapado.
Después de varios días, el amante fue detenido en la frontera, tratando de cruzar a Brasil.
El tipo llevaba en su prontuario demasiada oscuridad.
—Hace tiempo que lo buscábamos por una riña entre pandilleros, donde hubo
dos muertos. Es un personaje de la peor calaña, siempre metido en asaltos y
robos, pero bueno, aunque él niega todo, ¿por qué escapaba a la frontera si era
inocente?
Regresó a Buenos Aires sin poder entender el engaño de Mariana. El temblor
de sus manos no lo dejaba en paz. No
lograba concentrarse en sus planos, su mesa de trabajo, la regla de cálculo, el
compás; duermen. Intentó centralizarse
en la computadora y completar desde allí los diseños; imposible. Su vida era un
infierno, un laberinto sin salida, desde la tarde en que encontró en su
campera, aquella con la que viajó a Montevideo, la media de nailon de Mariana…
24 comentarios:
Hola maría Rosa. ¡Cómo te gustan los relatos de misterio y asesinatos y qué bien se tedan .
Pudiste mantener el hilo del interés hasta el último renglón.
El final es IMPERDIBLE , impresionante.
¡me dan escalofríos !
Para mí el asesino era el marido ¿me equivoco ?
¡FANTASTICO !! amiga,
Besos llenos de miedo.
Bonito relato con suspense incluido hasta el final.
Un abrazo.
Interesante relato y me pillaste sin esperarme ese cierre.
¡¡FELICITACIONES!!
Siempre hay una sorpresa...uno como lector la espera al final de tus cuentos, para dilucidar la historia...UN abrazo. carlos
Me gusta ¡
Salut
Maria Rosa, la vida es así...Las apariencias a veces engañan y los culpables son los menos sospechosos...Pero, la conciencia es amiga del tiempo, se encarga de poner todo en su lugar...
Mi felicitación y mi abrazo por tu maestría en el suspense, en la sencillez y el realismo que siempre aportas a tus relatos, amiga.
M.Jesús
Sin más que decir, simplemente, fantástico, gracias. Un beso desde tu otra casa.
este relato da para una novela , felicitaciones Mariarosa
cada personaje puede dar más de sí
abrazos y buen fin de semana
Magnifico relato!!!!!!
Cariños y buen fin de semana
Nada es, lo que parece...
-Podrá vivir con este remordimiento?
Me ha gustado esta tensión hasta el final.
Un abrazo feliz fin de semana.
Interesante relato con un final sorprendente. Me encanta el suspense.
Un abrazo
Está claro quien es el asesino. No tanto su sorpresa al descubrirlo. Pareciera un caso de trastornos de personalidad.
Hermoso relato.
Un final inesperado
saludos y abrazos
CArlos
Nunca se sale ileso de tus letras amigalmaaa..!! alto lujo el leerteee..!! gracias por permitirlooo..!! mi cariñoo siempreee..!!
ES UN CUENTO LO SE
PERO ME IMAGINO SI TODAS LAS MUJERES reaccionáramos así. a esta fecha del los siglos
NO HABRÍAN hombres sobre la faz de la tierra
a la mujer siempre se le va en perder en esto...ya sea por la realidad o la sospecha...
menos mal que algunos les queda al menos algo de conciencia ...y no puedan dormir en paz...
bsss
Alguien tenía que hacerlo. Después de todo habrá que estudiar detalladamente si el personaje no sabía realmente lo que le había pasado a Mariana y prefirió hacerse el que no entendía a la policía planteando una situación en la que él era tan inocente como le fuera posible. Pero todos somos, en cierta medida, culpables de cuanto hacemos.
Saludos
J.
A medida que leía yo iba barajando posibles finales, pero ese no me lo esperaba.
Muy bien organizada la trama y la tensión.
Un abrazo, Mariarosa.
Siempre me sorprendes, este final no lo esperaba, como muchos otros.
Estoy aquí y te leo aunque no deje mi huella.
Un abrazo.
Aunque es "evidente" este final, a texto leído, he de reconocer, como la mayoría, que me pilló de sorpresa tu final. Detalle que viene a demostrar esa facilidad tuya para el relato bien construido e inesperado.
Un abrazo Mariarosa.
Estremecedor.
Fíjate que empatizo con el marido de Mariana porque hay humanos que convierten el amor en arma de doble filo. El arma que ponemos en manos del ser amado para que, después, nos asesinen con ella.
Buena semana, Mariarosa.
Un abrazo.
Usted siempre encuentra el final perfecto, lo que no es nada fácil. Creo que tiene un don especial para el relato.
Muchas gracias y buenas noches.
Bisous
Interesante relato,con sorpresa final...
Un abrazo María Rosa
Aunque el final era casi lógico, no me lo esperaba en absoluto.El relato,como casi todos los tuyos, atrapa desde el principio y no permite dejar de leer ni un momento.
Mi enhorabuena María Rosa,nunca es fácil conseguir un buen relato.
Un fuerte abrazo
No sorprende el desenlace del relato, pero es maravilloso como lo has desarrollado. Esta es otra de tus piezas maestra.
Un beso.
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