Querida
tía Eulalia
Le
escribo desde este sorprendente París que gracias a usted estoy conociendo. Su departamento es muy agradable y, al estar en el centro, puedo
recorrer la ciudad sin problemas. Desde que llegué no he dejado de caminar por sus calles y plazas, donde la varita de algún
mago inventó un museo de estatuas al sol.
Me
emocionan los puentes, cuántas historias de amor habrán visto sus muros de
piedra. Últimamente estoy muy romántica, debe ser mayo que viste de primavera la ciudad, donde
las flores se asoman en todos los balcones y las floristas ofrecen sus ramos
por las esquina. Se respira diferente y la gente sonríe feliz, porque aquí,
tía, todo huele a azahares.
Pero
no todo es fiesta, también suceden incómodas situaciones en esta bella ciudad.
Hace
unos días, era lunes, salí con intención de recorrer la rue Rivolí. Debo haber
caminado más de una hora por la famosa avenida. Encontré una plaza muy arbolada.
Me senté en uno de sus bancos rojos, bajo un plátano florecido, cerré mis párpados y disfruté
la caricia del sol y algo muy suave rozó
mi nariz. Abrí los ojos sorprendida, ¿a
qué no sabe qué encontré? Una mariposa aleteaba junto a mi cara. Luego otra se
posó en mi mano y llegaron más; me rodeaban, era una maravilla. Pero tanto
juego a veces cansa, intenté alejarme y me siguieron, algo encontraban en mí
que las atraía, tal vez el perfume, no lo sé. Molesta por el asedio, apuré el
paso y ellas el vuelo. Di un manotazo al aire y dos cayeron sobre el césped; quedaron inmóviles.
Las otras las rodearon, aproveché para alejarme y casi corriendo llegué al
edificio. No esperé el ascensor, trepé por la escalera hasta el tercero y entré
al departamento. Agotada me dejé caer en un sillón, ese grandote que usted
tiene en el living y es tan cómodo. Debo haberme quedado dormida, al despertar
la habitación estaba a oscuras y me sorprendí. El reloj marcaba las 16 hs, imposible
que hubiera anochecido. Tía, usted no me va a creer. ¿Sabe qué había sucedido? Eran las mariposas, apretadas, una contra otra sobre
el cristal de la ventana. Comencé a gritar.
Me
serené. Viendo que no podían entrar, llamé al conserje y le presenté la
situación. No le dije nada de lo sucedido en la plaza, solamente le pedí una
solución al problema. Él me miró e hizo un gesto ambiguo que no logré entender,
pero me dijo que se iba a ocupar.
Al
día siguiente las mariposas seguían allí y al otro y al otro, imagínese, ya se
me habían terminado las provisiones, el conserje no aparecía y yo no me animaba
a salir a la calle.
Lo
llamé varias veces y siempre encontraba excusas para negarse. Decidí ir a
buscarlo. Al entrar en su pequeño despacho de la planta baja, me miró con
desdén y casi le diría con burla. Le rogué
que hiciera algo, que llamara alguna empresa fumigadora de mariposas y,
mientras hablaba, por una claraboya, ellas comenzaron a entrar, se posaron en
mi cara, manos, piernas, me puse histérica y le dije al conserje:
—¡¡Por
favor ayúdeme, las mariposas me van a matar!!
—¿Qué
mariposas señorita aquí no hay nada? —respondió con fastidio.
El
muy perverso no me ayudó; según él, no las veía.
Y
aquí estoy, escribiendo esta carta que llevaré más tarde al correo. Tía hay cientos de mariposas moviéndose en el departamento, vuelan por las paredes, por
el techo, descansan sobre los muebles y,
lo que es peor, caminan por mi piel y con suma delicadeza tiran de ella y me
arrancan lágrimas de dolor.
¡Usted
podría ayudarme, ya no sé a quién recurrir!
Su
sobrina que la aprecia: Titina.
La
carta llegó a Buenos Aires. La señora Eulalia abrió el sobre y comprobó
sorprendida que sólo contenía un colorido manojo de alas de mariposas, que como un arco iris cayeron sobre sus manos.
28 comentarios:
Hay mucha ternura en esas mariposas...
Un abrazo.
Sorprendente e interesante relato, Mariarosa.
Un abrazo.
Anhtony de Mello y sus enseñanzas...
Cierto que no siempre cogemos su sentido a la primera, y muchos de sus cuentos de sabiduría no rezuman su esencia hasta años después tras previas relecturas. Ello es, Mariarosa, porque se requiere ese cambio de conciencia que es meta en nuestras vidas.
Cuando el alumno está preparado aparece el maestro. Que no es nadie en particular, sino la propia comprensión.
Un abrazo.
María Rosa, tu historia nos muestra cómo el miedo puede convertirse en obsesión...Esas mariposas pacíficas y bellas resultaron ser un agobio y una fatalidad para la protagonista...El hombre crea sus propios monstruos, que le encierran en si mismo y le dificultan la vida...Mi felicitación por este relato, que no deja de ser un hermoso misterio.
Mi abrazo y mi cariño.
M.Jesús
Un cuento de terror. Muy bien contado. Le has dado un final
inesperado y muy bello.
De verdad, me has impresionado .Porque las mariposas no son muy
compañeras del miedo así que tuviste que darle vuelta al tema.
Un trabajo impecable.
APLAUSOS !
Todo mi cariño.
Me encantó el relato, Mariarosa, le supiste imprimir un clima agobiante y a la vez enigmático.
Cuántos miedos existen solamente en nuestra cabeza y los vamos agrandando en forma desproporcionada.
El final es bellísimo, muy poético.
Besos.
¿Una realidad o una alucinación?
¿Que tal si las mariposas se muestran hostiles o amistosas según el recibimiento que tienen?
Da miedo
Cariños
Estupendo relato, mis felicitaciones.
Un abrazo y mi cariño.
El final es muy delicado.
Me gusta leerte, un abrazo.
Relato obsesivo pero con final lleno de belleza.
Feliz día
Un abrazo
María Rosa hasta yo hubiera gritado jope que suspenso muy bueno !!! uufff lo deja con ganas , , un abrazo desde mi brillo del mar
UFFFFF LINDO Y CREATIVO RELATO.
ABRAZOS
Cada cual da un sentido a la casi naciente primavera, el mío sería el de los cadáveres de cientos de mariposas cubiertos de retrasados fríos.
Como siempre, un placer el leerte. Mi cariño y un beso.
Aunque Titina se haya asustado y agobiado, me perece bonito ser perseguido por mariposas de bellos colores... son inofensivas.
Abrazos.
Una genialidad tuya María Rosa, realmente un cuento tierno y sorprendente.
Beso
Tal vez esta tarde me centré más en intuir lo que tú pensaste al escribir esta historia , que en lo que a mi me produce al leerla, o tal vez , bueno seguramente es que te confieso que en ella puedo sacar varias conclusiones, como si de una fábula se tratase.
Mantienes esa intriga de la cual , a mi manera de ver, eres toda una maestra y a la vez esa ternura de la que siempre haces gala
Pienso en ella, y a la vez en mi, pienso que los cambios a veces nos sobrepasan, situaciones, sensaciones, lugares ... evolucionamos y ser conscientes de ello a veces nos aprisiona en nuestra particular jaula de grillos ( en este caso hermosas y sutiles mariposas)
Un placer siempre leerte querida María Rosa
un abrazo grande y un poco de brisa de mar para esa orilla que seguro que está un poco más cálida que esta :)
cuanta ternura y delicadeza hay en la misiva
abrazos Mariarosa
Muy buena la historia. Como decia uno de los mensajes. A veces el ser humano se obsesiona con algo que solo uno lo ve, o se siente molestos. Convirtiendo anas pobres mariposas que no joden a nadie en bichos molestos. No asi las moscas, mosquitos, cucarachas jaja
Te mando un abrazo
Un relato lleno de pánico y misterio.
¿Habrán despertado esas mariposas algún trauma de su vida?
Estoy convencida de que cada uno ve las cosas según su punto de vista.
¡Con lo que me gustan a mí las mariposas!
Siempre logras tenernos pendientes de tu inesperado final cuando escribes estos relatos.
Cariños en abrazos.
Kasioles
Las de Mauricio Babilonia, eran amarillas y formaban un nimbo alrededor de su cara. Todos las veían. Mariposas amarillas de fortuna y felicidad. Las de tu cuento, hechas para el gótico que caracterizan tus cuentos de gran urdimbre e hilvanada escritura. UN abrazo. Carlos
Hermoso y sorpresivo relato, con un inesperado final.
Feliz fin de semana.
Un abrazo.
Pues me había engañado usted, madame. No apostaba yo por ese final que hace reales a las mariposas.
Feliz tarde
Bisous
Me has tenido intrigado hasta el final. Muy buen relato María Rosa. Un fuerte abrazo y buen fin de semana. @Pepe_Lasala
Un relato novedoso por muchas razones,la más importante es que conviertes a seres adorables como son las mariposas en seres antipáticos y hasta crueles.Y luego ese final que nadie espera donde la aparente fantasía de la protagonista se convierte en realidad,una realidad que al parecer la vence.Se puede decir que has matado dos mitos de un plumazo,las mariposas y París.Pero eso sí,con muchíiiisimo arte...:)
Te deseo un un bello fin de semana María Rosa,y a ser posible,sin mariposas alrededor...
Un abrazo
Has realizado una narración de mucha altura, bonita y espectacular.
Abrazos
Mágico relato, lleno de encanto y de misterio. Preciosa historia. Un abrazo. Franziska
Impresionante relato, deja el alma encogida. Un abrazo.
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