jueves

El Círculo.








Los últimos rayos del sol atravesaban el ventanal,  la habitación cobraba  tonos dorados y un beso de sombra acariciaba los muebles.
En una mecedora, la anciana bordaba. Sus manos ligeras, sabedoras de giros y enlaces iban dibujando figuras en la tela. Envueltos como ovillos, sus gatos, dos negros y uno blanco, dormían a sus pies. Cada tanto,  uno de ellos alzaban la cabeza y la miraba, luego continuaba con su celebración del descanso.
La vieja detenía su tarea y recordaba.  Su pensamiento volaba a los tiempos juveniles donde el dolor era algo desconocido para ella, palabra que sólo los mayores pronunciaban. Épocas donde el baile, los amigos y la alegría ocupaban su vida.
Se cansa de bordar  y deja el sillón. Recorre la habitación.  Va acomodando  los libros del estante, recorre los retratos de la familia: papá, mamá, los va nombrado suavemente, como si los llamara.
Se detiene frente a la ventana, apoya la frente en el cristal y observa las sombras que van tragando el paisaje y se llevan los tonos rojizos del horizonte.

Como todas las noches, llegan las voces. Voces sin rostro. Las reconoce; una es su madre que regresa desde el fondo del tiempo y le dice;
—La cena está lista Nene.
Se dirige lenta hacía la cocina, sobre la mesa, la sopa humeante la espera.
Los gatos la siguen, trepan a una silla y esperan.
La anciana come, les cuenta de sus dolores y los mininos escuchan. Regresan las voces. Ahora es su padre quien habla. Voz firme, clara:
—Apaga las luces y vete a dormir.
Ella obedece igual que en la infancia. Deja el plato sobre la mesa, le da de comer a los felinos y camina lentamente hacía su cuarto.
—Padre —dice alzando la voz— cierre las puertas y las ventanas. Nadie responde. Sólo se escucha el sonido de las llaves al girar.

Al día siguiente, la vieja entrará en la cocina, preparará el mate y tostará el pan. Con paso lento, como cada mañana, abrirá las ventanas. Los gatos la seguirán pegados a sus piernas.
Correrá las cortinas y la luz de un nuevo día entrará en la habitación y el círculo se iniciara de nuevo.






23 comentarios:

Rafael dijo...

Llega un momento en la vida que todo es como ese "círculo" que definen tus letras.
Un abrazo.

Joaquín Galán dijo...

El tiempo es relativo,vivimos varios tiempos a la vez,sobre todo cuando los años ya pesan y la nostalgia se apodera de nosotros.
Un relato dulce y apacible,como su protagonista.

Un abrazo

Elda dijo...

Que triste, todos los días con la misma rutina y hablando con las ausencias, pero nunca se sabe como va a terminar uno, aunque hoy día las personas mayores tenemos actividades que nos mantienen en forma y con otras formas.
De cualquier manera es un relato muy bonito y que hace pensar...
Un placer como siempre leerte M. Rosa.
Un abrazo.

lanochedemedianoche dijo...

La rutina es parte de la vida, sin darnos cuentas repetimos las mismas cosas, es verdaderamente un circulo que viene desde el nacimiento si lo vemos así, el al paso de los años lo acentúa, excelente María Rosa.
Abrazo

Margarita HP dijo...

ES una historia triste y asidua, me temo. Esa soledad. Y tiene recuerdos de sus padres, no sabes la de veces al día que yo agradezco tener los míos aun.

Muchos besos preciosa. Una historia magnífica :D

Mari-Pi-R dijo...

Este circulo de la abuela es tan vivo que me sentí reconocido en él.
Que Dios te bendiga por tus buenos escritos, un beso.

El Aventurero de Papel (Ana Granger) dijo...

Hola!! Es un relato precioso, aunque me ha dado un poco de pena y nostalgia. ¡Gran relato! Besos!!

Mirella S. dijo...

Cuando alguien queda atrapado en el tiempo que ya no es, se crea ese círculo
de rituales que tan bien describiste.
Un abrazo Mariarosa.

Adelina dijo...

Qué precioso relato... Es cierto que cuando se hacen ancianos es como si volvieran a la niñes y siempre llaman a su madre...

Muchos besos.

J.P. Alexander dijo...

La vida sigue es una linda historia, aunque algo triste.

El Baile de Norte dijo...

Hermoso relato,... una verdadera reflexión de como entramos en un círculo que se intensifica con el paso de los años, con la acumulación de recuerdos,...

Recomenzar dijo...

Qué maravilla
tu texto da paz
gracias

Meulen dijo...

Invariablemente todos vivimos ese círculo
Es el sino de nuestra vida y al fin cerrarlo
Claro a mi me gustaría tener mas que gatos de compañía...pero asi como voy , no se puede.

Besos

🐦🌼🐦🌼🐦🌼🐦🌼🐦🌼🐦

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

La memoria de los padres y sus marcas. que aún después de su muerte, se expresan en las rutinas. Hay que vivir la vida, aprecio como enseña del cuento, desde uno mismo. UN abrazo. Carlos

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

La memoria de los padres y sus marcas. que aún después de su muerte, se expresan en las rutinas. Hay que vivir la vida, aprecio como enseña del cuento, desde uno mismo. UN abrazo. Carlos

Soñadora dijo...

Su corazón se quedo a vivir de sus recuerdos. Tiempos de nostalgia.

Un abrazo!

carmen estany dijo...

Hola Mariarosa.Un cuento muy realista.A medida que la edad avanza vas recordando con más nitidez los consejos de los padres,y aún sin ser muy conscientes actuamos de forma parecida a como ellos lo hacian.Claro que actualmente tenemos a nuestra disposición unos adelantos que ellos no tenian, y esto nos permite poder salir de este circulo.
Te mando un fuerte abrazo
Carmen

José A. García dijo...

Algunos le dicen círculo, otros rutina, aun cuando no sea necesario salir de la propia cabeza.

Saludos,

J.

Alicia dijo...

Es un relato precioso. Me encanto. Besos

Anónimo dijo...

Es una historia de vida,...una historia con visos de realidad, de cotidiana y densa realidad..Una historia donde la anciana convive en una atmósfera compatible con la carga de la edad. Donde los gatos, los recuerdos , y las voces forman parte insustituible de una trama brillante. El tiempo se encargará de su decoloración. Magnífica la idea. Saludos María Rosa. Juan Angel Petta.

buhoevanescente dijo...

hola! fantastica historia , mezcla de añoranza y nostalgia, tierna y triste, muchas emociones en estado puro! gracias, vas al muro junto a los relatos de Francisca que sueña como tu , mundos especiales! saludosbuhos

Abuela Ciber dijo...

Seres sumisos con la vida
Pienso que de alguna forma a esas edades debemos seguir comprometidos con el projimo y tener diferentes formas de darnos asi los dias se pueblan de musica y colores
Grato como siempre leerte
Cariños

Sara O. Durán dijo...

Quizá no nos libremos de la soledad en esos años. Nunca podemos saber cómo será, por más sociables y bellod que seamos de jóvenes.
Besos.



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