domingo

Renacer



¿Nos podemos volver locos de golpe?
No lo sé. Tal vez, lo que algunos consideran locura, para otros significa; vivir.               

Durante años don Facundo  condujo su bote desde un muelle de  la Boca a la otra orilla; la Isla Maciel. Un viaje corto que realizaban los vecinos de ambas márgenes, era barato, unas pocas monedas y se evitaban cruzar el puente Pueyrredón que consumía más tiempo y resultaba más caro. Las horas de Facundo transcurrían en el bote, iba y venía tantas veces al día que  perdía la cuenta de cuantos viajes efectuaba. Facundo conversaba con los pasajeros, los conocía uno a uno y sabía  de sus dramas y alegrías. Con la música del agua que chapoteaba en el remo, todos le contaban sus historias, pero nadie sabía quién era en realidad don Facundo, nadie le preguntaba por su vida. Años y años, de un ir y venir, mañana y tarde en su destartalado bote.

Hasta que una tarde iluminada de rojo, dejó a los pasajeros en el muelle y se alejó hacía el  Río de la Plata. El grupo que lo había esperado, quedó observando cómo se alejaba. En poco tiempo desapareció entre el agua oscura y el cielo claro de verano.

Pasaron días, semanas y meses, y  don Facundo y su bote, no aparecieron. Los vecinos  se fueron olvidando de él, hasta se tejieron historias sobre su desaparición. Alguien contó que el bote había naufragado, sin embargo no se encontraron  los restos.
Otro juró verlo en Uruguay caminando por las empedradas calles de Colonia y muy bien acompañado.
Juan el diarero, que había sido su único amigo, me dijo que lo vio sentado en un muelle  del Delta, pescando. Llevaba el mismo sombrero de paja que usaba en verano para cruzar el Riachuelo. Juan hizo detener la lancha en que viajaba, bajó y caminó hasta el  muelle donde lo vio pescando, el viejo ya no estaba, pero como prueba de su presencia, halló el sombrero de paja y un papel que decía; “treinta años son demasiados”. Juan entendió el mensaje, miró el paisaje verde, aspiró el perfume de los sauces y aromos, la primavera se palpaba en el aire, el sol era una caricia tibia y se fue pensando, cada uno vive su vida y su libertad como quiere y puede.
Y se alejó.

22 comentarios:

MaRía dijo...

Hola María Rosa

Unos pensarán que es locura, otra libertad, tal vez esa locura es la mayor fuera para ser y sentirnos libres ..
Hermoso relato , abrazas el corazón siempre con tus letras

Un abrazo cálido y mil gracias por tu huella

pd/ ya te extrañaba .. espero que todo vaya bien

lichazul dijo...

quien sabe nada el porque de algunas personas y acciones
en las calles vemos tanto universo paralelo

abrazos y buena jornada

Unknown dijo...

Buen día María Rosa. ¡Me encantó tu cuento ! Cada vida es un misterio.
Imposible el por qué de los destinos ajenos. Es muy personal.
Creo que tu protagonista eligió y esa elección es única y exclusivamente suya
Que tengas una linda semana !
Un montón de besos.

Geraldine, dijo...

Eso es libertad pura....que tantas explicaciones y avisar lo que se va a hacer...jajjaa...yo sigo el mismo camino, saludos!

Mirella S. dijo...

Tu relato me recordó a una antigua compañera de trabajo que vivía en la isla Maciel y cruzaba todos el días, ida y vuelta, en un bote. Todos se conocían, como en tu texto.
Me gustó el final abierto a la interpretación del lector, pero en la que predomina la necesidad de libertad y cambio.
Besos, Mariarosa.

Antorelo dijo...

Tus relatos nunca se sabe qué vericuetos van a tomar, eso los hace extraordinarios. Me ha encantado cómo has rematado el texto. Un abrazo, amiga.

TIGUAZ dijo...

Demasiado cortas esas vacaciones, demasiado larga la espera de tú regreso. Cada cual amolda el recuerdo a su recuerdo, y la barca de la vida a su historia, esa es la realidad. Un abrazo desde Galicia.

Bertha dijo...

Como no tenía que dar explicaciones a nadie: era un ser solitario y estaba cansado de hacer siempre lo mismo durante treinta años...?

Un relato que deja una puerta abierta al lector para que imagine lo que mejor se le ajuste...--Me encanta ese misterio que le das a tus narraciones.

Un abrazo MªRosa.

Mª Jesús Muñoz dijo...

Maria Rosa, en el título nos dejas ese vuelo en libertad que emprendió el barquero...Es necesario renacer de nuevo, dejar atrás la costumbre y la rutina y llenarse de nuevo de vida...Mi felicitación por tus bellas e inolvidables historias, amiga.
Mi abrazo de luz y mi cariño.
M.Jesús

Rayén dijo...

Me gustaría pensar que Facudo ya cansado de lo mismo se fue del lugar para iniciar una nueva vida: la propia.
Hermoso relato a veces es bueno abrir nuestras ventanas para que se renueve el aire.
Besitos.

Anónimo dijo...

Hola María Rosa
Me gustó mucho el relato, muy bien ambientado , pareciera sentir el esfuerzo de Facundo en cada viaje y el pasar de su vida en ese ir y venir en su bote.
Deja una reflexión ...cuántas veces remando siempre al mismo lado desgastamos la vida y tan solo con un cambio de rumbo puede traernos otras alegrías y salir de esa rutina que muchas veces pareciera que carcome el alma.....
Fuerte abrazo
Gracias por tu visita a mi blog

Abuela Ciber dijo...

Cambios que son necesarios, y un dia sin pensarlo dos veces......se realizan.
Encanto leerte
Cariños y te deseo una semana con mejorias.

Ernesto. dijo...

Entrañable historia, Mariarosa. Natural por otro lado. Así es la vida. ¡Así debe ser!

Cuando llega el momento, el de cada uno, y sin darle muchas vueltas, hay que tomar la decisión adecuada.

Un gran abrazo.

María Socorro Luis dijo...


Adoro tus relatos; esa atmósfera tan natural y sincera que sabes crear. Y siempre, con esos toques de poesía...

Mi abrazo amigo, con soplos de verano.

Diana de Méridor dijo...

"Como quiere y puede". Lástima que el "como puede" limite tanto y tantas veces el "como quiere".

Feliz tarde

Bisous

volarela dijo...

Una preciosa y serena ambientación natural para esta vida que voló hacia su felicidad.
A veces debemos cambiar el rumbo con valor e independecia, el alma lo pide y creo que siempre hay que escucharla.

Un abrazo con sonrisa :)

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Soñadora dijo...

Maria Rosa, tu historia de hoy me emociona, nuevos rumbos para don Facundo, tiempo de renovación.
Un abrazo!

AdolfO ReltiH dijo...

siempre nos cautivas con tus relatos.
abrazos

Unknown dijo...

¿O nos podemos volver cuerda de momento?
Pasa lo mismo cuando hablamos de desconectar, ¿acaso no sería más correcto hablar de conectar, por aquello de conectar con nuestro ser interior?
A menudo la sabiduría consiste en seguir nuestra locura en lugar de atender las voces de la razón.
Un abrazo, amiga. Me alegra verte de vuelta.

cachos de vida dijo...

Otra maravillosa historia de intriga y misterios, de esas que se recuerdan mucho después de haberlas leidos.
Feliz fin de semana.
Un abrazo.

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

La relevancia del cuento que deja espacio para que el mismo lector especule sobre la desaparación del barquero, lo que le da al texto un tono existencial. UN abrazo. carlos

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