viernes

El círculo




Siempre la encontraba en el mismo lugar, un banco de la plaza que en algún tiempo había sido verde  y  que ahora mostraba, sólo  restos de su antiguo color.
Se la veía muy anciana, su cabello cano, brillaba bajo el sol de la tarde que se iba desvaneciendo entre la enramada de los aromos. Ella lo miraba reflejarse en sus manos, jugaba con él, queriendo encerrarlo entre los dedos; tal vez, para que le diera calor.
Me descubría desde lejos, notaba  que sus ojos pequeños  se prendían a mi figura, no dejaba de mirarme y al  pasar frente a ella, me seguían, pesaban  en mi espalda. Era un extraño efecto. Una tarde levantó su mano, intentando  decirme algo, la ignoré,  seguí mi camino. Al día siguiente, repitió el gesto, entendí claramente que me quería hablar, no me detuve. ¿Qué podría decirme esa anciana? Mi apuro por llegar a casa, las tareas, la cena, eran más importantes.

El  lunes siguiente encontré el banco solitario, sólo hojas y una revista amarillenta, ocupaban su lugar. Tal vez mañana regrese, me dije. Una sensación de culpa se cerró en mi garganta. Nunca volvió.
¿Qué habrá querido decirme?

A veces quisiera preguntárselo a la gente que pasa  a mi lado con paso ligero y me mira con desgana, mientras contemplo  el sol de la tarde que se va desvaneciendo entre los aromos y  se desmaya  en mis manos, mientras torpemente intento encerrarlo entre mis dedos para que me de calor.


27 comentarios:

Unknown dijo...

Bellísimo relato María Rosa ! con tintes de una suave tristeza. Pintas tan magistralmente esa escena que seguramente se repite muchas veces. ! la prisa, el agobio y esta vida loca y siempre apurada a veces nos juega en contra.
Me gustó muchísimo.
Toda mi admiración .
Mil besos.
¡Buen finde !

TIGUAZ dijo...

Siempre es igual, el correcorre sin sentido, el trajín, esa vida loca, cuanta prisa...esos dos minutos que pudiéramos haber empleado, que pena. Cuando se nos marche el color, ¿quien nos hará caso? . Como siempre, una delicia el leerte. Desde tú otra casa mi admiración.

Rafael dijo...

Ocurre a veces y luego nos queda esa pregunta.
Un abrazo.

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

Hay instantes en la vida que no regresan y, a veces, los dejamos pasar sin darnos cuenta. No hay segunda oportunidad.

Un abrazo.

Pluma Roja dijo...

Debemos aprovechar las oportunidades en su momento. Luego quizá se olvida lo que queríamos decir.

Precioso.

Un saludo.

P.D. Te dejé una invitación en tu FCB.

AdolfO ReltiH dijo...

QUEDA ESE SABOR QUE ALTERA LA CURIOSIDAD. EXCELENTE TRABAJO.
ABRAZOS

Mª Jesús Muñoz dijo...

La vida nos llama y no la escuchamos y cuando nos damos cuenta, la vida se ha ido y nos quedamos solos en el banco...llamándola.
Un texto profundo, que nos llega al alma, Maria Rosa...Mi gratitud por ese talento, que nos regalas cada día. Mi abrazo de sol español.
M.Jesús

Antorelo dijo...

¡Magnífico relato! ¡Qué bien has retratado el momento! En varias ocasiones vi a una señora mayor sentada en un banco que daba de comer a unas palomas, me llamó mucho la atención y me dieron ganas de hablar con ella, pero lo fui dejando. Un día no volvió más. Jamás he vuelto a verla. Un abrazo

cachos de vida dijo...

Siempre queda un poquito de remordimiento y la duda de que habría querido decir aquella anciana solitaria del banco.
Un abrazo.

lichazul dijo...

lo sabremos sin duda cuando cada uno este viejo y sentado en un parque dando migas a los pájaros
para allá vamos todos

buen fin de semana MAriarosa

Unknown dijo...

Fíjate que al leer tu emotivo texto he pensado en una valiente abuela de Plaza de Mayo, inmersa en su nostalgia, en el ocaso de su vida, que vislumbra en aquella figura un familiar querido y lo llama para contárselo. Tu magnífico texto me ha producido esa visión.
Un fuerte abrazo, Maríarosa.

Kasioles dijo...

Precioso relato no exento de nostalgia.
Siempre tenemos tanta prisa para todo...
Muchas veces hasta nos pasa con los que tenemos más cerca, necesitarían mucha más atención.
Me ha gustado muchísimo.
Cariños en el corazón.
kasioles

Diana de Méridor dijo...

Seguramente quería decirle que el tiempo pasa deprisa, y que, al igual que ocurre con los rayos del sol, tampoco podemos retenerlo entre nuestros dedos.

Feliz comienzo de semana

Bisous

Manrique dijo...

Cuando observamos el agua del rio, en algún momento, creemos que siempre es la misma agua. Y nos equivocamos: el agua que pasa ya no vuelve más. Desaparece. Es como la vida, se nos pasa los minutos las horas los días sin apenas darnos cuenta.
Un relato muy realista.
Abrazos

Olga i Carles (http://bellesaharmonia.blogspot.com dijo...

En la quietud del verdadero silencio debemos hallar las respuestas.

UnAbrazo.
Gtacias

Soñadora dijo...

Conmovedor el relato que nos obsequias Maria Rosa, es importante reservar un tiempo para esos encuentros esenciales.
Un abrazo!

MaRía dijo...

Que preciosa historia de vida, cargada de melancolía y a la vez de una hermosa paz
venir a tu casa es sentir la quietud del momento , gracias por ello
Mis cariños siempre, amiga

pd/ gracias por pasarte por casa es una alegría tenerte a mi lado

Bertha dijo...

Una reflexión muy acorde con estos tiempos.Las prisas y que cada uno va a su aire. Sin tiempo para escuchar o escucharse; que también es muy importante.-La escena se repite...

Un abrazo Mª Rosa.

Abuela Ciber dijo...

Esos momentos magicos que por apuros dejamos pasar !!!!
Cariños

Lapislazuli dijo...

Triste e inquietante
Abrazo

Lapislazuli dijo...

Triste e inquietante
Abrazo

Joaquín Galán dijo...

Un relato que me ha emocionado y mucho,María Rosa.En esta sociedad de puro materialismo y de prisas no hay lugar para los ancianos.Los soportamos y poco más sin darnos cuenta de que todos vamos a ser ancianos algún día,en el mejor de los casos...

Lo dicho,me encantó.

Un fuerte abrazo y mi enhorabuena por tu gran sensibilidad.



María Socorro Luis dijo...


Magnífico. Dajas la emoción en las manos. Y en el alma· Dejas la emoción , la inquietud y tal vez la culpa...

Maravillosa forma de narrar. Zorionak, querida.

Elda dijo...

Como me ha alegrado tu visita, por ella he tenido la oportunidad de leer esta hermosa prosa que se ha colado en el corazón y me ha provocado un poco de tristeza. Has relatado una bella y sensible historia de esos momentos que la duda no hace atender a algo, con lo cual luego llega el arrepentimiento. Me encanta como lo has terminado, con esa visión del futuro en uno mismo.
Precioso, realmente me ha encantado.
Un abrazo y gracias.

Abuela Ciber dijo...

Gracias Maria Rosa por tu inquietud.
Te dire que de acuerdoa losañitos estoy bien ja ja
Mi hijo esta cada dia mejor, ya puede dar pasos con el andador.
En Teleton, esta concurriendo tres veces por semana , esta realizando una fisioterapia buenisima.
Teleton es una institucion con unas instalaciones magnificas para rehabilitacion y tuvo la suerte de ser acepeptado enseguida.
Cariños mil

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

El cuento sobre esta anciana, es muy humano, y más cuando queda flotando la duda, sobre lo quee la mujer buscaba decirle a quien narra la historia. Siempre la muerte se aparece, para no permitir que se sepa lo que buscaba revelar la anciana. UN abrazo. carlos

Anónimo dijo...


María Rosa, te los digo así, de una...SIMPLEMENTE, UNA JOPYA MÁS EN LA DIADEMA DE TU VIDA.Besos Juan Angel Petta

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