Eran dos solitarios que
creían en el amor y las encrucijadas de la vida los había llevado por
diferentes senderos dónde las ilusiones se duermen en la rutina habitual de una
oficina y entre legajos amarillos.
Sabían que el amor los estaba
esperando, lo presentían en cada
suspiro, en el insomnio de algunas noches en que, con sólo cerrar los ojos,
intuían la química de otro ser, cercano a su piel.
Entre los designios que los acercaban
estaban los cuentos de Cortázar, los leían y releían; ellos creían ser dos
cronopios, pero en realidad, eran dos famas a los que la rutina había
convertido en buenas personas con esperanzas bobas.
Una vez mirando una vidriera se rozaron y el cosquilleo de la piel del otro no los sorprendió, otro día era Navidad y ella subió al colectivo cargada de paquetes, él le cedió el asiento y nuevamente se ignoraron; dos famas totales. No había llegado el tiempo de la revelación. Todo encuentro amorosa debe tener el momento y contexto justos.
Hasta que una mañana entre las góndolas del supermercado, el lugar menos romántico, sus miradas se encontraron. Y sucedió lo increíble, un sonido de campanitas y gorjeos de pájaros flotaron en el aire para ellos y las luces del súper comenzaron a titilar manifestando una explosión de verdes en todos los tonos, y ya nada fue importante, ni el precio de la manteca ni el color de las manzanas. Y la vida que siempre complica las cosas, se hizo la desentendida, miró para otro lado y ellos creyeron flotar y sus ojos vivieron una fiesta y se les reveló la verdad: se habían encontrado y se habían convertido en dos cronopios, simples y enamorados.
Una vez mirando una vidriera se rozaron y el cosquilleo de la piel del otro no los sorprendió, otro día era Navidad y ella subió al colectivo cargada de paquetes, él le cedió el asiento y nuevamente se ignoraron; dos famas totales. No había llegado el tiempo de la revelación. Todo encuentro amorosa debe tener el momento y contexto justos.
Hasta que una mañana entre las góndolas del supermercado, el lugar menos romántico, sus miradas se encontraron. Y sucedió lo increíble, un sonido de campanitas y gorjeos de pájaros flotaron en el aire para ellos y las luces del súper comenzaron a titilar manifestando una explosión de verdes en todos los tonos, y ya nada fue importante, ni el precio de la manteca ni el color de las manzanas. Y la vida que siempre complica las cosas, se hizo la desentendida, miró para otro lado y ellos creyeron flotar y sus ojos vivieron una fiesta y se les reveló la verdad: se habían encontrado y se habían convertido en dos cronopios, simples y enamorados.
24 comentarios:
Todo encuentro... debe tener el momento y contexto justos.
Así es la vida, Mariarosa.
Un abrazo.
Esos encuentros que nacen aun sin que nos demos cuenta, esos sinsentires que empapan todo, el sentir de cuando escribes. Mi admiración. Desde Galicia mi cariño.
Me encantó la alusión a los cronopios y los famas de Cortázar, le da un tono especial a un encuentro que debía ocurrir, como tantos otros, en la conjunción de hechos y tiempo justos.
Muy bueno, Mariarosa.
Besos.
Todo encuentro de este tipo es mágico.
Abrazos y feliz semana.
Bienvenidas las personas con esperanzas bobas
Ya tenemos muchas con maldades
Tus palabras ayudan a dar color al dia
Cariños
Cuando ha de ser será
cuando la punzada abraza
y las mariposas danzan
al unísono
Preciosa historia ains.. con lo romántica que soy ''
me dejas suspirando
volveré me has recordado una canción
ahorita vuelvo
abrazos¡
https://www.youtube.com/watch?v=ZP0G5JHPF-M
Espero te guste ,
lo mismo la conoces
besitos
Qué final tan bello! No es fácil arrancar romanticismo a un supermercado, pero indudablemente usted lo ha logrado.
Feliz día.
Bisous
Nunca se me habría ocurrido hacer que el amor surgiera en un supermercado pero tu lo has hecho de maravilla.
Un beso
En donde menos uno se espera allí se encuentra, aunque el lugar no fuese muy romántico bien era el momento del encuentro amoroso.
Un abrazo.
Me ha pasado alguna vez lo que cuentas y es maravilloso, parece que te vas a desmayar de la emoción, fue en un colectivo cuando estudiaba y viajaba a Rosario. Recuerdo que me temblaban las manos y a él se le cayeron todos los libros jajaj.
Nada tiene importancia a tu alrededor. Es un momento único e inolvidable.
Un beso querida amiga.
Tendré que releer a Cortázar...
Saludos,
J.
Una vez que la vida dejó de poner obstaculos. Y dejó que pasara un encuentro, que los lectores deseamos desde el principio de tu relato.
Un abrazo.
Luego del comentario que hizo la bella Luján Fraix,...¿que puedo agregar...? Solo diré que me gustó mucho. Juan Ángel Petta.
Esta donde menos lo esperas...
Abrazo
De famas a cronopios y toda una travesía. Muy bello.
Besos!
Cuantos amores envejecieron y murieron por falta de arrojo de los enamorados.
Feliz fin de semana.
Un abrazo.
Es un relato muy gracioso. Te felicito por el giro.
He abierto un nuevo blog dedicado a mi obra poética de los últimos 15 años y que está, en su mayor parte, sin publicar. Nada que ver con el juego de la palabra dada. Si te apetece, puedes encontrarme en:
http://franciscagarciamenendez.blogspot.con
la página se abre bajo el título "El cantar del raitán"
Un abrazo. Franziska
Acabo de ver que me he equivocado, debí decir "El canto del raitán". Besos.
Los corazones están ahí, y cuando brillan es especial. Precioso cuento amiga, un abrazo.
Un saludito querida Maria Rosa en este atardecer de primavera.
Que tengas bonito fin de semana y gracias por tu generosidad siempre, por compartir y estar.
Cariños
se cumple eso que nunca se sabe en que lugar puede suceder un milagro...
o como se dicen que todas las vueltas dejan...
al final a ellos les dejó el mejor sabor y el mejor sonido
el latido del amor...
Abrazos.
Bello, traer a cuento los cronopios y famas, categorización de los seres humanos por Cortázar, para hacer este cuento de entendimiento del amor. UN beso. carlos
Así es. Química? Locura? Arrebato?...
Besos.
Publicar un comentario