En todo barrio existen leyendas,
historias de vida verdaderas o nacidas del glosario popular, donde la
fantasía juega con la realidad y en las
que los años y la imaginación agregan nuevas
etiquetas que agrandan al argumento.
Tendría yo unos ocho años cuando el
rusito cruzó corriendo el patio de
casa y entró en la
cocina, en ese tiempo las casas no
llevaban llave y mi puerta como todas las del barrio eran brazos abiertos
para los vecinos.
-Murió la viuda de Gardel —dijo
jadeando.
Salimos corriendo, bebiendo el aroma de
los malvones y llegamos a la esquina, donde un grupo de vecinos reunidos en la
vereda denunciaban con sus caras compungidas el momento que se vivía.
Entramos. Me escabullí y entré a la pieza de la viuda. Me sorprendió ver en la habitación muchas
fotos de Gardel, con amigos, con su guitarra, con sus músicos, era
un empapelado en las paredes. Un señor alto me descubrió, me tomó de un brazo y
me sacó de un tirón diciendo que ese no era lugar para niños.
El rusito y yo nos sentamos en el cordón
de la vereda. Hablábamos de Rosario, de la historia que en torno a ella tejían
los vecinos. El rusito, con sus once años, me decía que el amor nos puede elevar o hundir
según los sentimientos que pongamos en él.
En realidad nadie sabía si
verdaderamente había sido novia de Gardel. La mayoría de los vecinos la consideraba una
ilusa, una tonta que imaginó por años
ser la amada del cantor y que al final terminó creyéndolo. Mi madre hacía
cálculos y encontraba que al morir el
cantor en el año treinta y cinco, Rosario tendría más o menos veinte años, muy
pocos para ser novia de alguien de
cuarenta y cinco.
Rosario siempre hablaba de Carlos, de su buen carácter y de cómo le cantaba al oído canciones de amor. Relataba sus cuitas con las vecinas y ellas luego lo comentaban entre mate y mate, asegurando que la pobre desvariaba. Rosario vivió para venerar a Gardel, abrazada a sus anécdotas y fotos. Verdad o mentira, ella envejeció fiel a su recuerdo.
Por
la tarde los vecinos llegaron a
dar el pésame a la familia, en el salón comedor un coro de voces grises rezaba el ángelus; el rusito y yo nos metimos
en el cuarto de Rosario, no había nadie. Él curioseaba en su mesa de noche, sacó
un libro de oraciones y al abrirlo cayeron varias fotos, los ojos se nos
abrieron como monedas: Eran imágenes de Rosario muy joven, abrazada a un sonriente Carlos Gardel que la miraba embobado.
Quedamos mudos.
—Entonces era cierto —dije sin dejar de mirar las imágenes— ¿Y si se las
mostramos a los que dicen que estaba loca?
—No —dijo el rusito— si ella las ocultó por
algo habrá sido. Con
fotos o sin fotos, ella siempre
va a ser la viuda de Gardel.
23 comentarios:
ERES MUY CREATIVAAAAAAAAAA.
ABRAZOS
Una historia que bien pudo ser verdad...
nunca se sabe...después de todo los famosos siempre tienen más de una historia escondida...
y la que estuvo siempre esperando...ni modo...sucede...al fin lo único que al fin llegó, fue la muerte.
Una bonita historia, sea o no verdad tu las has relatado maravillosamente, con ese estilo de buena pluma que tienes.
Un placer y un abrazo.
Bonita historia. Un beso.
Ese tango que suena real y que se siente cercano. Un placer el leerte.Mi cariño.
Una entrañable historia MªRosa, donde se refleja el tango de la vida a través de unos pasos. Abrazos!!
Un buen rato de lectura con la viuda de Gardel, de amores se vive así que de ilusiones.
Un abrazo.
Bonita y entrañable historia. Carlos Gardel significó mucho en la vida de mi generación y eso que yo era muy joven cuando ví una película sobre su vida y el accidente aereo que sufrió cuando iba camino de su ciudad. Pero es que los tangos que cantó, algunos de los cuales, no he podido olvidar y que, a veces, yo que soy muy atrevida, me he puesto a cantar. "Volver con la frente marchita, las nieves del tiempo platearon mi sien. Sentir que es un soplo la vida, que veinte años no es nada...etc.
Las voces y las letras que cantó dejó en ellas el alma colectiva de su pueblo, esa entraña tan propia y desgarrada que cuenta los afanes, amores, alegrías y tristezas.
Has escrito una bonita historia. Sí ha sido un placer leerla y los recuerdos que también han llegado a mi memoria. Gracias por compartirlo. Un abrazo. Franziska
Lo resuelto por los niños es magistral
C ariños
Bonito relato. Cuántas viudas habrá dejado Gardel!! Qué recuerdos de: Mi Buenos Aires querido, cuándo te volveré a ver...mi padre era un admirador del mejor cantante de tangos que ha existido y mi madré también, así que yo todavía me emociono si oigo algo de él. Un abrazo M. Rosa.
Que bien discurre el chiquillo, si ella nos las enseñó por algo sería.
Un saludo MªRosa.
María Rosa, la vida quiso que los niños descubrieran las fotos de ese amor...Y es que la inocencia, tiene un sexto sentido e intuye la verdad de las cosas...
Mi felicitación y mi abrazo por tu buena prosa, amiga.
Un hermoso relato, que bien se puede confundir con la realidad.
Feliz fin de semana.
Un abrazo.
La historia es muy bonita Mª Rosa, realidad o leyenda da igual, dejemos volar la imaginación. Un fuerte abrazo y buen fin de semana. @Pepe_Lasala
Linda historia!...cuantas de esas habrá en los barrios...
La realidad supera casi siempre la imaginación/creación popular... En este caso y en el de tantos de manera muy bella.
Acertada decisión del joven, de ambos, de preservar la intimidad de la mujer. Además, ¿qué habría que aclarar, los comentarios ajenos? Estos navegan siempre incluso cuando las evidencias los desmontan!
Abrazo, Mariarosa.
Era posible que una mujer de 20 fuera la novia de alguien de 45. Y al final resultó ser cierto.
También cierto ese planteo al final. Esa gente no se merecía la comprobación de la verdad.
Comulgo con la idea de que es posible la relación a pesar de la edad,..el amor no tiene edad preferencial,...solo es una circunstancia. Y es mejor que los vecinos se quedaran con la duda...habian creado un mito alrededor de la dama fallecida....No se merecían la aclaración...Saludos María Rosa. Tu admirador Juan Ángel Petta
Hombres, y mujeres, de poca fe. Siempre buscando y necesitando pruebas...
Saludos,
J.
Que historia más hermosa y triste a la vez María Rosa. Qué bien relatado, yo he estado en esa habitación a través de tí, y he sentido lo que esa mujer albergaba en su corazón. Precioso, y de veras, enhorabuena amiga :D
Me encanta, que sean prácticamente un os niños, quienes le hacen marco a esta leyenda de la viuda de Gardel. Qué final hermoso. nadie se lo espera. Un beso. carlos
Maria Rosa aprendi a gostar de tango com meu pai, e com ele conheci a música de Gardel. Quando estive em Buenos Aires, há mais de vinte anos, comprei um disco de Goyaneche. A parti daí começou minha dúvida sobre quem seria o melhor dos dois.
Um dia, aqui em Porto Alegre, falei com o maestro de nossa Orquestra Sinfônica, maestro nascido e criado em Buenos Aires, então perguntei-lhe: "Quem é melhor, Gardel ou Goyaneche"? Sua resposta foi rápida: "Gardel". Falou de como Gardel interpreta (ele está vivo nos discos e no cinema) o tango, sua musicalidade, afinaçã etc. Depois daquele dia não mais tive dúvida de que Gardel é o maior intérprete do tango (e milonga).
Gostei de tua história, vivida na infância. Parabéns.
Um abraço.
Pedro.
Sos una genial y encantadora creadoras de historias bellas y de mucha fantasía, esta me sacudió el corazón.
Abrazo
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