Me
dormí.
Meses
después, la casa había tomando forma y color. Al fin, me decidí a vivir en
ella. Cada mañana recorría la playa. Un perro vagabundo me hacía
compañía. Lo bauticé Chucho.
Avanzaba
el frío y estaba apurado por terminar el
hogar a leña, eran pequeños detalles que faltaban. Los pocos cuadros que me
habían quedado, no se vendían y los gastos para arreglar la casa fueron más de
lo pensado. Me mantenía con los
alquileres que había heredado de mis padres. Lo único a lo que mi ex mujer no
había logrado clavar sus garras.
Médanos no tenía ni un miserable banco. Cada mes
debía recorrer cien kilómetros, hasta el
cajero de un pueblo vecino a retirar el dinero de la renta y desde allí me
comunicaba con la galería de arte para saber de mis obras.
La casa
ya era un hogar,
la pintura y los arreglos la transformaron.
De lo
que había sido un jardín, sólo quedaba
un rosal: hojas amarillas y ramas retorcidas, daba pena verlo. Intenté construir un cerco que lo protegiera del viento y el yodo del mar. Una tarde entretenido en mi trabajo, me
sobresaltó una voz.
—Qué
linda quedó la casa...
Un
desconocido parado frente a mí, sonreía.
El hombre se veía mayor y vestía pobremente. Dio vueltas, observando
cada detalle de la vivienda, seguí sus movimientos, no me resultaba agradable.
Al fin preguntó:
—¿No encontró nada raro?
—¿De
qué habla?
—De un
fantasma.
Creí que se burlaba, me encogí de hombros y no
respondí, él insistió.
—Ustedes
los de Buenos Aires no creen en esas cosas, ¿no?
El tipo
no me gustaba, había algo en él que me caía mal. Continúe mi trabajo, ignorando
su presencia. Saludó y se fue. Lo miré alejarse. Caminaba inclinado a un costado como llevando una
carga pesada.
A la
mañana siguiente un sol radiante me despertó, preparé un lienzo nuevo,
pinceles y me dediqué a pintar. El mar y
su paz me habían inspirado nuevamente. Al mediodía, mi estómago reclamaba
alimento. Fui a la cocina y preparé un emparedado de queso y jamón y me serví
un vaso de vino. Regresé y puse música. Escuché gemir a Chucho. Me acerqué al ventanal, el perro no
estaba.
Al
volverme, vi la cara de una mujer en el
espejo, me miraba, giré al ventanal;
había desaparecido. Volví al espejo: seguía ahí. ¿Cómo podía ser, si
estaba en el espejo; desde dónde se reflejaba su imagen?
Repetí
el mismo movimiento: ventanal, espejo; sólo la veía a través de él. Hasta
que desapareció. Dejé el emparedado,
había perdido las ganas de comer. Salí
hasta el portón de entrada, recorrí la senda que bordea la casa buscando algo,
una huella, que me dijera que era un ser
real. Nada. Se había evaporado en el aire.
La
imagen de esa mujer rondaba en mi cabeza. ¿Quién era?
Por la
noche, el sonido del viento llegaba como un aullido. Me levanté muchas veces, por sed, por ruidos. Daba vueltas buscando algo que ni yo
sabía qué era. El cansancio me venció, me recosté en el sillón y al fin me dormí.
Amaneció
soleado.
Las
cortinas, que había dejado cerradas la noche anterior, estaban abiertas. La luz
daba de pleno en el espejo, dejando en él una luminosidad mayor a la de un
amanecer. Cerré las cortinas.
El día
se desarrollo normal o casi normal. El espejo se movía cada tanto, mis pinceles
cambiaban de lugar, algo o alguien trataba de molestarme o llamar mi atención.
Una
presencia seguía mis pasos, me inquietaba. Dejé
a un lado los colores, no lograba concentrarme ni plasmar en la tela lo
que mi mente creaba. Salí a caminar por la playa.
Durante
varios días mis pinceles quedaron durmiendo, al igual que mis ganas de pintar.
Semanas
después, una lluvia tenaz no me permitió salir por varios
días, el otoño llegaba antes de tiempo con su clima destemplado y frío. El
aburrimiento me hacía ir y venir de un lado a otro como animal enjaulado.
Sin computadora, ni televisor, mi única
compañía era la música de una emisora local y algún que otro libro.
Un
mediodía las nubes negras se perdieron
en el mar, el cielo cambió a un celeste
diáfano y el mal tiempo dio paso a un otoño soleado.
Ella
apreció nuevamente en el espejo. Esta vez, si apareció en el ventanal. Era
joven. Llevaba un vestido de color
indefinido y el pelo castaño claro, le caía sobre los hombros. Era hermosa.
Quedé hipnotizado mirándola. Hizo señas
para que la siguiera. Era tal mi fascinación que no logré moverme. Un sudor
frío me bajaba, desde la nuca a la espalda. Temblaba. Ella
agitó su mano, llamándome. Mis piernas
no me obedecían. Respiré hondo, tratando de concentrarme, deseaba ir tras ella, pero no
lo lograba. Desapareció.
¿Quién
era? No resultaba agresiva, Al menos, sonreía.
Caí en el sillón. No sé cuánto
tiempo estuve allí, tratando de descifrar
lo que había vivido. ¿Era la mujer fantasma de la que hablaban los
pescadores? No lo sabía, estaba aturdido. ¿Y si era mi imaginación la que forjaba
la imagen?
Cerré
los puños, deseaba golpear algo, no sabía qué. Quedé allí un tiempo
incalculable, literalmente paralizado, pensando y repasando en mi mente las
palabras de Carmelo y la pregunta del viejo aquel; hasta llegué a dudar de mi
cordura. Cuando reaccioné, era de noche. Me dolía la espalda. Un nudo en mi estómago pesaba como piedra. Me acosté, las imágenes
del día pasaron ante mí, como una película, hasta que al fin, agotado; me
dormí.
Continua…
15 comentarios:
Qué novala tan intrresante. Un beso
Menudo suspense Mariarosa!, el relato se hace ágil y el lector desea saber más sobre esa presencia,...
Pues me quedo con la intriga que sabes poner en tus entregas... Paseo por la playa, la casa, el fantasma... y ese largo etcétera que nos espera, (seguro).
Un abrazo y gracias por estos capítulos del relato.
La intriga va creciendo y con ella mi curiosidad , pero seré paciente y esperaré ajjaja. Creo que aquí va ver romance. Un besote grande.
Gracias !!
Misterio, intriga... esperando próximas entregas!
Gracias, besos
María Rosa, acabo de leer tus tres entregas, desde la llegada a Médanos, las impresiones de los vecinos y el arreglo de la casa...Realmente eriza la piel sentir la sorpresa y confusión del protagonista al descubrir la cara de la mujer. El que huía de su anterior mujer y se encuentra con el fantasma de una desconocida...Ufff, admiro el temple que has tenido al escribir la historia, amiga.
Te felicito por lo bien que la has llevado, leeremos las próximas entregas.
Espero que estés viviendo estos días con calma, paz y alegría.
Mi abrazo y mi cariño, María Rosa.
Uy lo dejaste re interesante. Te mando un beso y te deseo un feliz año.
Feliz 2021 💐 maria rosa
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/ (_(⌒厂ヽ
|  ̄\ノ
土 ● o ● 土
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/(⌒)(_人_)ヽ\
/ んZ〉 o (二)
`| (二二二二二)ノ
\__ヽ_人_ノ
resulta interesante la historia,
me intriga
a que se debe la presencia
de la fantasmal belleza..?
Te envio un monton de amor
y para este nuevo año
mucha inspiracion 🥂
Una intrigante historia que sigue su continuación, tu creatividad e imaginación para crear es fabulosa amiga.
Un abrazo
Eres genial amiga. Sigue el interesante misterio en tus relatos.... Saludos,.
Mi querida Maria Rosa, me tienes super intrigada, y a cada entrega, me atrapas más. ¡Me encanta! BEsos :D
Esperamos!...
Abrazos Mariarosa.
La curiosidad es muy fuerte.Consigues darle un tiempo perfecto a esta espera.
Prosigo hacia la cuarta entrega, es una gozada leerte
Un abrazo.
Ya toma forma el relato. Saludos. Carlos
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