¿Cómo puede creer que yo le robé a la señora Agustina Molinejo Paz?
Ella es una mujer encantadora, usted lo
puede apreciar cuando habla con ella, tiene
una delicadeza que deleita al mirarla, sus ojos parecen recorrerla a una como una
caricia. ¿Quiere saber cómo nos conocimos?
En la plaza San Martín.
Me había sentado sobre el césped, el sol
del medio día era una gloria sobre la piel, hacia tres días que me mantenía a
caramelos y a sobras que encontraba en la puerta de atrás de los restaurantes.
Usted me pregunta ¿por qué no trabajo?
¡Yo quisiera saberlo!
Mi vestido viejo y ajado de tanto andar
por la calle y durmiendo en la estación de Retiro, aleja a la gente. No soy
confiable y sepa que eso de que la ropa no hace al monje; es mentira. La ropa
puede convertirnos en aceptables o despreciables. Por eso cuando la señora
Agustina se acercó y me conversó de la importancia de ser solidarios con el
necesitado, yo le creí. Me dije; al fin un ser humano que ve más allá de las
apariencias. Me ofreció ir a su casa a bañarme y darme ropa limpia, acepté, no
podía dudar de alguien tan educado, era tan fina al hablar y al moverse, que me sentí elegida
por los ángeles, esos, que decía mi vieja me cuidaban.
Fuimos a su casa, me pareció un castillo de cristal, me acompañó
hasta el baño, llenó la tina, dejo ropa
nueva sobre un mueble y se retiró, yo me
quité los trapos que llevaba y me
zambullí en el agua como una mojarrita.
En mis dieciséis años era la primera vez que me metía en una bañera, imagínese,
perdí la noción del tiempo.
Cuando la señora Agustina me vio lanzo
un gritito de entusiasmo, me trenzó el pelo y me dijo que parecía otra. Esa noche me quedé,
dormí en un cuarto, que me dijo era para huéspedes. Hasta pensé, que en una de
esas, ella me adoptaba. ¡Qué ilusa que fui!
Al día siguiente fuimos a comprar ropa,
zapatos, tenía miedo de despertarme o caerme de la cama, tanta felicidad
debería ser un sueño.
Al fin, di de narices con la realidad, el piso del
castillo se convirtió en un cristal
quebradizo y tuve la sensación de que se iba a partir y me iba a tragar la nada. Yo
soy chica, pero no tonta. He vivido en la calle y he visto todo tipo de sinvergüenzas
que compran a las pibas por monedas.
La señora Agustina me quiso convencer con
ropa, una casa y regalos. Le dije que yo no era trola, se lo dije bien, sin
ofenderla, le expliqué que no soportaba
que me tocara, que me besara de esa manera, así que le agradecí su generosidad
e intente salir. Ella comenzó a gritar y cerró la puerta. Se convirtió en otra
persona. Alzaba los brazos, golpeaba los muebles y me dijo cosas feas, esas palabrotas que se dicen los borrachos de la calle cuando pelean. Llamó al
911 y me acusó de ladrona, ¿ladrona de qué? Si no tenía nada, solo la ropa que llevaba
puesta y que ella me regalo, porque la mía era un desastre y ella la tiró a la
basura.
Me alojaron en la comisaría y después de
una semana las policías me trajeron ante usted, y acá estoy sin entender cuál fue mi delito
señor Juez.
24 comentarios:
Olá Maria Rosa.
Uma narrativa muito interessante, com a força capaz de prender
a minha atenção até o seu final. Parabéns.
Uma ótima semana.
Abraço.
Pedro.
Bonita confesión con ese toque de ironía.
Un abrazo.
Siempre es una lección el leerte, mi aplauso sincero. Un abrazo.
Consiguió un buen abogado, tal vez de esos que aparecen en televisión, o denunció toda un acoso de una mujer a otra.
Interesante ambigüedad del relato.
Un abrazo.
Me gustó mucho la frescura del lenguaje de la chica para contar su triste historia.
Lo hizo con una voz inocente, honesta, sin cargar las tintas sobre su vida de abandono, sola en la calle.
¡Muy bueno, Mariarosa!
Besos.
No te dan nada gratis en la vida desgraciadamente, pero también hubiese podido caer en manos de una buena persona e incluso adoptarla.
Un abrazo.
Muy bueno!!!!!
Seres que viven solo el lado oscuro de la vida
Cariños
Un buen relato amiga María Rosa. Confesar algo así bien vale un aplauso, no todo el mundo lo hace. Creo que en ocasiones nos adelantamos a lo que está por acontecer, es por eso que tal vez nos perdemos algo en la vida, que bien hubiera podido ser, pero que por circunstancias no fue.
Un gran abrazo lleno de primavera para ti.
Hola María Rosa: Hermoso relato con un final inesperado, cosas que pasan en una gran ciudad. Un abrazo!!
Historia interesante y bien desarrollada. La vida misma! Pues cosas como estas están a la vuelta de la esquina.
Un abrazo, Mariarosa.
Una historia inquietante desarrollada de maravilla y con un tema estupendo para reiterar que en muchas ocasiones las apariencias engañan y no hay que fiarse de nadie a la ligera.
Me ha gustado mucho Mariarosa.
Un abrazo.
Espero que al menos el juez sí lo entendiera, y que hiciese comparecer ante él a quien tenía que haber comparecido.
Feliz tarde, madame.
Bisous
Como los buenos cuentos del colombiano F. Gómez. UN abrazo. Carlos
Otro de tus inmejorables buenos relatos. Te felicito. Un abrazo. Franziska
Un relato fresco maravillosamente contado. Mi felicitación M.Rosa.
Un cálido abrazo
Hola, María Rosa. Escribes estupendamente, muchas gracias por tu visita, aquí estaré leyéndote cada vez que publiques. Porque te agrego a mis blogs favoritos.
Un abrazo!
Como todos los tuyos, uno más de tus maravillosos relatos. Felicidades.
Feliz fin de semana.
Un abrazo.
felicidades Mariarosa
buen trabajo
saludos
Hermoso relato...
cuando la vida nos golpea de frente ...al fin nada sorprende no?
otra verdad que el protagonista reafirma que nada es gratis y que hay muchos seres humanos perdidos
que tratan de satisfacer sus bajos instintos con el atropello del otro
sin importar nada...
cuantas injusticias a+un se manifiestan y seguirán forjando en la calle
por la irresponsabilidad de quienes tiene el deber d e cuidar y velar por los hijos e hijas desde que nacen...
saludos y mi aprecio siempre.
Un relato donde ves la mala intención de algunos y la honradez de los que no se dejan sobornar.Esperemos que el señor juez llegue hasta el fondo del caso y reconozca la inocencia de la chica de la calle.
Una historia llena de realismo; cuantas chicas padecen estos abusos o parecidos, en contra de su voluntad.Esperemos se encuentren soluciones para este drama.
Un abrazo
Un posteo difeente...mejor dicho Una Historia Diferente. Porque es toda un historia que puede transformarse en verídida en cualquier momento....Así tal como la escribiste...Tu imaginación se plasmaría en un hecho policial mas que aciago para la jovencita...Y pensar ue siendo posible, ¡¡¡cuanta tristeza, que violenta afrenta al ser humano. Veo que estás puliendo tu producción....Como Casrlitos,...cada día escribís mejor...FueRte abrazo y ¡¡¡FELIZ DIA ,....MAMI..!!!Juan Ángel Petta
Excelente desarrollo de este relato con un final no esperado.
Abrazo
Buen final para un relato bien escrito..
Me encanta tu blog y la pagina Google+
Te sigo.
Y su único delito era creer en que aún había personas con humanidad...
Un placer leer tus cuentos, con ese toque tan tuyo y tan maravilloso.
Un besito
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