lunes

Otros tiempos.


 

 

 

La tía Pepa nunca hablaba de su juventud, pero esa noche algo le sucedía, sin que le preguntara, comenzó a recordar:

—Eran costumbres diferentes ni mejores ni peores. Diferentes. Los bailes eran en el  club del barrio. Todas las muchachas esperaban el sábado, era noche de bailongo. Al baile llegaban acompañadas de la madre o la vecina, siempre acompañadas —quedó en silencio, parecía que las ideas se borraban de su memoria— en una de esas noches de fiesta,  conocí al amor de mi vida. Era muy buen mozo,  traje oscuro, camisa blanca y peinado a la gomina, bailaba el tango como si fuera  bailarín  de los mejores salones, ninguno lo igualaba.

  

El enamorado en cuestión se llamaba Alberto. No era del barrio, llegó una noche en que actuaba Pugliese. Con un movimiento de cabeza, invitó a bailar a la tía Pepa, ella sonrió y él se acercó. La tomó de la cintura y fueron al centro del salón. Bailaron toda la noche. En un momento, las parejas se hicieron a un costado para dejarlos solos en la pista.  Aun hoy, y a pesar del tiempo y los anteojos se le nota la emoción cuando recuerda.

—¿Qué pasó tía, te acompañó hasta tu casa?

—Si. Íbamos con la mamá de Analía, la vieja estaba cansada, no  quiso esperar que nos despidiéramos, antes de irse me dijo por lo bajo: ya sos bastante grandecita, aprende a cuidarte sola y se fue. Alberto y yo, nos quedamos en la placita, sentados en un banco y mirando la luna. Comenzamos a besarnos, era tan dulce, me sentí transportada…

Pepa, quedó en silencio, me miró y sonrió con tristeza.

—Nos quedamos en la plaza hasta… no sé que hora. Nos recostamos en el pasto, estaba mojado por el rocío, no nos importó.

Quedó en silencio.  Se miraba las manos, las acariciaba, en un momento me dijo:

—Cometí una estupidez… era tan joven. Él no volvió al club ni al barrio. Sufrí tanto, no me engaño, yo lo hice sabiendo que era una locura, no me importó.

—¿Nunca regresó?

—Si,  años más tarde, pero no quise saber nada. Era diferente, se ve que a la luz del bailongo me pareció mucho mejor de lo que era en realidad. Verlo en una tarde de verano y a la luz del sol, no era el mismo, era otro.

—¿Y no te volviste a enamorar?

—No. Una mujer soltera y con un hijo… ¿quién se iba a enamorar de mi?  Hace cincuenta años, se pensaba diferente, eran otros tiempos…

 

 

 

25 comentarios:

Rafael dijo...

Es un bonito relato de "aquellos viejos tiempos"...
Un abrazo.

Ester dijo...

Otros tiempos y muchas historias, visto desde aquí da rabia que por soñar un rato la vida cambiara para siempre. Un abrazuco

Susana Moreno dijo...

Una historia habitual. Al menos le quedó su hijo. Un beso

Antorelo dijo...

Afortunadamente, los tiempos han cambiado algo en ese aspecto. Entrañable historia y, por supuesto, muy bien relatada.
Un abrazo.

Bertha dijo...

Los recuerdos y aún tan vivos, que parece que que el tiempo se paró en esas fechas...

Un abrazo estimada, Mariarosa

Campirela_ dijo...

Una historia de amor que dejo su huella.
Me quedo con la segunda parte cuando él regresa y ella se da cuenta de que no eran tan guapo y tan buen mozo como pensó en la primera y una vez que le vio.
Las luces y la noche distorsionan un poco la realidad.
Un besazo , y una historia que hoy pasado el tiempo alguna vez se repite.

ETF dijo...

Una historia muy bien contada, María Rosa, es de las que constantemente, se repite, aunque nunca he sabido si para bien o para mal.
Feliz martes.

Margarita HP dijo...

Un relato maravilloso como siempre, amiga mía. Y con un importante trasfondo. Besos :D

Citu dijo...

Me gusto y me conmovió el relato Te mando un beso. https://enamoradadelasletras.blogspot.com/

Nocturno Náufrago dijo...

El futuro dirá que lo del presente también serán "otros tiempos". Con ligeras variantes los prejuicios serán los mismos.
Lo que nunca se sabrá, porque es lo íntimo de cada uno, si una persona es engañada o se deja engañar por tentación. De todas maneras ayer, hoy, y en cualquier tiempo, las aventuras del momento serán tenidas siempre como algo incorrecto, eso no cambiará.
Saludos.

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Tal vez el presente será visto como otros tiempos, en algún futuro.
Un abrazo.

Cabrónidas dijo...

Religión, patriarcado y el silencio de la sociedad, han causado daños irreparables.

Elda dijo...

Bonita y fracasada historia. Hay momentos para hacer caso a la razón aunque el corazón no quiera y así evitar situaciones que no llevan a ningún sitio.
Maria Rosa, aunque me repita, me encanta como cuentas las historias, y esta es una de ellas.
Un abrazo y buen día.

Laura. M dijo...

Que cierto es Mariarosa que eran otros tiempos,todo era mal visto.
Buen fin de semana.
Un abrazo.

José A. García dijo...

Por suerte las formas de hacer las cosas cambian y ya no hay tantos bailes en los barrios como antes, ahora la seducción es a través de las redes asociales...

Saludos,
J.

Maite-volarela dijo...

Muy bueno, M. Rosa. Me ha dejado pensando...
Le has dado un toque realista, borrando todo idealismo y entrando en la mente de la protagonista, que me ha llamado la atención.
¡Un abrazo cordial!

Ernesto. dijo...

Otros tiempos para las "consecuencias"...
Los hechos, hoy tal cual ayer!
Bello relato.
Abrazo Mariarosa.

Lu dijo...

Hola María Rosa!
De a poco voy retornando a este mundillo blogger.

Muy buen relato. Has logrado darle el clima justo, en la voz de Pepa, de la época en que sucedieron lo hechos.
¡Eran otro tiempos!
Felizmente esas cuestiones "morales, religiosas y patriarcales" han cambiado lo suficiente.

Abrazo ¡buen finde!

Somos Artesan@s de la Palabra dijo...

Muy buen relato, si eran otros tiempos, pero por suerte fueron cambiando, saludos.
PATRICIA F.

J. S. Vila dijo...

Ciertamente es un relato curioso, muy bien hecho, y que puede denominarse a la vez relato de la vida misma.

Hada de las Rosas dijo...

Buenas noches maria rosa, como estas tanto tiempo, estas de vacaciones? yo ya volvi de nuevo a mi rutina.

Me gusta el cuento pero me dejo un sabor agridulce; pobre tia, esas creencias limitantes la frenaron para siempre.

Bueno, te mando un abrazo y que empieces muy bien el potente mes de Agosto. Besos.

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

Ya habías publicado este cuento, y sigue intacto con su frescura, en el recuerdo de los bailes de iempo atrás, y las razones de una madre soltera que no pudo volver a casarse. Un abrazo. Carlos

Raul Ariel Victoriano dijo...

Hola, María Rosa.
Está muy bueno que se sigan contando historias como esta para que la memoria no se pierda entre la avalancha abrumadora de textos que desbordan en las plataformas digitales. Me encanta sentir el realismo de tu prosa.
Te mando un saludo afectuoso.
Ariel

Flor dijo...

Hola de nuevo Maria Rosa, eso en los tiempos de mi abuela también pasaba, al igual que el padre de la chica deshonrada, iba en su busca con la escopeta si este no se casaba con ella, hoy día pasa igual pero como los tiempos han cambiado uno se casa y cría los hijos de otro, y no pasa nada, eso es lo que trae la modernidad, muchas de ellas si eran niñas con mucho dinero se iban al extranjero y cuando volvían al pueblo volvían sin bombo ni niño.
Muy bueno tu relato.
Besos de flor.

Meulen dijo...

Sin dudas eran tiempos complejos y lo relevan es que la mujer salía adelante con sus hijos y su lucha nunca paraba y sola enfrentaba la vida
Abrazo. 🙏🏵️🌸

Ella esperaba.

      Ella esperaba. A pesar de los años, ya olvidó cuantos, ella soñaba con el regreso de su amor. Pasaban los inviernos y las mano...