domingo

El abuelo Juan.


 

 

Llegamos al bañado con la esperanza de conocer aquel mundo fantástico del que siempre hablaba el abuelo Juan, pero encontramos que todo era diferente, quedamos desilusionados, buscando reconocer en aquel pequeño bosque lo que los mayores, mi abuelo y el señor  Balvanera nos habían relatado tantas veces.

Creo que ellos también se sorprendieron.

El lugar había sido rellenado de tierra y una plantación de sauces, espinillos y otros árboles desconocidos para mí, formaban un bosque que temblaba, acunados por un suave viento otoñal.

¿Cuántos años habían  pasado desde que el abuelo visitaba lo antes fue un bañado?

Calculé que unos setenta, claro que nada podía ser igual, solo en la memoria de ellos, quedaron grabados aquellos  paisajes de pantanos y arroyos que ya no estaban.  De aquella  zona de tierras  bajas, cubierta de agua donde  cazaban ranas, que después vendían al cocinero de la fonda del pueblo; no quedaba nada, o sí; sólo un añejo ombú se reconocía como el patriarca del lugar. A su sombra nos sentamos los chicos, el señor Balvanera y el abuelo desplegaron unas sillas que trajeron colgadas de la espalda como mochilas, eran de plástico y en ellas depositaron su osamenta. Comimos en silencio, los dos viejos estaban taciturnos, alejados de la realidad que los sumergía  en una tristeza al ver perdido su mundo feliz de otrora, de pronto el abuelo se puso de pie y señalando a su derecha, dijo:

—Allí comenzaba el arroyo, era un zanjón enorme. ¿Te acordás Pepe?

Balvanera se acercó y juró que comenzaba más hacía el este. Discutían, mientras, Cacho, mi primo Luis y yo; los mirábamos entre sonrientes y aburridos. Se fueron alejando, señalaban a un lado, al otro y reían de las cosas que iban recordando. Algo había en ellos que nos obligaba a seguirlos con la mirada, eran felices, yo no quise comentarlo, pero en un momento, me pareció que volvían a ser dos chiquilines disfrutando un día de campo.

La mañana parecía flotar, se fue convirtiendo en tarde, un cielo sereno nos cubría y mientras nosotros sentado en el pasto jugábamos al truco, ellos decidieron salir a caminar, se alejaron, en un momento los perdimos de vista. El sol era una caricia y el silencio nos fue arrullando,  nos quedamos dormidos.

Al despertar, debió haber  transcurrido menos de una hora, el abuelo y el señor Balvanera; no estaban. Nos asustamos. Dimos vuelta entre los árboles, nos subimos al ombú, gritando sus nombres, de pronto, escuchamos sus risas y los vimos aparecer… las zapatillas embarradas, las camisas fuera del pantalón, despeinados, un desastre. Pensé en mi abuela y en que diría al verlo aparecer así, el abuelo era un chico sucio después de jugar en un zanjón. El señor Balvanera sujetaba  en la mano una bolsa de plástico con varias ranas saltando dentro de un agua oscura. Ellos se sentaron en el pasto y nos relataron de un pequeño arroyo repleto de ranas y de la alegría que fue volver a cazarlas.

Mi primo me miró y entendí en sus ojos la pregunta y la respuesta: ¿Pequeño arroyo? Si no quedaba ninguno.

Guardamos silencio, para qué quebrarles ese momento de felicidad. Las hojas del ombú empujadas por la brisa producían un sonido musical que unido a sus risas nos transportaba a un disfrute que jamás olvidaríamos.

Retomamos el camino del regreso, el señor Balvanera y mi abuelo marchaban adelante sin demostrar cansancio después de tan agitado día, iban discutiendo, si se dice: ¿cazar o pescar ranas? Ese era por el momento su problema, el otro llegaría cuando mi abuela lo viera aparecer.

 

 


25 comentarios:

eli mendez dijo...

Que lindo relato MariRosa!!! El tiempo va transcurriendo y ya nada es igual, los paisajes se modifican y no hay coincidencias siempre entre aquello que guardamos en la retina y la realidad, pero "volver a estar" en esos sitios , de alguna manera despierta las sensaciones que alli teniamos , y viviamos ...y esto es lo que parece haber sucedido por aqui..
No se si hay algo mas lindo que esos encuentros con nuestro propio ser de antaño en comunion con la naturaleza y la amistad..
Precioso!!!! Te deseo un domingo feliz!!!!Besosssss

Susana Moreno dijo...

Una historia llena de magia. Un beso

" R y k @ r d o " dijo...

A natureza a fornecer dados para o conto de uma bonita estória. A foto é fascinante.
.
Um resto de domingo de paz e felicidade
Cumprimentos poéticos
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Pensamentos e Devaneios Poéticos
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Campirela_ dijo...

Que bonito cuento lleno de magia y amor ...gracias por compartirlo. Besos.

el oso dijo...

No puedo decir cuánta ternura producen tus escritos cuando lo hacés en este estilo. Encantador, subyugante... ¡Precioso!
Saludos

Elda dijo...

He disfrutado mucho con esta historia Maria Rosa, y es que lo cuentas de una forma especial, de tal manera que me quedo prendida de tus letras.
El tema es encantador, el abuelo y su amigo recordando las aventuras de niños y volviendo a disfrutarlas, como suele pasar cuando recordamos cosas tan agradables.
Como siempre un placer.
Un abrazo.

J.P. Alexander dijo...

Haya que vivir como si uno fuera un niño. Adore la historia Esperó que no los hayan hablado mucho. Te mando un beso

Sandra Figueroa dijo...

Lindo relato amiga, volver a vivir aquellos momentos de antaño no tiene precio.... Saludos amiga.

Ernesto. dijo...

Un relato entretenido. Y repetido allá donde haya un abuelo "Juan"... Y que seamos capaces de conectar con ellos, que no siempre, por una u otra causa, sucede.

Esperemos que al abuela sea de un talante similar al de él. Al fin y al cabo, qué es un lavado más o menos.

Abrazo Mariarosa.

Margarita HP dijo...

Qué ternura, que magnifico relato amiga mia. Como siempre, me ha encantado, y además me ha traído recuerdos de mi niñez. Besos preciosa :D

ETF dijo...

Solo diré o resumiré con una palabra, este nostálgico y bello relato: Entrañable.
Un abrazo de lunes.

José Luis Asensi dijo...

El tiempo pasa y todo cambia y los paisajes también, pero queda esa nostalgia y ese soñar por un momento de aquello que se vivió.
El relato es hermoso y nos transporta a la infancia con un texto bien construido sobre
la magia del recuerdo.
Abrazos.

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

Bellamente enternecedor. Cómo me encanta ese final preocupante de la nieta. UN abrazo. Carlos

Mª Jesús Muñoz dijo...

Qué bueno, que el abuelo y su amigo guarden y cuiden el espíritu de la infancia...La naturaleza tiene esa magia, que sabe jugar con el espíritu y sacarnos lo mejor para enredarnos y volar y ser de nuevo felices. Muy bueno y bien contado, amiga.
Mi felicitación por tu maestría y entrega.
Mi abrazo entrañable y admirado.

Maite Sánchez-volarela dijo...

Qué deliciosa escena has recreado. Y el caso, es que, como los niños, no hemos visto lo que andaban haciendo los ilusionados mayores por ahí, pescando ranas... en su mundo único. Pero lo hemos disfrutado con ellos.
Precioso. Super tierno.
Un abrazo :)

buhoevanescente dijo...

Hermoso dulce y nostalgico☺
Produce Muchas emociones tu relato.
Felicitaciones y gracias por compartirlo.
Abrazosbuhos😊📚🍁🍂📚

Roseline Tinz dijo...

great post!

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Contratar a Mano Arriba dijo...

Hermoso relato, me gustó mucho, sigue escribiendo!

Hada de las Rosas dijo...

Hola hermosa maria rosa, que tal
preciosa!
con frio? jejeje
no importa que estemos bajo cero tu cuento
me llevo al verano,
al pasado, ese en el cual el futuro
tenia una rana en el bolsillo.
Todo una belleza nostalgica.
Besos y que estes muy bien ♥♥♥

Milena dijo...

Qué precioso relato, inspira una gran ternura que esos recuerdos de los mayores les trasladen fielmente a disfrutar como en el pasado... una delicia leerte, Maria Rosa.

lanochedemedianoche dijo...

Una historia preciosa que llega al corazón, cuantos buscamos esos momentos inolvidables del ayer.
Abrazo

José A. García dijo...

Quienes no saber ver más que con los ojos de lo real no merecen el esfuerzo de que se les expliquen las cosas.

Saludos,
J.

Kinga K. dijo...

Bonito relato ❤

Laura. M dijo...

Recuerdos nostálgicos que vuelven a vivirse con emoción. Me Lindo relato.
Buen lunes Mariarosa. Cuídate.
Un abrazo.

silvioafonso dijo...

Meu Deus, que conto bem contado!
Adorei a história e a forma de
como foi narrada.
Um beijo e muito bom dia.

En una librería de la calle Corrientes.

    Comprendo que no todo el mundo puede creer en la magia, yo creo. No se explicarlo, pero ella se presentó en mi vida sin que la llame...