viernes

Misterio en la Parroquia.

Interior del Templo Nuestra Señora del Pilar. Ciudad de Pilar. Argentina. Tiene casi doscientos años y el me inspiró esta historia.







La sacristana se hizo a un lado  para dejarme pasar. Ella quedó en la puerta  un instante y se retiró. Entré solo.  El sol cruzaba a sus anchas por los vitro con imágenes de la Anunciación, me sentí embargado por una sensación mística, inexplicable, hacía años que no entraba en una iglesia.
Me habían llamado del obispado, les preocupaban  las paredes  rajadas que no sólo le quitaban belleza al templo, temían  un desmoronamiento.
El inconveniente era que no había planos. El edificio  se había construido entre 1820 y 1830. A mediados del siglo pasado los planos,  incluidas  sus escrituras habían desaparecidos y  la Municipalidad no guardaba registro de ellos.
Caminaba girando mi cabeza de una pared a otra cuando una voz  me sorprendió:
—No se le ocurrirá tirar abajo el templo ¿verdad?
Un sacerdote franciscano de hábito  marrón que le llegaba hasta el piso me miraba muy serio.
—No. Busco la forma de entender cómo con semejantes columnas  se han producido  grietas.
No dijo una  palabra más y no se separo de mi lado.
Luego de recorrer el templo, le comenté:
—Los planos perdidos, ¿no los habrán entregado en resguardo  a  alguna familia que colaboró  con la construcción?
—No, lo planos están acá.
—El párroco me ha dicho que se han perdido…
—Sígame.
Su seguridad me desconcertó. Lo seguí. El párroco  había dicho una cosa  y este curita aseguraba lo contrario. Al llegar al altar principal, giró a la nave de la derecha, la imagen de Jesús crucificado presidia el pequeño altar, detrás, un terciopelo azul cubría la pared. Lo levantó y sacando una llave del bolsillo de  su sotana,  abrió una pesada puerta de madera. Entramos a una habitación oscura, encendió una lámpara de aceite  que pendía de la pared y avanzó hasta un mueble, lo abrió y extrajo unas carpetas  y varios rollos de papel. Eran los planos. Me los entregó y me dijo:
—Fíjese bien lo que va a hacer, el templo es muy antiguo, pero es sólido.
Observé los detalles y la fecha; eran los planos del templo.
—Gracias padre… ¿Cómo se llama?
—Luis Barcos.
Salimos, volvió a cerrar y a guardar la llave. Me aleje con mi carga rumbo a la sacristía y él quedó allí, frente al altar, me volví y me saludo con un gesto y una sonrisa.

La cara del párroco era de un asombro tal, que no lograba omitir palabra. Observaba con atención cada carpeta, cada  plano,  hasta que al fin preguntó:
—¿Dónde halló este tesoro?
Le expliqué lo sucedido con voz entrecortada, yo también estaba sorprendido.
—Esa puerta hace años que no se puede abrir -me dijo- después de la inundación del año treinta quedó trabada y jamás lograron hacerla ceder. ¿Quién fue el sacerdote que abrió la puerta?
—Me dijo  que se llamaba Luis Barcos.
El párroco se puso blanco.
—¿Es una broma? —preguntó.
—No,  ese fue el nombre que me dio.
Me tomo del brazo, me llevó a la entrada y me hizo leer en voz alta,  lo que con letras doradas decía sobre el mármol blanco del atrio.
“Aquí yace Luis Barcos, primer párroco de la Iglesia María Inmaculada”.




26 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya historia sorprendente.
Hay quien cree hay quien no, pero lo que ha sucedido, sucede o puede suceder en este plano o en otros, nadie lo sabe.
Me ha gustado tu historia.
Un abrazo.
Ambar.

cachos de vida dijo...

Inesperado y emocionante final. Una iglesia es un buen lugar para misterios y sorpresas.
Te deseo un bonito y feliz fin de semana.
Un abrazo.

FIBO dijo...

Soy catíco practicante y me has puesto los pelos de puntas con este relato.
Muy bién relatado y escrito como es habitual en tí.

Mis felicitaciones.

Un besote.

MAJECARMU dijo...

María Rosa,me ha encantado la historia,porque la hiciste tan real,que me la he creído y he disfrutado mucho viendo las escenas.El arquitecto en medio del mundo material y el mundo espiritual...Realmente a veces ocurren estas cosas,la llave viene del cielo para abrir puertas y almas..
Mi gratitud por tu cercanía y la magia de tus letras,que nos nutren la imaginación y el espíritu,amiga.
Mi abrazo inmenso y feliz fin de semana,compañera y amiga.
M.Jesús

josef dijo...

Excelente historia de milagrosos misterios.

Te felicito!

Un abrazo.

Felicidad Batista dijo...

María Rosa, hemos estado en la iglesia que edificas en tu relato y visto con nitidez las grietas del tiempo ha abierto en sus columnas. Entre la luz tornasolada que se cuela por los vitrales. Bajo el halo misterioso de los fantasmas que la habitan.
Un relato que nos seduce y nos introduce en el arte del misterio.
Felicitaciones, amiga.
Un abrazo

lichazul dijo...

muy buen trabajo narrativo Mariarosa, misterio y coincidencias
alcances de nombres o herencias de ellos
felicitaciones!!!

hermosa foto también
pasa un precioso fin de semana

Anónimo dijo...

Un relato realmente atrapante!
Un placer leerte.
Te dejo un fuerte abrazo, buen fin de semana.

Lapislazuli dijo...

Excelente imaginación, que final!!!}Un abrazo

Bertha dijo...

Por lo menos descasara en paz ya que ha entregado los planos para la restauración del templo.

Muy interesante esta historia.

Un abrazo Mº Rosa.

Anónimo dijo...

ME IMAGINO LA CARA DEL ARQUITECTO.
BESOS

TORO SALVAJE dijo...

Igual estaba sólo medio muerto...

Besos.

Anónimo dijo...

Dijo Ambar,..."vaya historia sorprendente..." Nada más acertado que el comentario de tu prestigiosa amiga de las letras. Verdaderamente sorprendente el giro de la historia.No solo por lo inesperado, sino porque emociona, y obliga a aceptar con mucha conformidad el final.A veces me ilusiono al pensar que lo que expresa la escritura, es el reflejo de los sentimientos. Estoy orgullosos de tu amistad. Saludos.ELCRUZADO

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

Hola, Maria Rosa:

Hay personas que aunque mueran nunca se van del lugar en el cual fueron felices, tal cual el primer párroco de esa iglesia.

Un abrazo.

Maria dijo...

Es bonito: seguía cuidando del lugar que amaba.

Besos

Marinela dijo...

Siempre te leo y cada vez me sorprendes.
Mariarosa,gracias por tus cuentos, son un regalo.

Un beso.

Belén Rodríguez dijo...

MOraleja: un milagro puede suceder en cualquier momento.
Y qué lugar puede ser más indicado para ello que el interior de una iglesia.
Magnífica historia.
Un besito.

lichazul dijo...

ten una semana maravillosa Mariarosa
mil gracias por tu huella
abrazoooo
:D

Tatiana Aguilera dijo...

Uyyy, un relato que nos coloca los cabellos de punta, con tan extraño desenlace. Los templos, las iglesias en general, siempre han provocado misterio y secretos por resolver.
Besos María Rosa.

La Gata Coqueta dijo...



Te envío en alas de las nubes la brisa y la esencia de esta mañana, que nos envuelve sus hojas con surcos de melodías, para endulzar las razones del pensamiento.

Un abrazo breve pero sentido.

Atte.
María Del Carmen



El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Que buena historia, me recuerda algo de La Dimension Desconocida. Un aporte a las historias de fantasmas benevolos. No veo la razón de que este relato ponga los pelos de punta.

Netomancia dijo...

Uno de fantasmas, con lo que me gustan! Muy bueno doña Mariarosa!!!

PEPE LASALA dijo...

Un gran misterio María Rosa, la verdad es que me ha encantado la historia. Un fuerte abrazo desde el blog de la Tertulia Cofrade Cruz Arbórea.
http://tertuliacofradecruzarborea.blogspot.com/

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

Buen enclave la iglesia, para un cuento de esta factura, donde vuelves a retomar esos finales que sorprenden. UN abrazo y mi admiración. Carlos

La Dame Masquée dijo...

Vaya, madame, pues se ve que no siempre yacía, no. A veces parecía inquietantemente activo!

Buenas noches

Bisous

Soñadora dijo...

Me corrieron escalofríos, muy bien narrado!

Besitos,

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