La palabra empleada puede abarcar muchos
oficios; vendedora, secretaria, oficinista. Lucía Iriarte era empleada. Los que solicitaban sus servicios, la
conocían simplemente por el nombre: la empleada. Aceptaba un trabajo, por recomendaciones. Al revés de lo que sucede en
la mayoría de los casos, ella admitía al empleador que
presentaba el mejor legajo y seriedad. Hasta ahora, nunca se había
equivocado, en sus elecciones.
En todos los contratos, existía
una comunicación telefónica, una palabra
clave, una cita y si aceptaba, desde ese
momento pasaba a estar al servicio de la
persona que había efectuado la llamada.
En el encuentro, sólo uno,
Lucía recibía una carpeta con datos y fotos de un X personaje, el 50% del
dinero convenido y al terminar la tarea,
el resto sería depositado en un banco a su nombre.
Hacía varios años que su
trabajo era rentable y sin problemas, por eso la elegían y la recomendaban.
Aparentaba ser una bella e inocente mujer, jamás despertaría una
sospecha.
Recibió la carpeta, leyó el
informe y miró las fotos. Parecía sencillo.
El hombre era joven, cerca de
treinta años. Buen mozo. Sabía en qué bar lo encontraría, día y hora. Era un
tipo metódico.
Se vistió con su mejor vestido,
se maquilló muy suave y antes de salir controló su bolso; si, la Bersa 22
estaba allí.
Él estaba en la barra, ella se
acercó y pidió algo de beber. Cruzaron
miradas, los dos sabían qué venían a buscar. Él la invitó a una copa. Me llamó
Marcos, le dijo. Yo soy Lucía. Fueron a una mesa y por primera vez, Lucía odió
su trabajo. Marcos era amable, le gustaron sus ojos, la dulzura con la que acariciaba sus manos. Charlaron, y las
mentiras de los dos, jugaban entre el humo de los cigarrillos.
Salieron juntos. Caminaron las
calles dormidas de la madrugada. Se detuvieron en un edificio de departamentos.
¿Subimos? Dijo Marcos, ella nunca aceptaba esas invitaciones, pero esta vez, un
deseo oscuro le caminaba por la piel y aceptó.
El ambiente era acogedor.
Bailaron y discretamente la fue llevando al dormitorio. Marcos fue al baño,
ella abrió su bolso, escondió la Bersa 22 bajo la almohada y se quitó el vestido.
Marcos
bajó por la escalera, se dijo que era más seguro, a esa hora pocos se movían en
el edificio y casi todos lo hacían por el ascensor. Recibió una llamada en su
celular:
—Todo en orden —respondió.
—¿Cuidaste los detalles?
—preguntó una voz femenina.
— Claro
que sí, soy un profesional. ¿Hicieron mi depósito en el banco?
— Tal
como lo acordamos. Destruí la carpeta.
— Ya lo
hice.
Salió a la calle, se quitó los
guantes y se alejó silbando.
32 comentarios:
Esta vez ganó un empleado. Ella nunca debió ceder al filtro eso fue un error. Un buen relato con toques de cine negro. Abrazos
El tiro por la culata, le salió esta vez a la astuta empleada... fue su último trabajo.
Un abrazo.
Uy buen relato te sorprende al final. Le salio al revés. Te mando un beso
Sorprendente final que no se esperaba ella ni yo .......saludos amiga.
Encantador relato, como siempre un placer la lectura que llega a un final inesperado.
Muy bueno M. Rosa, siempre es un placer leer y releer tus historia tan bien desarrolladas.
Un abrazo.
Fabuloso relato , hay que ver el cazador cazado ..nunca hay que bajar la guardia , pero esta vez lUCIA no contaba con esa atracción que fue su perdición ..
Un abrazo y feliz semana.
Ir por lana,... y salir trasquilado. Muy buen relato con eseos leves toques de novelas negra...
Otro bonito relato que nos dejas, felicidades.
Un abrazo.
La historia me a gustado mucho y mira que no me esperaba ese final, en las historias cuando el final no es predecible siempre es mejor... así dice el flaco y así lo creo yo también... abrazos grandes :)
La vida te da sorpresas , sorpresas te la da vida !Ay Dios!
reza la canción de Pedro Navaja matón de esquina, quien a hierro mata, a hierro termina ...
Me encantó ! pero...
... eso ya lo sabes !
abrazos desde el mar :)
Hermoso y entretenido relato...no te fíes ni del vecino.
Un gusto leerte...Un saludo.
¡¡¡OOOOOH!!! Si es que no se puede mezclar el trabajo con el placer, que se termina liando, ja ja.
Me ha encantado María Rosa. Besitos :D
Una historia muy bien contada, con un suspense y una destreza que nos deja a todos admirados, Maria Rosa. Mi enhorabuena por tu buen hacer, amiga.
Mi abrazo y feliz otoño, estación que realmente amo.
¡Qué buena historia, Mariarosa! Excelentemente contada, además.
La "empleada" bajó la guardia y le ganaron de mano. En ciertos empleos hay que mantener el corazón frío.
Besos.
Que bien se te da escribir. Besos
Ángela María... A ella le llegó su hora! Y es que casi siempre hay alguien que te supera en tu "trabajo".
Abrazos Mariarosa.
El trabajo y diversión no se llevan bien. Me ha gustado mucho. Muy bien narrado. Un abrazo
Inesperado final! La vida te da sorpresas.
Un abrazo!
Muy,muy bueno (había adivinado el final)
La calidad del cuento se mide por la tensión que genera, cuando se trata del género negro o de suspenso, y este la provoca doblemente, porque le anuncia al lector, que el final no es como se lo esperaba. Eso es saber contar. Un abrazo. Carlos
Todo alguna vez puede fallar.
Incluso quienes nunca fallan.
Saludos,
J.
Me gusta como escribes tan claro es bueno abrazo
El cazador (la cazadora en este caso) cazado. Y es que en ciertos oficios no se permite ni un segundo de debilidad.Bien narrado,como de costumbre y con un desenlace,para mí,inesperado.
Abrazo mariarosa.
La historia tiene suspense desde el principio, cuando cede por primera vez a algo que no suele hacer ya sabes que algo va a pasar, a pesar de todo el final te sorprende por inesperada. ¡Qué bueno!, Rosa. Me ha encantado.
Un abrazo.
Una historias de esas que no se quisiera escuchar...pero hay situaciones reales que superan la ficción...por este tiempo la muerte ronda en cada esquina ...
abrazos.
La historia despierta el interés del principio hasta el fin y luego nos sorprende con ese final inesperado.
Besos
Me has atrapado con esta historia, he disfrutado leyendo, y más con ese inesperado final.
Feliz día. Abrazo
Sin lugar a dudas tu historia no deja indiferente a quien te lee y te felicito por ello.
Besos
¡Hola Mª Rosa!
Vaya relato interesante de principio a fin, amiga, narrado a las mil maravillas. Recibe mi felicitación y estima. Me ha encantado leerte, magnifica entrada.
Un besito y feliz fin de semana.
Cedió a su lado humano, en el momento menos oportuno para hacerlo. Y eso fue el fin de La Empleada.
Saludos.
Felicidades María!!!!
Soy Cecilia
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