martes

Lluvia en la ventana.



Se cumplen cien años del nacimiento de Julio Cortázar y cincuenta de su mayor obra; “Rayuela”.
“Lluvia sobre la ventana” intenta ser un humilde homenaje a su autor y a tan bella obra.





El tiempo ha pasado y de París y de Horacio Oliveira, me ha quedado sólo  el recuerdo de su paso por mi vida, años locos, vividos con intensidad. Lo conocí en una de las tantas reuniones que se realizaban en el bar del griego, un local con intenciones de confitería fina, que nunca llegó a serlo. Se armaban mesas de discusión sobre cualquier tema, la independencia de Argelia era casi un hecho y nosotros  dejábamos caer opiniones con la inconsciencia del que no vive en la opresión y habla por hablar. Sartre era una utopía con sus frases memorables que deshilábamos,  palabra a palabra, letra a letra y entre esa locura, ella, La Maga, estaba siempre presente,  pegada a Oliveira, mirándolo con la adoración de una mujer enamorada.
Algo sucedió entre ellos de lo que no me enteré. Debí viajar a Buenos Aires y al regresar, La Maga ya no estaba con Horacio, había desaparecido de su vida.

Las calles parisinas se convirtieron en una pasión para Horacio, las recorría buscando a su amor, era un loco más  en el camino a  la felicidad.
Alguna tarde al encontrarlo, sólo hablaba de ella:
” ¿Y por qué no, por qué no voy a  buscar a la Maga? La lluvia en la ventana parece decir su nombre  con el repiqueteo del agua sobre  el vidrio y entonces me desespero y salgo a recorrer las calles y grito su nombre y sólo escucho la lluvia. Tantas veces me había bastado asomarme  por la rue de Seine y llegar al arco que da al Quai de Conti, para ver  la luz de ceniza y oliva que flota sobre el río, y desde allí la veía llegar,  su silueta delgada se destacaba en el Pont des Arts y nos íbamos por ahí, a la caza de sombras, a comer papas fritas, a besarnos junto a las barcazas del canal Saint-Martin. Con ella yo sentía crecer un aire nuevo, los signos fabulosos del atardecer o esa manera como las cosas se dibujaban cuando ella iluminaba todo con su sonrisa”.

Pero La Maga nunca apareció y  Horacio  se transformó en una sucesión de quimeras rotas e ilusiones pedidas.  Como La Maga, él  se perdió de los bares parisinos, quién sabe en qué ruta o tal vez, sin que nosotros lo supiéramos, ellos, sí,  se encontraron y son seguramente  alguna de esas parejas, que eternamente jóvenes  pasean  todas las tardes a orillas del Sena.



24 comentarios:

Pluma Roja dijo...

Un lindo homenaje.

Saludos María Rosa.

Rafael dijo...

Pasa el tiempo o quizás nosotros somos los que nos deslizamos por el mismo.
Un abrazo.

Unknown dijo...

Precioso homenaje María Rosa.
El personaje de la Maga me fascina.
Rayuela será siempre un clásico maravilloso.
Un besote .
¡Buena vida !

AdolfO ReltiH dijo...

UNA CREACIÓN BELLISIMA!!! GRAN TRIBUTO.
UN ABRAZO

Charlie El Balsero dijo...

un homenaje a la altura de un grande...

abrazos
carlos

lichazul dijo...

bonito homenaje haces
abrazos y buena semana

omar enletrasarte dijo...

me gustó,
ay la rayuela, saltos y saltos sin poder llegar nunca al cielo
saludos

Amapola Azzul dijo...

Paris siempre estará lleno de magia.
Un abrazo para ti.

Karima dijo...

MAGNIFICO y no cabe añadir nada más. Me has dejado embelesada. Siempre es una gozada pasarse por tu casa.
Un fuerte abrazo, amiga.

Mª Jesús Muñoz dijo...

Un bello homenaje a Cortázar y un final, que agradecemos oteando la belleza lírica de las calles parisinas. Mi felicitación y mi abrazo inmenso por tu inspiración y buen hacer, Maria Rosa.
M.Jesús

María Socorro Luis dijo...

Me uno a tu homenaje al admirado y querido Cortázar.

Gracias y abrazo

TIGUAZ dijo...

Como todo lo que escribes, grandioso. Desde mis playas de Galicia, San Vicente do Mar, mi cariño

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

La maga y Horacio, lo mejor que pudo dejar la narrativa de Cortázar, en una novela, que puede ser un poema largo, un ensayo sobre la necesidad de vivir y existir. UN abrazo desde estos afectos colombianos. Carlos

Anónimo dijo...

Hola
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Marinela dijo...

Un bonito homenaje y un abrazo para ti.

cachos de vida dijo...

Conseguido el homenaje con un hermoso relato.
Feliz fiesta y feliz fin de semana.
Un abrazo.

MaRía [Capri ] dijo...

Realmente precioso

Te dejo mi admiración y como siempre un abrazo muy cercano

Buen fin de semana , amiga

Anónimo dijo...

Hola María Rosa,....supongamos que Cortazar tuviera acceso a este delicado homenaje,....te imaginas la amplia y satisfactoria sonrisa que coronaría su aprobación...Pues sí, imagínalo, está precioso!!!!!Juan A. Petta

Boris Estebitan dijo...

Gran homenaje has hecho, felicitaciones.

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

Maravilloso final, María Rosa, pude ver esas parejas...

Abrazos.

José A. García dijo...

Leí casi toda la obra de Cortázar (me faltan algunas pocas cosas nada más) y, por cierto, prefiero sus libros de cuentos antes que sus novelas escritas en Francia (Rayuela, 62, el Libro de Manuel...). Será cuestiones de gustos que le dicen.

Saludos

J.

Ernesto. dijo...

Entrañable relato María Rosa que he vivido con la intensidad de quien recorre y saborea el mismo ambiente... Natural descripción de momentos vividos.

Un gran abrazo.

Joaquín Galán dijo...

Me gustó mucho este relato, sobre todo ese final eternamente romántico.Me imaginé paseando de nuevo por París bajo la lluvia (cuando estuve, llovía a cántaros) y me llevó igualmente a la novela de Cortázar, una obra complicada, pero inolvidable.

Abrazos Rosa María

Anabel Caride dijo...

Me has hecho estar allí otra vez, en Rayuela y en París, una ciudad en que he estado cuatro veces pero que siempre tendrá la huella de Cortázar y de quienes la hicieron un poco suya. Un abrazo desde Sevilla

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