martes

El carrusel


 

  

 

La monotonía de un  vals acompaña el girar del carrusel. El hombre del saco gris se detiene, se aferra a la reja y recuerda que en su niñez las calesitas  tenían un simple alambrado. Observa  las caras rojas, manzanas de ojos brillantes que disfrutan en sus caballos de madera. Los mira y añora su infancia.

¡Está tan solo! Por qué ha sido tan corta su felicidad, se pregunta y mira al cielo buscando respuesta.

¡¡Que hermoso sería volver a vivir esos años!!

 

De pronto, todo parece detenerse.

Los niños quedan quietos, sus bocas abiertas y mudas. El calesitero con la mano en alto sujeta la sortija. Una mujer de piel de jazmín detiene su andar, su pie en el aire parece bailar un minué, las nubes se han congelado en un cielo celeste.

¿Qué está pasando?

Todos  paralizados, hasta el gorrión que cantaba en el aromo ha enmudecido.

El hombre de saco gris  no comprende qué sucede.

¿Será un juego de su imaginación? ¿Tal vez la  vejez?

Quiere moverse y no lo consigue. Su cuerpo está rígido como una roca, sólo sus ojos siguen la escena. Reina un silencio que aturde.

 

Lo ve llegar. Es su hermano que regresa del fondo del tiempo, lo toma de la mano y suben al carrusel, son dos niños de melena ensortijada, comienza a girar el mundo de sueños y la sortija esquiva, juega en las manos del calesitero.

Se miran los hermanos y ríen, es tan real que el hombre del saco gris no puede contener  las lágrimas que le mojan la cara. Termina la musiquita acompasada, ellos bajan, su hermano le entrega la sortija, se abrazan. Se renueva el silencio. Su hermano le palmea el hombro y le susurra al oído: “Te quiero mucho”.

Apenas un instante, lo ve partir. Quiere correr tras él y no puede.

La figura querida se aleja hasta terminar en un punto, al final de la calle.

Recomienza la musiquita, los niños ríen, intentando sacar la sortija que juega en las manos del calesitero.

La mujer de piel blanca termina su minué y cruza la calle. La calesita gira, el gorrión canta  en el aromo. La vida continúa y el hombre del saco gris se siente un poco menos solo, se aleja pensando que la vida es una calesita que da vueltas y vueltas, y que a veces, concede sorpresas y alegrías, como hoy, que le ha regalado la sortija de la suerte, emocionado la mira y la guarda en el bolsillo del saco gris.

 




21 comentarios:

A. Javier dijo...

Una historia que deslumbra por esa belleza del recuerdo
y esa añoranza de vivir cosas que pasaron y no volverán.

Un placer mariarosa
Besos

Bertha dijo...

Que alegría aunque solo un instante, revivir ese tierno momento...

Un abrazo, Mariarosa

- R y k @ r d o - dijo...

Conto muito bem escrito que muito gostei de ler. Todo o mundo, penso eu, gosta de carrossel.
.
Cumprimentos poéticos.
.
Pensamentos e Devaneios Poéticos
.

Ester dijo...

Rememorar el pasado con sorpresa, el mundo se detiene para que nada distraiga y al final vamos conociendo a todos los personajes, la sortija a buen recaudo. Un abrazo

Emilio Muñoz dijo...

Así es, Rosa, la vida nos da y nos quita, no podemos estar seguro nunca de que haya sentenciado sobre nuestra suerte. Y a pesar de que la vida es, sobre todo, el resultado de aquello que nosotros mismos hemos sembrado, jamás podemos estar convencidos de que llegará una sorpresa, un recuerdo, un suspiro, algo que marcará nuestro paso, no siempre de forma agradable. Azar, destino, una mano invisible??? No lo sé, nunca dejo de preguntarme.

Lo que sí tengo claro es que, una vez más, debemos afrontar la vida con el espíritu de los niños: saliendo de la monotonía, conquistando las horas y dejando hueco a la sorpresa.

Como tengo claro que, una vez más, nos recuerdas de la manera más maravillosa posible, con este bello relato, que la vida no es un libro cerrado. Magia...

Un enorme abrazo, querida amiga!!!

Rafael dijo...

He vuelto a los años de la niñez con tus letras... ¡Gracias!
Un abrazo.

Maite Sánchez-volarela dijo...

Maravilloso!!
Me has emocionado.
Con que pocas palabras nos conduces al mundo donde todo es posible.
Bellísimo, logras magia...
Felicidades!

Abrazo! 😃😃

Margarita HP dijo...

Qué preciosidad de relato amiga mía, y como emociona. Ay ese hombre del saco, y ay esa niñez y añoranza. Besos :D

Campirela_ dijo...

Uf, sabes las lágrimas han brotado en mí . Me has emocionado . Besos, Mariarosa.

ETF dijo...

Entrañable, Mariarosa. Imaginar para no olvidar es un capricho que solo la mente nos regala de vez en cuando.
Preciosa narración.
Gracias.

Mª Jesús Muñoz dijo...

Si amiga. La vida nos regala sorpresas de vez en cuando que nos impulsan a seguir adelante con ilusión...Tu nos regalas una de ellas, que hemos vivido con intensidad. Quizá sólo un recuerdo, pero suficiente para que renazca, por unos instantes, la magia y la ilusión en nuestro mundo interior...Gracias por tus letras María Rosa, siempre inspiradas.
Mi abrazo grande y admirado.

Nocturno Náufrago dijo...

Hola amiga. Un relato de profunda sensibilidad, una manera casi plástica de pintarnos con palabras algo imposible de pintar ya que se trata de lo que hace vibrar las fibras más íntimas, la nostalgia de lo vivido, la presencia eterna de los seres queridos.
Hermoso.
Un abrazo.

Meulen dijo...

Quien redescubr sus raíces reconoce que nunca está solo, la vida en sí es un eterno milagro.
Un bello relato estimada
Abrazo 🤗🌿🍃🏵️🏵️

Elda dijo...

Que hermoso, dulce y lleno de sensibilidad me ha parecido este cuento. Magia e ilusión para este hombre que se sentía solo.
Un placer haberlo leído María Rosa, me ha parecido precioso.
Un abrazo y buen fin de semana.

Laura. M dijo...

Que relato más entrañable y precioso Mariarosa. El hombre del saco gris hoy de ira más feliz a casa.
Las rosas de la cabecera son preciosas. Que maravilla.
Buen fin de semana.
Un abrazo.

SPACE dijo...

Beautiful story, very sensitive.

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

Bueeno, la nostalgia tiene esa magia: acercarnos a los instantes más hermosos de la niñez. Quién no desea volverlos a vovir. Un abrazo. carlos

Hada de las Rosas dijo...

Ay, amiga, que bellisima historia del calesitero y su recuerdo!
Ahora que nos acercamos al fin del verano y que los anocheceres tardios van quedando atrás
publicar esta historia viene
muy apropiada.
Es tan nostalgica la calesita, la llevo en el alma,
es uno de los eslabones que me une a momentos muy hermosos.
Delicias de la vida que ya se fue.
Te felicito por la hermosa historia!
Feliz noche de serpentina, espuma y carnaval.

Auroratris dijo...

Qué relato más tierno. Me ha emocionado, María Rosa. He podido escuchar esa música. Gracias.

Mil besitos para ti y feliz día ❤️

Mari Carmen dijo...


Hola María Rosa. Un delicioso y tierno cuento. Me gustó mucho.
Un abrazo.

SPACE dijo...

Una historia belleza.

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