domingo

El vuelo de una mariposa.



El aleteo de las alas de una mariposa  puede provocar una tormenta,  al otro lado del mundo.
Proverbio  Chino.



El día despierta  reflejando su luz sobre las hojas de los  ficus y  se filtra por la ventana de la cocina. El agua para el té hace minutos que hierve  y ninguno de los dos, ni Marcos ni su madre se han  dado cuenta.
El  dolor  late desde el centro de su  espalda, y trepa como una raíz  hasta su nuca, Marcos no da más.
—Por Dios ya no lo soporto  —su voz  suena  pastosa—  ha vuelto a resonar,  tam tam tam rataplam…
Sus ojos enrojecidos,  se cierran acosados  por  la fiebre y si intenta abrirlos, todo a su alrededor  cambia, hasta la imagen de su madre se ve distorsionada.
Ella prepara el té y dice tímidamente:
—Debemos hacer lo que dijo el doctor Racedo, pedir turno con  el neurólogo que nos recomendó.
—Mamá vos no entendés, hace seis meses que vivo en esta locura—Marcos se toma la cabeza con las dos manos, apoya los codos en la mesa, como si con ese gesto se aliviara—  ya pasamos por varios médicos, varios neurólogos  y ninguno encuentra solución. Ya no creo en ellos, esto va más allá de la medicina…
—Con tu pesimismo no vamos a ningún lado —dice su madre con fuerza.
—¿Dónde mamá… dónde querés ir…?


Las cinco de la tarde. 
Cai-yan regresa del colegio.
Las calles angostas de Ningbo parecen estrecharse más aún  al llegar al final  del empedrado. La casa rodeada de cañas de bambú, es la primera sobre la ruta de tierra y arena que desciende ondulante y  termina en el río.
Cai-yan deja sus cuadernos sobre la mesa, saluda a su madre con un beso y va en busca de su tambor.  No lo encuentra.  Llama a su mamá y  pregunta, ella no responde, mira al perro. Cai-yan  comprende, corre hasta el fondo de la casa. Allí están los  restos de su tambor.  ¿Por qué?  pregunta y la cola en movimiento de su perro le da la respuesta.  


Amanece un nuevo día, Marcos atraviesa el patio y entra en la cocina, el té y las tostadas ya están listas, el sol otoñal  parece haberse quedado dormido, Marcos mira a su madre  y le dice:
—No puedo creerlo, es la primera mañana en meses sin el  tam tam rataplan en mi cabeza, puedo respirar normalmente, giro la cabeza con naturalidad, es como si milagrosamente el sonido del tambor hubiera desaparecido.












25 comentarios:

MaRía dijo...

Confieso que hoy me has "descuadrado" dejado pensativa .. lugares distantes que repiquetean en cabezas ajenas , tal vez por algo que le sucedió a Marcos allá?
ay no sé ¡¡¡
me gusta leerte, y confieso que hoy me voy de tu casa pensativa , será el efecto mariposa ?

un abrazo y bienvenida ¡¡

Unknown dijo...

Hola María Rosa !
A mi me ha encantado . Es un cuento de tono absolutamente oriental.
un estilo que me fascina. Es una literatura muy profunda y especial
Se trata de poner especial atención en cada palabra para llegar al fondo.
Los orientales son maestros en el arte de escribir aparentemente "sencillo" con un buceo del alma impresionante.
Aplausos amiga !
Feliz regreso.
Muchos besos.

TIGUAZ dijo...

Precioso como siempre, con esa toque cálido que das a todo lo que escribes. Muchas gracias por regresar. Desde esta tu casa, mi cariño.

Rafael dijo...

Letras sencillas que llegan en su mensaje.
Un abrazo.

Kasioles dijo...

Quizás el aleteo de una mariposa, le hizo ver que el sol volvía a brillar y, en ese amanecer, se dio cuenta que ya se habían disipado los sonidos que atormentaban su mente.
De todas formas, he pasado un buen rato leyéndote.
Cariños y feliz semana.
Kasioles

Mari-Pi-R dijo...

Muy bueno, el perro tuvo la solución al problema.
Me encantan tus cuentos.
Un abrazo.

Mª Jesús Muñoz dijo...

María Rosa, tu historia nos viene a decir que todo lo que ocurre en el mundo repercute, de alguna manera, en cada uno de nosotros...El espíritu universal nos une a todos, somos eslabones de la misma cadena y los latidos del que sufre hacen su tam, tam en nuestras mentes...Los hilos de la causalidad se mueven misteriosamente y nos sorprenden.
Mi felicitación por esa profunda maestría que siempre nos muestras en tus letras, amiga.
Mi abrazo grande y mi cariño.
M.Jesús

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

Ahora comprendo ese retumbar que escucho todas las mañanas antes del primer café.

Abrazos.

María Socorro Luis dijo...


Y por qué no imaginar una realidad otra, que por alguna razón incomprensible se coló por un resquicio en la que vivimos?... Para mi, todo lo que se puede imaginar, es posible.

Ya sabes, me encantó tu relato. Te abrazo.

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Entiendo eso del efecto mariposa, que es la excusa del los meteorologos cuando no anticipan una lluvia o un granizo.
Un abrazo.

Ernesto. dijo...

Sólo de tu mano podía venir una historia como ésta. No sólo el misterio hasta el final sino la originalidad.

Un gran abrazo, Mariarosa.

Franziska dijo...

Interesante relato desde todos los puntos de vista, una situación producida por algo que cuya causa nunca conoceremos. Estupendo. Un acierto. Saludos cordiales. Franziska

José Manuel dijo...

Sorprende como sacas de un sencillo relato un interesante mensaje.
Me gustó mucho.

Feliz día
Un abrazo

el oso dijo...

¡Muy bueno! A veces nos cuesta reconocer ciertos enlaces y relaciones. Me gustó la familiaridad con que el relato se desarrolla poniendo las cosas en un orden normal.
Besos

AdolfO ReltiH dijo...

TÚ, SIEMPRE TAN EXCELENTE!!!!
ABRAZOS

Belén Rodríguez dijo...

Sorprendente final para una historia que me ha atrapado desde la primera línea.
Ese "efecto mariposa" no solo se da con un batir de sus alas, sino con muchas situaciones que, aunque no queramos nos afectan en cadena.
Me encanta volver a leerte!
Besitos.

cachos de vida dijo...

Hermoso relato. De esos que tiempo después de leido sigues recordando. Felicidades.
Feliz fin de semana.
Un abrazo.

ALMA GITANA dijo...

Que gusto volver a leerte Maria Rosa

Un beso

Soñadora dijo...

Fascinante el vínculo entre dos historias lejanas y unidas a la vez!
Un beso!

lanochedemedianoche dijo...

Que maestra eres María Rosa, un relato que al leerlo parece igual que otros leídos por ahí, me dejaste fascinada eres muy buena, excelente, gracias por compartirlo.
Abrazo

Gustavo dijo...

Si. Los japoneses tienen esa habilidad de escribir haikus. Por lo que entendi el perro se comio el tambor. Y chau tam tam y dolor de cabeza jja. Puedo estar equivocado

Diana de Méridor dijo...

Al final el perrito solucionó el problema. Pero el dueño del tambor quedará muy triste. Tal vez encuentre consuelo en otro juguete más silencioso.

Feliz tarde.

Bisous

Joaquín Galán dijo...

Ya conocía el proverbio chino,es de una gran belleza y profundidad en su mensaje,hasta el punto de inspirarte un relato como este.
Dicen que el planeta es un solo ente vivo y que lo que le ocurra en un lugar repercute en el resto de su organismo.Yo también lo creo,y aunque parezca que no es así,tarde o temprano sufriremos por las heridas de todo tipo que le estamos infligiendo.
Tu relato,desde la sencillez de una anécdota,refleja perfectamente esta correlación.
Me ha gustado mucho,por su mensaje y por su originalidad.

Abrazos María Rosa.

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

Esos sonidos quedan, aturdidores, como una fijación. Bello lo del perro destrozando el atabal, para cura del niño. UN beso grande. Me hacían falta tus letras. Carlos

Basilisa dijo...

Hermoso cuento que me deja su sabor en la mente. Un beso!

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