lunes

Ajedrez.



El principio de la primavera  descargaba  viento y lluvia en la ciudad,   desvestía las plantas del jardín y  obligaba a encerrarnos  buscando  algo que hacer y de puro aburrida,  comencé  por ordenar los estantes  del viejo mueble del comedor.  Encontré  fotos, revistas  y en una caja  de madera: el tablero de ajedrez.  Las piezas seguían tan bellas como lo eran en mi niñez. De madera lustrada, roble claro, roble oscuro,  las fui acomodando.  Los peones adelante, y luego  surgió la duda ¿el caballo va al lado de la torre o de la reina? Cerré los ojos tratando de evocar  y tu voz  me llegó clara; “el caballo va al lado de la torre”.  
Tus enseñanzas, querido viejo, quedaron en mi memoria.  Volví al tablero, las blancas primero, adelanté un peón. Conjeturé cuál hubiera sido tu jugada y abrí tu juego, continúe mis avances imaginarios. Saqué el  caballo de mi izquierda y tu alfil pareció salir solo a mi encuentro, solitario y amenazante.   Hasta me pareció escuchar tu voz; “Jaqué” yo misma me había derrotado.
Como te habrías reído, cometía siempre el mismo error, dejaba el camino libre para que tu alfil me sorprendiera.
Es así papá –dije— siempre  voy a ser  una mala jugadora de ajedrez.


20 comentarios:

Trini Reina dijo...

Al menos lo intentaste. Lo intentas con su recuerdo.

Yo me quedo en blanco ante el tablero:(

Saludos

Tot Barcelona dijo...

La vida es una partida de ajedrez. Hay que prepararse siempre para la jugada siguiente.
Salut

Patricia dijo...

Lo que recuerdas es ese maravilloso momento junto a tu padre. Si aprendieras a jugar ya no seria igual el recuerdo.
Muy tierno!!!
Cariños.....

Joaquín Galán dijo...

Bellos recuerdos María Rosa,de una gran ternura.Los objetos se encargan de traernos el recuerdo vivo de quienes un día amamos.

Abrazos.

lichazul dijo...

hermoso relato , evocador y nostálgico, que destila emoción

abrazos y buena semana

Rafael dijo...

El ajedrez siempre tiene hermosos recuerdos, (al menos en mi caso...)
Un abrazo.

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

Bella nostalgia, con la excusa del juego de ajedrez. UN abrazo. Carlos

El Gaucho Santillán dijo...

Mi padre fue campeón argentino de ajedrez.

Yo también, pero juvenil.

Si habremos discutido sobre la variante "Najdorf".

El ya se fue.

Y yo no tengo con quien discutir.

Un abrazo.

Pluma Roja dijo...

Lindo y breve relato lleno de remembranzas. Me gustó bastante.

Un saludo cordial María Rosa.

TORO SALVAJE dijo...

Me ha encantado.
Yo juego a diario un montón de partidas on line.
Y cada vez me gusta más.

Gracias por compartir ese trozo de tu vida.

Besos.

Anónimo dijo...

Tiernos recuerdos María Rosa.
Es un juego de paciencia, destreza y mucha concentración, al igual que el juego de la vida, y unas veces ganamos y otras perdemos, ameno y bello este pequeño relato.
Una buena semana y un abrazo.
Ambar.

Diana de Méridor dijo...

Pero una buena escritora. No se puede tener todo, madame!

Feliz día

Bisous

cachos de vida dijo...

Evocador y tierno relato.
Un beso.

omar enletrasarte dijo...

ingeniosos versos, me gustaron
saludos

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

Con mi padre me sucedía lo mismo, ese alfil en complicidad con la dama siempre me hacían el "mate pastor"...

Aún conservo aquel tablero sobre mi escritorio, juego de vez en cuando.

Un abrazo.

CHARO dijo...

Nunca me gustó el ajedrez......a decir verdad no me gustan ningún juego de mesa......tu escrito sí que me ha gustado.Besicos

María Socorro Luis dijo...

Bellísima y entrañable vivencia. Estoy segura que desde su mundo nos siguen amando y ayudando.

Un largobeso.

Mirella S. dijo...

Tu relato desprende toda la emoción que evocaron esas partidas lejanas y, aunque no sepa de ajedrez, seguí los movimientos como si los viera.
Un micro muy emotivo, Mariarosa.
Besos.

MAJECARMU dijo...

Preciosa partida de ajedrez la que juega el presente sentimental con el recuerdo aún presente...Me ha encantado ese diálogo vivo y directo, amiga...
Mi felicitación y mi abrazo inmenso por la intensidad y maestría del relato.
Feliz semana,María Rosa.
M.Jesús

TIGUAZ dijo...

La palabra bonita, "Jaque", lo de mate ya no me gusta aunque tengo que admitir es una forma de seguir viviendo en esta vida. Un buen relato, Rosa, como siempre es un placer leerte, recibe mi cariño sincero.

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