martes

La vieja.

 

Pintura de Jorge Frasca, pintor Argentino, autodidacta.

 

 

La llamaban “La vieja” en el barrio, en realidad se llamó Juana Falcón de Sanguineti, se contaban extrañas historias de su paso por la vida, decían que fue curandera, vidente y tarotista. Según los muy mayores, solo ellos la recordaban, fue como esas leyendas populares que se van agrandando con el decir de la gente y el tiempo.

“La vieja” había sido dueña de ciertos poderes; como volar y aparecer en diferentes lugares a la vez, los vecinos lo contaban entre risas, en realidad muy pocos creían en esas  supersticiones  que suelen crecer con la ignorancia.

Algunos juraban haber visto a una mujer  con un vestido blanco, flotar y moverse en el interior de la casa que había pertenecido a doña Juana..

Al parecer, la mujer no tenía familia, así que nadie se hizo cargo de la vivienda que se fue transformando en un icono del barrio donde los únicos habitantes eran los gatos  que por las noches solían maullar a coro, dando al lugar un tétrico ambiente que obligaba a los caminantes  a cambiar de calle.

Cuentan que una joven del barrio, tratando de demostrar a sus amigas su valentía, decidió entrar  y ver que había dentro de la casa. Tontería de adolescente fanfarrona que intentaba hacer ver que era dueña de un valor inexistente en la realidad.

Entró por una ventana de atrás que se abrió apenas la empujó y dejo oír un chirrido a oxido que la estremeció. Pensó en irse, pero sabía que sus amigas estarían esperando que llevara algo del interior, sería la prueba de que había entrado.

Todo era abandono en las habitaciones, según contó tiempo después, sólo encontró; telarañas y gatos frotándose  contra sus piernas temblorosas, se respiraba olor a tierra, a humedad y abandono. Recorrió cada rincón y  nada descubrió que llamara su atención… de pronto algo flotó en el aire y se reflejó en un manchado espejo que colgaba de la pared, era algo blanco, largo que se movía. ¡Un fantasma! Gritó asustadísima, corrió a la ventana por la que había entrado.

Dijeron sus amigas que llegó pálida como la leche, jadeando y con las medias y zapatillas mojadas, se había orinado de miedo. Lo que descubrieron las amigas que espiaban por las rendijas de la rota puerta, era en realidad, que una cortina se había roto al abrir la ventana y que una corriente de aire la había embolsado y levantado en el aire, su valentía fue aceptada entre risas y burlas por las amigas.

Regresó a su casa descalza, con  medias y zapatillas en la mano, la cabeza gacha y jurándose no volver a hacer chiquilinadas.

 


 


16 comentarios:

Alfred dijo...

Buen susto se llevó, que harán desaparecer otras posibles chiquilladas futuras.
Abrazo.

Susana Moreno dijo...

Al menos ella entró. Un beso

Rafael dijo...

Pero se atrevió a pesar del susto.
Un abrazo.

Cabrónidas dijo...

Necesitamos personas valientes para desentrañar ciertos misterios.

Meulen dijo...

Me imagino en una casona así, igual se quiere harto coraje para entrometerse por demostrar algo, que después será una buena anécdota.
Un abrazo.

Ester dijo...

Un susto casi lógico, pero un valor mayor que el de sus amigas. Un abrazo

Campirela_ dijo...

Historias con su intriga y misterio.
Nunca hay que hacerse el valiente, nos puede costar cara la broma.
Un beso, feliz noche.

Citu dijo...

Me gusto mucho el relato. Imprimiste misterio y suspendo en él. Te mando un beso.

FIBO dijo...

En cada pueblo hay una casa maldita o embrujada, donde niños nos acercabamos de dia, de noche bien lejos...historias de padres,y abuelos, para que nos alejemos de esas viviendas en mal estado.
Bonita historia que me ha hecho recordar una que había en mi calle y de noche dábamos la vuelta para no pasar por ella.
Un saludo

Mª Jesús Muñoz dijo...

La valentía es muy relativa, los más valientes sienten miedo, unos lo superan y otros no...La joven recibió una buena lección...No nos conocemos, la mente nos traiciona cuando menos esperamos y las ideas de temor o misterio se hacen dueñas de cada momento...Buena historia, María Rosa.
(espero que esta vez no salga como anónimo)
Mi abrazo entrañable. M.Jesús Muñoz

El Sentir del Poeta dijo...

Querida amiga, acepto la valentía, pero no la tontearía de querer probar que eres valiente.
Yo creía que era valiente, pero cuando me robaron y me pusieron un arma en la cabeza, me paralice, me quede sin habla hasta varios minutos que se fueron.
No soy valiente
BELLO RELATO!!!
Cariños y besos mi querida mariarosa, que tengas un bello día

Juan L. Trujillo dijo...

No soy capaz de entrar ahí, ni siquiera para poder escribir un cuento tan absorbente como el tuyo.
Me ha gustado mucho.
Besos.

Hada de las Rosas dijo...

Me gustan las historias de casas embrujadas, flor de julepe se llevo la niña jeje estaba sugestionada y de repente la cortina sale flotando... uy uy uy... a volar!!!

Buena historia, me gusto mucho. Te mando un beso y un abrazo,
que pases un agradable fin de semana.

Soñadora dijo...

Que buen susto que se llevó la pobre! Me trajiste recuerdos de barrio, donde nunca falta una casa abandonada que uno llene de historias y fantasias de lo que podría pasar ahí.
Abrazo

Ernesto. dijo...

Excelente relato, como siempre. Y ese punto de misterio hastael final.
Muy bien desarrollado!
Abrazo Mariarosa.

José A. García dijo...

En mi barrio hay varias casas vacías, casi abandonadas, que esperan que se resuelva algún tema de herencia o cosa similar para tirarlas abajo y construir pequeñas y horrendas torres de departamentos monoambientales. ¿Qué fantasma aceptaría vivir en un monoambiente?

Saludos,
J.

Con el último aliento.

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