miércoles

La culpa.



La culpa. Obra de Luis  Torralva. Se luce en los jardines del Museo de Arte Decorativo de la Ciudad de Buenos Aires.




Luego de que aquello sucediera,  la culpa,  era  una espina firme y filosa, que maduraba en  mi interior,  mi pensamiento, una falsa moneda,  que caía siempre  en el mismo recuerdo.
Dicen que el pecado se parece a las astas de un molino,  gira y duele en la conciencia, luego las astas se gastan  y ya no molesta más.

Conocer a Fred y enamorarme de él, fue todo uno. Descubrir que era gay; una sorpresa. Ni su forma de hablar, ni sus gestos,  lo revelaban. Jamás le di a entender mis sentimientos y alegando  una mejor  oferta de trabajo en otra casa de modas,  intenté  alejarme, pero él  insistía  que  yo era su inspiración,  con esa migaja de cariño  me quedé a su lado.

Esa  tarde los nervios nos dominaban,  en pocas horas estallaría el desfile de verano.  El primer piso de la casa de modas era un ir y venir de peinadores, modelos y modistas  apurando  los últimos detalles. En la planta baja los invitados y fotógrafos esperaban ver  las novedades de la temporada en   la pasarela.
Monsieur Fred vigilaba desde la decoración hasta  el maquillaje de las chicas, sólo Fabián turbaba su felicidad con su ir y venir entre las modelos, coqueteaba con ellas y Fred ardía de celos, en especial cuando se acercaba a Niní. Era la más joven  y Fabián no lograba disimular el embeleso que le producía mirarla.

Fabián  no me gustaba, había aparecido de pronto y en el ambiente de la moda era un ser  diferente que no cuadraba  en ningún lugar, se burlaba de Fred y su pronunciación de un mal castellano, tomaba decisiones  sin entender de telas, de ventas, ni de moda, Monsieur estaba enamorado y no le veía defectos.

Faltaba una hora para el desfile y descubrí un  error en uno de mis diseños.
Subí al 2º piso  y en poco tiempo el vestido quedó listo. Iba a bajar cuando escuché pasos  apurados  en la escalera y voces ahogadas que discutían sin gritar.  No entendía  sus palabras, reconocí a Fred y Fabián.  Me asomé y vi a Fred tomar por los hombros a Fabián y sacudirlo con violencia, el otro reía burlándose.  En un momento lo soltó y Fabián perdió el equilibrio,  cayó, su cabeza golpeó  el volante de una de las máquinas de coser, rebotó y fue a dar de pleno   contra  la esquina de un baúl, el sonido del golpe, fue el de una nuez al quebrarse.
Observé la escena  con terror.
Transpiraba y no lograba moverme.  Fred  se llevó las manos a la cabeza, miraba la sangre que crecía en el piso, retrocedía,  se volvió y al verme hizo un gesto de desesperación,  dijo algo que no entendí, se nubló mi vista y sólo pensé en escapar, tomé el vestido y corrí escaleras abajo.
Llegué al  salón dónde se vestían las modelos, colgué el vestido en un perchero y  me acerqué a los vestidores.  Me temblaban las manos, las piernas no me sostenían, me senté y quedé en esa posición hasta el momento  en que vi  entrar a  Fred,  pálido y con los ojos enrojecidos. Se puso  un par de anteojos, dijo que el humo de tantos cigarrillos le irritaba la visión.
No recuerdo que sucedió durante el desfile, quedé en un costado saludando a cada modelo al salir, fingía verlas, escuchaba los aplausos, pero en realidad estaba muy lejos de allí.
Terminado el desfile, una de las modistas subió a guardar  sus  vestidos y descubrió el cuerpo de Fabián.
Luego todo fue un caos, gritos y gente corriendo por las escaleras, hasta que alguien llamó al 911.
Llegó la policía y nos entrevistaron a todos.  Me preguntaron por el movimiento previó al desfile, dije que había subido al piso superior  a las seis y que no había nadie allí. Bajé media hora después y todo era una agitación natural  antes de un evento,  nada había llamado  mi atención.
Después de varias semanas,  los investigadores llegaron a la conclusión que alguien ajeno a la casa había subido con  Fabián  al piso superior, la muerte  no se aclaró, entre tantas personas que iba y venía nadie notó una cara desconocida, muchas lo eran.  En la investigación salió  a la luz la mala vida y  compañías equivocadas  de Fabián y su conexión con varios carteles internacionales de drogas,  cada nueva información  era un nuevo dolor para  Monsieur Fred.
No volvió a ser el mismo. Yo tampoco. La culpa nos hacía daño a los dos. Sólo una vez  y ya habían pasado varias semanas, él intentó decirme algo. Me había quedado hasta tarde terminando un vestido.  Bajé las escaleras y  encontré a  Fred en el local de ventas.  Se acercó y me dijo:
—Gracias.
—Gracias por qué —respondí.
—Gracias  —repitió.
—No entiendo por qué gracias.
Él pareció titubear y dijo:
—Por tu creación, fue el éxito del desfile, el vestido más bonito y el que a más alto  precio  se  vendió.


31 comentarios:

Bertha dijo...

Muy bien representada "la culpa" en esta preciosa escultura.

-Bueno... es que el amor hace milagros y ella estaba secretamente enamorada de él.Y ahora son compices una forma distinta de vivirlo.

Un abrazo Mº Rosa.

lichazul dijo...

esa respuesta final es una metáfora acertadísima, es el Broche de oro a tan buen relato Mariarosa



abrazos y feliz miércoles

Geraldine, dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Geraldine, dijo...

la culpa tomándote por detras, que impresionante y muy lindas letras, saludos y no se pierda!

FIBO dijo...

Un buen relato...que me ha gustado...esperemos que esa culpa no pase factura al final...un besote.

mj dijo...

El amor no puede traicionar, y ella realmente amaba a ese hombre. Se puede decir que es amor incondicional.
El final del relato cautiva y me deja una sensación buena, muy buena.

Magnífico relato María Rosa.
Un saludo

MAJECARMU dijo...

Maria Rosa,tu relato lo he visto muy real,muy cercano...Cuando se quiere a alguien de verdad se le regala la vida si es posible...El lo entendió así...le había regalado el mejor vestido,su silencio,para que el desfile de su vida siguiera adelante...
Muy buen relato,amiga.
Mi felicitación y mi abrazo siempre.
M.Jesús

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

El titulo a lo mejor no representa tanto al cuento. Pero la frase final lo justifica.

Alma Mateos Taborda dijo...

Impecable relato con un gran final- El amor lo puede todo hasta el silencio. Un abrazo

La Dame Masquée dijo...

Y qué preciosa introducción al relato nos hace usted, con esas metáforas. Siempre consigue hacernos visualizar el relato como si fuera una película. En pocas palabras cuenta usted muchísimo!

Buenas noches

Bisous

Norma dijo...

Estupendo. Te digo que he disfrutado del relato y hasta lo he visualizado de lo bien contado. Besos.

El Gaucho Santillán dijo...

Que remate, amiga.

Excelente texto.

Me encanta.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Hola María Rosa.
El amor es ciego, y los resultados a veces muy tristes, puede que la culpa duela, pero el respeto y el silencio a veces es necesario, interesante tu historia.

Ya he vuelto hace un par de días, voy más despacio de lo que esperaba, mi nieto ocupa varias horas de mi día, pero disfruto de El, todo lo que puedo, siento tener que quitar ese tiempo del ordenador, pero poco a poco os iré visitando.
Contacto, comentarios y visitas, mantienen nuestros espacios activos.
Gracias por siempre acordarte de mí.
Un abrazo Ambar.

Anónimo dijo...

¡Bueno...!, como dice refràn...no hay mal que por bien no venga...

mis saludos

Anónimo dijo...

MUY FRÍVOLO RELATO. GRACIAS POR COMPARTIR.
UN ABRAZO

Luján Fraix dijo...

UN RELATO EXCELENTE COMO SIEMPRE.
ESA COMPLICIDAD SERÁ DE POR VIDA, UN SENTIMIENTO QUE LOS UNIRÁ... ES FEO TAMBIÉN SENTIR ESA CARGA, ESA RESPONSABILIDAD...
UN BESITO

La abuela frescotona dijo...

dicen que los secretos unen a las personas que los guardan, muy bueno el escrito, saludos querida Mariarosa

Felicidad Batista dijo...

Mariarosa, la escultura sugerente de La Culpa y la profunda reflexión del personaje al inicio del relato nos previene de emociones intensas y complejas.
El texto nos va envolviendo con tu maravillosa técnica literaria y nos introduces en la vorágine de los previos a un desfile de moda. En medio se van tejiendo e hilvanado historias tristes, dramáticas y trágicas. Y con un final inteligente en el diálogo y en lo que no se escribe pero se dice en el interior oculto de esa conversación.
Feliz amiga d ela buena lectura

Anónimo dijo...

Un texto cercano y fácil de entender que consigue enganchar y reflexionar.

Un saludo!

cachos de vida dijo...

Interesante entrada, con una narración amena y bien cuidada.
Feliz fin de semana.
Un abrazo.

Belén Rodríguez dijo...

Por amor se hacen cosas increibles que con el paso del tiempo nos parece imposible haber hecho.
El secreto compartido, aunque sea en silencio, sirvió a Fred para mitigar su culpa de alguna forma.
Ella en cambio demostró un amor sin medida aunque nunca fuese correspondido.
Un beso.

roberto dijo...

Hola Mariarosa, me impactó tu relato.
Buen final y buena narrativa.

Un abrazo.

lichazul dijo...

Feliz fin de semana Maríarosa
abrazo grande y energértico

mil gracias por tu huella


pd... a mi me pasa que prefiero novelas que tengan vértigo y trama a veces de conspiración o policiales

mi placer culpable fue un tiempo Dan Brawn
:D

Lapislazuli dijo...

Bien expresada la culpa en tus letras, en ellos el silencio cómplice
Un abrazo

Antorelo dijo...

Un excelente relato, muy bien construido y un final acertado. Un placer volver de nuevo a leerte.
Un abrazo, amiga.

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

Muy bien logrado este cuento, para una historia difícil como se trata del amor travestido. UN abrazo. Carlos

Unknown dijo...

Muy buen cuento María Rosa. Mantienes la tensión sin necesidad de llegar a recursos extraños. Y un final en el no se dice qué pasó, pero queda implícito.
Un placer leerte.

Mercedes Pajarón dijo...

Qué no seremos capaces de hacer por amor, incluso si no es correspondido...aunque nos pese luego el resto de nuestras vidas.

Un relato estupendo, Mariarosa. Un abrazo.

Anónimo dijo...

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Ana dijo...

Creo que la justicia no es precisamente justa, hoy por hoy, varía según los casos, los jueces ... a veces me pregunto si realmente sirve para solucionar algo. Yo también hubiese callado pues entregarlo no repararía el daño, probablemente alimentaría aun más el sufrimiento.
Es una curiosa historia, cualquier decisión que tomase le hubiese acarreado culpa, tener en sus manos el destino de otra persona tiene que ser una responsabilidad atroz.
La escultura impresiona, pienso que cuando nos convertimos en jueces de nosotros mismos o de los demás nos pasa factura.

Besos!!

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