viernes

Noche de frío.


 

La plaza está vacía.

El día ha apagado su luz, solo los focos alumbran el sendero de la plaza cubierto de hojas. La niebla comienza a bañar el ambiente y un aroma a verde nace de los arbustos.

Me siento en un banco y espero. La ilusión me dice que vendrá. La soledad  es total, nadie se anima a salir de su casa, el calor hogareño los retiene. El viento helado agita los árboles y más hojas como mariposas nocturnas caen sobre mí.

Tal vez mañana la encuentre, o pasado, o nunca. De qué me sirvió haberla amado tanto… dicen que el asesino siempre regresa al lugar de su crimen, pero ella no regresa.



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