lunes

Maldición gitana




Doña Jacinta hacía girar la cucharita en el café, sin responder a mi pregunta. Sus ojos negros seguían el ir y venir del mozo, creo que lo miraba sin ver.
—¿A qué viene tu pregunta? —dijo de pronto, y me miró hurgando en mi de una forma desconocida en ella.
—Debo hacer una monografía sobre las maldiciones gitanas,  y mi madre me dijo que usted me podría asesorar.
—La vida de los gitanos… es un recuerdo del  que no me gusta  hablarr.
La miré con curiosidad, entendió  mi gesto y dijo:
—Yo soy gitana.
Sonreí  creyendo que era una broma, su seriedad me dijo lo contario.
— Soy gitana, siempre lo seré.  Hace cincuenta años, me echaron de la tribu,  en ese tiempo estaba prometida a un gitano,  yo no lo amaba ni siquiera me gustaba. Era pendenciero y le gustaba el alcohol. Yo tenía dieciocho años cuando conocí a un criollo. Me enamoré perdidamente —Hizo silencio, inclinó la cabeza,  luego retomó la conversación —él era cristiano, me escapé con él y nunca me arrepentí, pero no me lo perdonaron. ¿Cuál es tu curiosidad?
—¿Las  maldiciones… son ciertas?
Juntó las manos y las acercó a su cara como si estuviera rezando.
—Es muy difícil ser objetivo en la respuesta. Existen  maldiciones, pero no cualquier gitano  puede realizarlas, sólo un gran jefe, un patriarca tiene ese poder, aun así, debe tocarte, con que te roce uno de sus dedos la maldición se cumplirá. Están las otras —sonrió—  las que se dicen de la boca para afuera, generalmente son  para asustar. Nuestra raza es muy antigua,  somos un pueblo de fuertes tradiciones y si nos hemos mantenido  a pesar de las persecuciones es por vivir en comunidades cerradas —sonrió con tristeza, se quitó un mechón de pelo gris que caía rebelde sobre su frente—. Mi abuelo era un patriarca, me adoraba, pero no aceptó que me fuera con un criollo.
La voz de Jacinta se quebró, comprendí que había tocado una fibra muy íntima y dolorosa.
—Yo recibí una maldición de mi abuelo —dijo mirándome a los ojos.
Bajó la cabeza y  prosiguió:
—Cuando le dije que me iba con un criollo y que sólo con él me casaría, creo que admiró mi coraje y me dijo; vete, si tanto lo amas, vete y nunca regreses —puso sus manos en mis hombros—  que seas feliz pero por varias generaciones no nacerán hombres en tu familia.

Las dos quedamos en silencio.
Pedí más café, los anteriores ya estaban fríos.
Me tomó las manos, las acarició y me dijo:
—No fue una maldición, fue un… escarmiento, para que recuerde  y haga recordar a mis descendientes que con las tradiciones  no se juega.

De más está decir que Jacinta ha tenido cuatro hijas  y ya va por la sexta nieta…






25 comentarios:

Rafael dijo...

Un bonito relato. Felicidades.
Un abrazo.

Susana dijo...

Qué miedo dan esas cosas. Un beso

Ester dijo...

Un relato muy bien escrito, los gitanos son una raza fuerte, fieles a sus tradiciones aun hoy que empiezan a modernizarse. Hay muy poco escrito sobre ellos pero es interesante conocerlos. Un abrazo

Campirela_ dijo...

Me encanto tu cuento , la raza gitana tiene sus propias normas y leyes y aún en el siglo XXI las siguen conservando aunque hay muchos de ellos que evolucionan con las leyes payas .
Su maldiciones aún mucho siendo leyenda cuidado con ellas.
Un fuerte abrazo y feliz semana.

Rafa Hernández dijo...

Siempre se ha tenido muy mala fama, sobre las maldiciones gitanas, porque la verdad escupían fuego por la boca. Buen relato.

Besos.

Gladys dijo...

Yo siempre oí barbaridades de las gitanas, pero la verdad nunca tuve alguna cerca igual les tengo mucho respeto jejejee, una gran historia amiga un placer leerte siempre. Saludos feliz semana.

JAVIER PACO Y EL LOCO dijo...

4 HIJAS y 6 nietas , ha sido realmente una bendicion , si es asi trataremos de ser maldecidos jaja , Tengo 3 hijas y son el sol de mi vida junto a mi mujer y mi perro que tambien es hembra Mas hermosas las tradiciones estan en sus vestidos , sus bailes y su musica que Dios los bendiga

Sandra Figueroa dijo...

Excelente relato...... siempre tuve curiosidad por los gitanos....hasta creo que en vidas pasadas fui uno de ellos....Este relato me a gustado mucho....saludos

Ernesto. dijo...

Una historia interesante Mariarosa.

Las "maldiciones gitanas", creo, están más en ese segundo orden de "boca para afuera" para dar miedo... Y "funcionan", si quien las "recibe" se las cree a pies juntillas.

Abrazos.

Franziska dijo...

Resulta un relato muy interesante y con esos giros inesperados que tú sabes darle siempre a tus narraciones. He disfrutado con su lectura. Quedo a la espera del próximo con mucho interés. Un abrazo,.

Mirella S. dijo...

Los gitanos tienen un mundo cerrado, con tradiciones ancestrales que respetan sin cuestionarlas. Hasta cuando aparece el amor y surge la rebeldía. Pero, en el fondo,
una parte del que se va queda atrapada al grupo de pertenencia.
Impecable, Mariarosa, me gustó cómo lo contaste.
Besos.

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

Bien contado, y con expectativas que son las que genera un buen relato de suspenso. Un abrazo.

El Baile de Norte dijo...

Como para no tener!las en cuenta... Bonito relato

Mª Jesús Muñoz dijo...

Suspense y maestría en tu relato, María Rosa...Impresionante ese final que nos hace pensar. La mente tiene una gran fuerza para el bien y para el mal.
Mi gratitud y mi abrazo, amiga.

Elda dijo...

Cuantos casos habrá como la historia que cuentas, sobre todo en esta época donde los jóvenes gitanos ya no son tan cumplidores de las normas.
Siempre me ha resultado muy curiosa esta etnia, aunque se sigue teniendo un poco de miedo por las actividades donde normalmente se mueven, como es la droga y los robos, pero claro, según el estatus que tengan y lo integrados que estén...
La historia estupenda y muy amena como todo lo que escribes.
Un abrazo Mariarosa.

Manuela Fernández dijo...

Entre reportaje, cuento, historia... me ha mantenido intrigada hasta el final. Enhorabuena.

carmen estany dijo...

Mariarosa, cuatro hijas y seis nietas son una bendición.El abuelo no podía maldecir a su nieta porque la quería mucho
Muy bien relatado y muy interesante de principio a final.
Un abrazo querida amiga

Mari-Pi-R dijo...

Yo que no soy supersticiosa y creo poco en todo esto, con lo cual no por tener tan solo mujeres lo dice todo.
El cuento es muy bueno, un abrazo.

VENTANA DE FOTO dijo...

Creo que tener una hija, te colma de felicidad...el sexo es lo de menos, lo que importa es que venga con buena salud y sea una persona de bien. no lo veo como una maldición, la maldició sería no tener descendencia o que se malograra todos los partos.

Besos

Meulen dijo...

Aunque quiero a los hombres , pero creo que para una madre
las hijas son una eetrna bendición...eso al menos lo se de mi cultura mapuche
y por regla general...la fortaleza viene del poder femenino preferentemente

Yo creo , que lo que señala el abuelo es por eso de los patriarcados
donde el hombre es como el más relevante en esa forma de cultura y las mujeres
aun son consideradas en ese plano que solo son dueñas de casa y criar muchos hijos

Me gustan los gitanos, los conocí muy de cerca donde vivía antes, incluso fui invitada
a sus ceremonias de casamiento ...pero supe igual de sus arrebatos

Me gustan por eso de la adivinación...como es algo que me gusta de lo mágico y misterioso

Un abrazo , tengas muy buena semana.

lanochedemedianoche dijo...

Tus relatos son increíblemente especiales, siempre me sorprendes amiga, de verdad con los gitanos no hay que jugar.
Abrazo

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Si es una maldición, no es para temer.
Bien contado.

José A. García dijo...

¿Y qué poder tiene una persona sobre la genética de los nacimientos de las generaciones futuras?

En fin, cada uno elige en qué creer.

Suerte!

J.

Joaquín Galán dijo...

Un pueblo,el gitano, orgulloso de sus tradiciones que sabe que si las perdiera,desaparecería para siempre.
Un relato muy bien estructurado.

Abrazo Mª Rosa.

Flor dijo...

Hola guapa , vaya con el relato de las maldiciones Gitanas , en verdad te digo que hay de todo , pero siempre hay que guardarles el aire , como se suele decir , me a gustado mucho tu relato
te deseo una feliz semana , besos de flor.

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