martes

Historia de un puñal.




La historia me la debe haber contado alguna de mis tías, de las que heredé  la imaginación y el placer  por el misterio. No la creí realmente, la consideré  otra de esas leyendas que se inventan en las familias  en alguna noche de frío y lluvia, propia de los tiempo en que no existía la televisión, ni facebook  y  que los años van  guardando en el fondo de nuestra memoria y allí quedó, hasta hace unos días.
“Un  lejano  pariente, fue protagonista  del suceso. Ramón llegó de España allá por 1920,  con diecisiete  años y muchos sueños.  Entró a trabajar como peón en uno de los stud del bajo Belgrano.
Se enamoró de la esposa de su patrón, llamada; Joaquina,  ella era muy bella y nunca sospechó la pasión que desató en el joven. Él la miraba de lejos cada vez que ella llegaba  a las oficinas de su esposo, Ramón admiraba su andar lento, su elegancia. Y entre tantos dones, había una mancha que afeaba los ojos de la mujer; era  muy celosa y tenía  motivos. Loyola, el marido,  era un pirata al que le gustaban las mujeres del bajo fondo. Era un tipo inteligente para los negocios y tonto en  cuestión de polleras, las mujerzuelas lo  visitaban en el stud, y con solo verlas,  ya se sabía a que venían. Una tarde Joaquina llegó sin avisar, el cochero la dejó en la puerta y esperó, como siempre. Ramón que sabía lo que estaba sucediendo en la oficina del patrón e intentó  detenerla, mostrándole el nuevo potrillo que habían traído esa mañana, no lo logró, ella algo presentía, ya que  siguió su camino  sin escuchar a Ramón.
Entró en la oficina.  Ramón observaba desde lejos y presintiendo el drama que se avecinaba. Vio salir a la  prostituta con el cabello en desorden  y  el  paso apurado, su figura  se perdió  por el pasaje  Blandengues. En la oficina, durante  unos minutos se escucharon gritos,  luego silencio.
Ramón temeroso, se acercó.  Por la  puerta entreabierta,  vio a Joaquina de pie con un puñal corto en la mano, entró. Ella parecía atontada, sollozaba muy quedó, la tomó del brazo, le quitó el puñal, lo limpió con  la camisa de Loyola que se retorcía en el piso y  lo guardó  dentro de la ancha y negra faja, sólo el mango de plata labrado con círculos, asomaba en la parte de atrás de su cintura. Empujó a la mujer  hacía afuera y la llevó hasta el coche. Regresó a la oficina, Loyola ya no se movía  y dio aviso a los demás peones. Dijo que lo encontró solo y mal herido. Horas más tarde,  Loyola fallecía en el Hospital Pirovano.
Nunca se encontró el arma y por el comentario de los integrantes del stud, varias prostitutas fueron detenidas  y al no hallar pruebas quedaron en libertad”.  

Hasta allí la historia  que  fue transitando por varias generaciones de mi familia y  a la que creí un cuento chino, según me dijeron, los descendientes de Ramón, ocultaron el puñal durante generaciones, hasta que al fin se perdió su rastro.
Hace unas semanas al vaciar la casona de los abuelos, que iba a ser derruida, la  historia renació.
En el fondo de un baúl apolillado por la humedad y los años,  encontré una caja con un puñal corto, en el brillo de la hoja pude ver mis ojos asombrados, mientras mis manos acariciaban los círculos labrados del mango de plata.



24 comentarios:

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

Nada queda oculto para siempre, las cosas por si solas salen a la luz.

Un abrazo.

AdolfO ReltiH dijo...

TÚ SÍ QUÉ SABES CREAR HISTORIA INTERESANTES!!!!!!!! GRACIAS POR COMPARTIRLAS.
UN ABRAZOOOOOO

lichazul dijo...

secretos de familia siempre terminan por develarse y salpica el presente como si fuera un karma ineludible

besitos

Rafael dijo...

Bonita historia que rescatas.
Un abrazo.

Pluma Roja dijo...

En las familias suele haber historias interesantes como esta que relatas.

Me gustó bastante María Rosa.

Unknown dijo...

ESPECTACULAR María Rosa ! está tan bien narrado, mantiene la atención y lleva tu sello. Me encantó.
Los celos enceguecen, bien podría ser cierto.
El final , abierto, es maravilloso. Dejas al lector pensando.
Bueno ... cada uno tejerá su propio final.¡BUENISIMO !...
Te dejo mi admiración y besos asombrados.
¡Feliz tarde -noche !

TIGUAZ dijo...

Gracias por este regalo, Rosa, los puñales siempre resucitan aunque el tiempo pretenda ocultarlos. Desde tu otra casa,Galicia mi cariño y admiración.

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Impresionante historia.
Por lo menos no le pasó nada a la prostituta.

Mª Jesús Muñoz dijo...

Maria Rosa, impresionante la historia,así como el silencio y protección de Ramón...Ese puñal guarda el misterio de una muerte y quizá de una historia de amor, que después comenzó...La vida todo lo pone en su lugar y ese puñal sigue hablando en el tiempo a todos.
Mi felicitación y mi abrazo grande por tu buen hacer, amiga.
M.Jesús

roberto dijo...

María Rosa. Cuantas historias jamás contadas se perdieron en el baúl de los recuerdos, gracias por abrir el tuyo y contar esta maravillosa historia.
Abrazos.

Joaquín Galán dijo...

Hay leyendas que por su permanencia en el tiempo terminan por ser reales.Precioso relato de amor y muerte.

Un abrazo

omar enletrasarte dijo...

me la creo, si creo que sucedió
(es muy real)
saludos

María Socorro Luis dijo...

Una historia muy posible narrada con tu naturalidad de siempre.

Buenas noches

Anónimo dijo...

Una historia con el típico sabor de las cosas ciertas,....Con vertientes creíbles y un final impecable de justicia por mano propia.Que fuerte el amor del hombre, y que duro debió ser soportarlo. Un ejemplo de hombría y sensibilidad.
Juan Angel Petta

José A. García dijo...

Una historia que sin dudas, Borges aprobaría, sin dudas la contaría de otra forma, con más arrabal y un camino más tortuoso hasta el crimen, pero, aún así, perfecta para su estilo.

Saludos

J.

lichazul dijo...

gracias Mariarosa por tu palabra en mi rincón
besitos y bella jornada

Karima dijo...

El hecho de hallar fortuitamente la pieza a convicción te ha convertido en depositaria de una historia familiar que me ha impresionado. La realidad siempre supera la ficción.
Muy bien relatado, María Rosa.
Un abrazo.

cachos de vida dijo...

Como todos los tuyos, apasionante relato.
Feliz fin de semana.
Un abrazo.

Charlie El Balsero dijo...

wow, un muy buen secreto de familia.
Y sobre todo muy bien contado a tu estilo magistral.

besos
carlos

Ernesto. dijo...

Entretenidas historias María Rosa. Bien contadas, creíbles... Y por qué no... "¡Ciertas en mil ocasiones...!"

Un gran abrazo.

Lapislazuli dijo...

Menos mal que prescribió la causa
Muy bueno
Abrazos

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

Cuánto puede una historia que se convierte en leyenda, pero que al fin encuentra el camino de la verdad. Un abrazo. Carlos

Mercedes Pajarón dijo...

Echaba de menos tus letras más mágicas e inquietantes...!

No prometo nada, pero voy a intentar mantenerme en la blogosfera... porque vale la pena.

Un abrazo y mil gracias por haber visitado mi hasta ahora desértico blog.

Charlie El Balsero dijo...

mariarosa, ya te aclaré lo que quise decir en mi relato, pasa y lee cuando tengas tiempo.

gracias
abrazos
carlos

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